
Revista Cognosis. Revista de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación ISSN 2588-0578
EDUCACIÓN EN LÍNEA EN LA UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ
Vol. V. Año 2020. Número 1, Enero-Marzo
sistema de centros educativos, a distancia y en red, así como nuevos
escenarios, instrumentos y métodos para los procesos educativos.
Por muchas razones básicas, hay que replantearse profundamente la
organización de las actividades educativas, mediante un nuevo sistema
educativo en el entorno virtual.
Basándonos en este concepto, observaremos que existe un cierto acuerdo para
establecer tres grandes bloques de teorías o, por lo menos, de intentos de
teorizar la base de la educación a distancia (Keegan, 1996). Teorías basadas en
la autonomía y la independencia del estudiante (Delling, Wedemeyer y Moore).
Teoría basada en el proceso de industrialización de la educación (Peters).
Teorías basadas en la interacción y la comunicación (Baath, Holmberg, Sewart
y otros).
Sin embargo, nos acojamos a la teoría que nos acojamos, siempre aparecerán
unos elementos en juego comunes en todos los casos. El primero de éstos es el
objeto de cualquier sistema educativo: el estudiante.
El análisis de sus necesidades y de sus características específicas (edad, nivel
educativo previo, estatus social, disponibilidad de tiempo para el estudio, etc.)
se convierten en elementos absolutamente condicionantes que, en caso de no
tenerlos en cuenta, impiden definir cualquier modelo de educación a distancia
mediado por alguna tecnología. De hecho, hay quien objetaría que esto podría
aplicarse a la educación en general, y así es. Sin embargo, así como en la
formación presencial o convencional (Tait y Mills, 1999), por regla general, nos
dirigimos a un grupo, sea éste homogéneo o no, cuando entramos en contextos
de educación a distancia el individuo ha sido analizado de forma segregada con
respecto a su grupo de origen, si lo hay.
Un segundo elemento es el docente. Es fundamental el papel que el profesor
desarrolla en la relación con el estudiante. En realidad, existe un hecho muy
interesante en las teorías más comúnmente analizadas: todas hablan de
"diálogo", o de un concepto equivalente, como un modelo de educación a
distancia. El concepto "diálogo" nos aporta elementos muy enriquecedores en
ciertos casos, pero también hay ocasiones en que no nos aporta prácticamente
nada. Sólo Peters, que además mantiene que no intenta elaborar una teoría de
la educación a distancia (Peters, 1989), no lo utiliza.
El tercer elemento son los recursos que se ponen a disposición de los
estudiantes para el aprendizaje. Y ahí es donde aparece otro de los conceptos
básicos: la interacción. Hablemos de modelos basados en la autonomía o de
modelos basados en la comunicación, en ambos casos observamos que la
interacción es considerada un efecto positivo.
Se han analizado las diferentes tipologías de interacción más habituales en las
relaciones que se establecen en los modelos de educación a distancia,
llegándose a plantear modelos transaccionales (Moore, 1989), pero siempre se
ha realizado este análisis en un contexto donde la comunicación entre