
María P. Rivadeneira Barreiro, Boris I. Hernández Velásquez, Carlos A. Montes Rodríguez, María E. López Zamora
Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación. Universidad Técnica de Manabí. ECUADOR.
La aplicación de la educación abierta tiene dos vías: una de ellas, los recursos
educativos abiertos; la otra, las prácticas educativas abiertas. Se entiende por
recursos educativos abiertos a todo material, herramienta o técnica que tiene
un acceso sin restricciones a la información, como los artículos científicos, los
softwares de licencia libre, libros y demás. De hecho, se podría mencionar
algunos recursos educativos abiertos como EPALE, Serendipity, Eduteka,
CEDUCAR, OERT, entre otras, aplicados con enfoque a la enseñanza de alguna
rama de la ciencia y propiamente de la investigación, (Rico, 2016; Stracke,
2017).
Las prácticas educativas podrían ser definidas como un proceso metodológico
que engloba fases como: la enseñanza, la verificación de conocimientos
adquiridos, la planificación y la didáctica. Todo este proceso de manera libre,
en cooperación con demás adaptaciones (Chiappe, 2018; Zuñiga, 2019).
En esencia, la enseñanza abierta es un proceso de intercambio de saberes entre
el docente al estudiante, a gran escala, desde cualquier parte del mundo, por
medio de herramientas informáticas, en intervalos de tiempo que se dan de
manera asincrónica y sincrónica, (Farrow, 2017).
Competencias investigativas del docente universitario
El desarrollo de competencias investigativas es obligatorio en las IES. La
demanda educativa ha provocado que las universidades trabajen en procesos
de investigación vinculados a la sociedad. Es importante destacar que la teoría
busca comprender la realidad de lo que los investigadores quieren estudiar, por
lo que un marco teórico bien estructurado es imprescindible.
Otro de los aspectos a considerar dentro de las competencias investigativas de
los docentes es el de determinar un marco conceptual donde se clarifiquen
conceptos relacionados al desarrollo profesional en un área específica, la
relación entre lo que demanda la sociedad y el proceso pedagógico universitario,
así como los lineamientos de la investigación. También deben quedar claros
conceptos asociados a la competencia investigativa del docente, esto es, el perfil
de competencias del docente investigador y la influencia de esta competencia en
la calidad de las investigaciones (Reiban Barrera, 2018).
“En los últimos años, uno de los medios utilizados para apoyar los programas
orientados a mejorar la equidad y el acceso a la educación superior ha estado
fundamentados en el uso más intensivo de las tecnologías de la información y
la comunicación (TIC)” (Camacho, 2014, p. 63). El problema radica en que el
incremento de ambientes virtuales y tecnológicos en la Educación Superior no
corresponde al nivel de competencias investigativas de sus docentes, por lo que
la enseñanza en tiempo real y asincrónico no son muy bien aprovechados por
sus participantes. Al momento las competencias investigativas del profesor
universitario yacen sobre estudios descriptivos-exploratorios, los mismos que
revelan discrepancias entre autores. Esto lleva a pensar que falta mucho por
explorar con respecto a este tema que interesa a diferentes áreas del
conocimiento.