
Jonathan Fabricio Quiroz Moreira, Luis Alberto García Salmon
Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación. Universidad Técnica de Manabí. ECUADOR.
adaptaciones curriculares propuestas por los organismos de control, a tal
punto que aconsejan mantenerse en constante formación, para dinamizar las
prácticas deportivas y proponer estructuras de aprendizaje concretas.
Es claro que el deporte es fundamental en el desarrollo del ser humano y por lo
tanto su inclusión en la malla curricular es fundamental pues no solo se
fomenta el desarrollo motriz de los alumnos sino también la adquisición de
valores; a través de la práctica deportiva los estudiantes adquieren actitudes
positivas, mejora su calidad de vida, relaciones sociales y familiares también.
Cabe destacar que la práctica de todo tipo de deporte puede estar configurada
para la ejecución de ejercicios y/o movimientos que fortalezcan todo el cuerpo o
partes de él, sin necesidad de aplicar fundamentos teóricos y prácticos, pero
también puede desarrollarse como disciplina a través de la práctica sustentada
bajo criterios pedagógicos y didácticos que permitan obtener resultados
tangibles y medibles que tributen al desarrollo motriz del individuo con ejes
transversales. El incorporar una disciplina deportiva en la clase de Educación
Física es actualmente un reto para los centros educativos y espacialmente
para los profesores, quienes enfrentan el desafío de determinar cuál es la que
permite a sus alumnos adquirir ciertas competencias académicas y que,
además, sean aceptados por la comunidad educativa. Otro aspecto importante
dentro de este debate es la formación de su profesorado en las técnicas
necesarias para impartir la disciplina deportiva incorporada.
El plan curricular del Ministerio de Educación establece cuatro bloques
principales, entre uno de ellos ubica a la práctica deportiva como un espacio
que “se centra en agrupar destrezas con criterio de desempeño a través de la
ejecución de actividades deportivas orientadas a desarrollar técnicas y tácticas,
fomentar valores y principios en el conjunto académico” (Ministerio de
Educación, 2014, p.12). Aunque son varios los deportes que promueven el
desarrollo motriz y cooperativo de los alumnos, el balonmano se convierte en
una de las disciplinas deportivas que puede integrarse en la formación integral
de los estudiantes. Al respecto, Arnidol (2018) sostiene que entre los beneficios
de su práctica en las escuelas está el desarrollo de la coordinación, motricidad,
fortalece la musculatura, mejora la flexibilidad, aumenta la resistencia y
también promueve la generosidad, la solidaridad y la empatía al utilizar tácticas
que contribuye en la resolución de problemas, mejorando la concentración.
La masificación, integración y práctica del balonmano, en espacios públicos de
recreación y en los sistemas educativos, ha sido paulatina en varios países, es
así que Marín (2009) plantea como resultado de su investigación el desarrollo
de habilidades tácticas por parte del estudiantado, las cuales son aplicadas en
la resolución de problemas y situaciones reales. Según Gómez (2015) el
balonmano tiene una infinidad de acciones del juego, que son propias de las
habilidades motrices básicas y genéricas de los estudiantes, permitiendo
fomentar mecanismos cognitivos, con la clara convicción que deben ir de la
mano con estructuras pedagógicas para lograr un aprendizaje integral en los
alumnos. Otro aspecto que incentiva la integración de la disciplina deportiva