La aplicación de test de Toulouse fue el instrumento base, para la recopilación
de datos que nos permitiría conocer el rango de edad de los adolescentes, y el
nivel de atención-concentración de los estudiantes.
Bases conceptuales
La atención, según William James (1890) afirmaba:
“Todo el mundo sabe lo que es la atención. Es tomar posesión de la mente, de
una forma clara y vívida, de uno de los que parecen ser diferentes objetos o
líneas de pensamiento que suceden de forma simultánea. Su esencia son la
localización y la concentración de la conciencia. Implica dejar de lado algunas
cosas para poder tratar de forma efectiva otras”. (pp. 403-404)
Entendemos que la atención tiene que ver con el sujeto entrando en contacto de
manera persistente, ya sea visual, auditivo, táctil, cerebral, etc. Con algo en
concreto o particular, como la cotidianidad estudiantil, enfocada en lo que
expone el docente, o la atención más amplia o genérica, que conlleva a estar
alerta de lo que sucede en su contexto.
El estudiante en particular, suele tener una atención selectiva, de manera
coloquial se puede decir, que presta atención unas cosas y no otras, en unos
momentos y no en otros, o en más o menos tiempo, etc. Puesto que resulta
difícil atender a todo, es normal se seleccione que atender y varía de persona en
persona.
Las investigaciones han mostrado las diferentes capacidades de los distintos
sujetos para atender de una u otra forma, y, si hacemos un estudio
longitudinal -a lo largo de un período de vida de una persona- en
situaciones similares, podremos llegar a decir que tal persona suele estar más
atenta a los diferentes elementos, mientras que otra suele concentrarse
en algunos aspectos concretos, es decir, que en el primer caso
hablaríamos de que es atento o concentrado (Nideffer, 1976)
La concentración por en cambio es una capacidad de mantener la atención en
una actividad por mucho más tiempo sin distracción por estímulos internos o
externos, partiendo de la hipótesis de que estos estímulos pueden reflejarse en
el ámbito estudiantil, los externos pueden contemplarse mediante la armonía
que exista en el curso. Los otros estímulos, los internos, hacen referencia a ese
auto-diálogo que son en su mayor parte negativos: "lo mal que me van a salir
las cosas", "los problemas existenciales de la adolescencia", "la sensación de
quedar en vergüenza al frente de sus compañeros", " lo rápido que late mi
corazón", etc. Mientras más sentidos se utilicen en la actividad realizada, mayor
es la concentración. (Eric Peper, 1991) expresa: “La concentración es una
destreza aprendida, de reaccionar pasivamente o de no distraerse ante
estímulos irrelevantes. La concentración también significa el estar totalmente
aquí y en el ahora, en el presente” (pp. 397 - 412). De esta forma queda
acentuado que la concentración es una habilidad de focalización sin que exista
disociación por estímulos externos, sin concentración es prácticamente