Vol. VII. Año 2022. Número 3, julio-septiembre
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Exploración del perfil axiológico y formación profesional en estudiantes
universitarios
AUTORES: Irma Eugenia García-López
1
Felipe Abundis de León
2
DIRECCIÓN PARA CORRESPONDENCIA: galiuaemex@gmail.com
Fecha de recepción:
11
-
05
-
2022
Fecha de aceptación:
30
-
07
-
2022
RESUMEN
Este artículo expone la relación entre la formación profesional y el desarrollo
humano, a través del estudio de dos comunidades universitarias que exploran
el perfil axiológico del alumno para reflexionar sobre las posibles implicaciones
en la consolidación de instituciones y estructuras sociales en profesionistas.
Para ello, mediante un muestreo por conveniencia del Estudios de valores
propuesto por Allport, Vernon, y Lindzey (2001) se aplicó con fines expositivos,
no representativos, para identificar las escalas de valores de los alumnos y
comparar qué guía su actuar, fruto de la formación. Resultado importante fue
la similitud de los perfiles axiológicos de ambos casos salvo mínimas
diferencias; presentaron una jerarquía axiológica similar a pesar de estar en
contextos diferentes. Asimismo, llamó la atención el bajo nivel del valor religioso
en las dos comunidades.
PALABRAS CLAVE: formación profesional; sistema de valores; ética;
institucionalización.
Exploration of the axiological profile and professional training in
university students
ABSTRACT
This chapter exposes the relationship between professional training and human
development, through the study of two university communities that explore the
axiological profile of the student to reflect on the possible implications in the
consolidation of institutions and social structures in professionals. For this, the
convenience sampling of the Values Studies proposed by Allport, Vernon, and
Lindzey (2001) was applied for expository, non-representative purposes to
1
Licenciatura en Química, Maestría en Administración Pública, Doctorado en Educación y Postdoctorado en
Investigación Educativa. Profesora-Investigadora de tiempo completo. Universidad Autónoma del Estado de México.
México. E-mail: galiuaemex@gmail.com ORCID https://orcid.org/0000-0003-0935-2275
2
Licenciatura en Pedagogía, Maestría en Ciencias con especialidad en Educación, Doctorado en Filosofía con
acentuación en Estudios de la Educación. Catedrático en la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Autónoma de
Nuevo León. México. E-mail: felipeabundis@hotmail.com ORCID https://orcid.org/0000-0001-9504-3596
Irma Eugenia García-López, Felipe Abundis de León
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Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación. Universidad Técnica de Manabí. ECUADOR.
identify the students' value scales and compare what guides their actions as a
result of the training. An important result was the similarity of the axiological
profiles of both cases except for minor differences; presented a similar
axiological hierarchy despite being in different contexts. Likewise, the low level
of religious value in the two communities drew attention.
KEYWORDS: vocational training; values system; ethics; institutionalization.
INTRODUCCIÓN
Para llevar a cabo el presente estudio colaboraron dos profesores, uno de la
Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) y otro de la Universidad
Autónoma de Nuevo León (UANL), dados a la tarea de analizar el perfil
axiológico de estudiantes universitarios y reflexionar sobre las implicaciones en
el desarrollo humano. Para el logro del propósito enunciado, se eligió el
instrumento de (Allport, Vernon, y Lindzey, 2001) Estudio de valores, se
procedió a aplicarlo a los estudiantes asignados, logrando recabar información
de ochenta individuos (N=80), distribuidos en cuarenta y tres (43) casos en la
UAEMéx y el restante (37) en la UANL en los meses de marzo-abril 2020; los
detalles metodológicos serán expuest[Consultado el 27 de mayo del 2021]os en la
sección correspondiente.
La UAEMéx es por definición la institución pública de nivel superior más
importante del Estado de México; esta entidad federativa tiene ciertas
particularidades, como ser la entidad más densamente poblada del territorio
mexicano, y la que más contribuye al Producto Interno Bruto (PIB), además de
su riqueza cultural y expresiones sociales únicas. Se estima que la población
del Estado de México es de 16.9 millones de habitantes (INEGI, 2020). La
UAEMéx, como muchas universidades públicas estatales, en su régimen
interno se divide por Facultades, para el presente estudio se realizó el ejercicio
con estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Diseño (FAD) que ofrece
carreras profesionales en el campo de arquitectura, diseño gráfico, diseño
industrial, así como administración y promoción de la obra pública (APOU), es en
esta última en donde se concentra el instrumento.
Con relación al perfil axiológico que se promueve a nivel universidad cabe
destacar que, en el 2018, se establece por decreto el Código de Ética y
Conducta, que como instrumento normativo pretende fomentar la cultura ética
y el compromiso con el desarrollo social, al mismo tiempo que ratifica su
responsabilidad social continua, mediante la constitución de un Comité de ética
y conducta. En ese mismo sentido, la universidad promueve principios, valores
y criterios de conducta basados en la igualdad, equidad, respeto, tolerancia,
solidaridad, honestidad, pluralismo, sustentabilidad, dignidad humana, paz y
armonía, libertad, responsabilidad, cuidado patrimonial, identidad universitaria
y humanismo (UAEMéx, 2018, pp. 74-77).
En tanto que a nivel FAD promueve un código de ética para todas las
profesiones que se imparten en sus instalaciones, incluso este código está
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plasmado a nivel arquitectónico y se realizan ceremonias de graduación o
similares en estos espacios. Para el ciclo escolar 2019-2020 la FAD tiene
matriculados a 1,873 estudiantes, de los cuales 366 pertenecen al programa de
APOU, 199 hombres y 167 mujeres (UAEMéx, 2019, p. 71).
De igual manera la UANL es una de las principales universidades públicas del
estado de Nuevo León. A diferencia del Estado de México, Nuevo León es
demográficamente menor, con una población aproximada de 5.7 millones de
habitantes (INEGI, 2020); su actividad económica difiere de la entidad
mexiquense, pues prepondera la actividad industrial, ganadera y comercial.
Otra de las características es que su distribución demográfica se concentra
principalmente en su área metropolitana, siendo que las comunidades rurales
cuentan con una baja densidad demográfica, con excepción de algunos centros
de población estratégicos, dentro de los cuales destaca el municipio de Linares,
donde se encuentra una sub-sede de la UANL.
Similar a su homóloga mexiquense, la UANL en su régimen interno, se divide
principalmente en Facultades, en este caso, el estudio se centró en la Facultad
de Filosofía y Letras (FFL) en donde se ofertan diferentes carreras como
sociología, filosofía, bibliotecología, o educación; el estudio se centra en los
estudiantes de ésta última.
A nivel Universidad, la UANL no cuenta con un código de ética como su
homóloga mexiquense, ni cuenta con un instrumento equiparable.
Probablemente el documento más cercano sería un Reglamento General sobre la
Disciplina y el Buen Comportamiento dentro de las Áreas y Recintos
Universitarios, que está lejos está de ser una guía deontológica o un
instrumento que delimite el perfil axiológico de los universitarios, pues en
ninguna parte de este documento, se promueven o se declaran valores. En su
Plan de Desarrollo Institucional 2018-2030: UANL visión 2030 se reconocen
algunos “valores asociados al quehacer institucional” como la responsabilidad,
justicia, libertad, igualdad, verdad, comportamiento ético, honestidad,
tolerancia, solidaridad y respeto (UANL, 2019, pp. 70-71).
En tanto que la FFL, en su régimen interno es muy particular en comparación
con otras Facultades, pues cuentan con Colegios por carrera, en donde
sesionan y deliberan las cuestiones relacionadas con la gestión educativa de
sus correspondientes áreas. En ese sentido el Colegio de Educación no ha
expedido, hasta el momento, ningún instrumento que pueda asemejar a un
código de ética de dicha profesión. Para el ciclo escolar 2019-2020 la FFL
contaba con una matrícula de 1,450 en la Licenciatura en Educación (LE), que
cursan sus estudios en Ciudad universitaria, mientras que para la Unidad de
Linares solamente 89 estudiantes matriculados.
DESARROLLO
Referente a la institucionalización universitaria Dubet (2013) explica que el
programa institucional “...se funda sobre valores, principios, dogmas, mitos,
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Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación. Universidad Técnica de Manabí. ECUADOR.
creencias laicas o religiosas…” a lo que le añade que estas se implantan en un
plano sagrado, que les permite estar más allá de la evidencia, o de que pueda
representar una utilidad social. Lo sagrado o extraterrenal es uno de los
elementos teóricos más interesantes de este autor, pues se infiere como un
elemento inaudito, o fuera de este mundo, para que con ello se pueda
trascender la necesidad de probarse o mostrar evidencia o utilidad.
Con base en lo anterior, desde la visión de Dubet (2013), los programas
institucionales son medios que logran evocar en formas particulares de
cosmovisión, formas de actuar o de vida. En ese mismo sentido Durkheim
(1986), sugiere que las disciplinas sociales son el área de estudio interesada por
las instituciones. Por lo que lograr que los valores se integren a la práctica
social, es uno de los retos más grandes que enfrentan estas disciplinas en su
búsqueda para integrarse al quehacer del desarrollo humano en la elaboración
de leyes, políticas, planes de estudio o cualquier producto o servicio, físico o
virtual, que impulse o promueva valores que tiendan a un desarrollo sostenido.
Como se podrá inferir, la institución es uno de los elementos teóricos clave para
la comprensión de una de las perspectivas de la educación en valores, para lo
cual se estima conveniente reparar en la obra de Dubet (2013) que define a las
instituciones como “...maneras de ser, objetos, maneras de pensar y, por último,
toda la vida social puede remitirse a un conjunto de instituciones” (Dubet,
2013, p. 30). En síntesis, se trata de un elemento que permite materializar un
sinfín de fenómenos, como normas de comportamiento, restricciones sociales,
conductas, organizaciones, convencionalismos o incluso leyes, sin ser una lista
exhaustiva.
Referente los contextos educativos, los valores resultan ser tópicos
controvertidos debido a su significado y trascendencia en lo individual, social,
cultural, económico, moral y político, pues dependiendo de su perspectiva
pueden centrarse en aspectos de origen, definición y práctica; enfocándose en
el origen del valor, o a la dignidad del individuo. Parafraseando a Pestaña de
Martínez (2004, p. 3) el debate sobre los valores se orienta al interés,
conceptualización, y génesis.
Las palabras ética y moral pueden ser consideradas sinónimos desde el punto
de vista normativo; sin embargo, la primera es una noción individual, mientras
que la segunda es colectiva; es decir, su origen normativo es autónomo y
heterónomo respectivamente. La palabra axiología, como un vocablo
compuesto, tiene su origen etimológico en axios (valioso) y logos (ciencia)
definiéndose como la teoría del valor. Sin embargo, la axiología como disciplina
científica está orientada al campo filosófico, sociológico y psicológico. En tanto
que los valores se caracterizan por ser susceptibles de jerarquizarse y
ordenarse, condición que permite seleccionar el orden de importancia respecto
a la evaluación personal (García-Anchorena, Grimaldo-Muchotrigo, y
Manzanares-Medina, 2016; Angelucci, y otros, 2008; Schwartz, 1994). Similar a
la clasificación de instituciones de Dubet (2013), quien las clasifica en legítimas
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y bastardas; en el caso de los valores se habla de la propiedad de polaridad, es
decir, que hay tanto valores positivos como negativos, oscilan entre lo deseable
e indeseable, valores y antivalores, considerándose lo bueno y lo malo.
De las propiedades de los valores está el subjetivismo y el objetivismo axiológico,
Frondizi (1986) lo define al primero como una realidad subjetiva que debe su
existencia, su sentido o validez, a reacciones fisiológicas o psicológicas de la
persona que valora. Mientras que para el objetivismo es una realidad objetiva,
independiente de la persona o de una conciencia valorativa. De manera
integral, ambos enfoques suponen a los valores como una realidad objetiva
ubicada fuera de la persona quien percibe, es decir, los valores existen e
importan en una situación social, cultural, histórica o individual.
Por su parte, Fermoso (1985, p. 233) nos invita a reflexionar sobre los valores
educativos, al señalar que no gozan de absolutez y objetividad, y que, por esta
condición, la jerarquización de los valores no puede ser absoluta o perpetua,
sino que son relativos al contexto. Mientras que Frondizi (1986, p. 50)
complementa la noción de valores en el ámbito pedagógico como prioritarios y
vinculantes con la formación humana y, en consecuencia, con los sistemas
educativos en una sociedad determinada.
El comportamiento humano también se puede relacionar con la personalidad
debido a que se manifiesta en conductas, actitudes, emociones, y sentimientos,
entre otras, lo cual, es resultado o reflejo de un sinfín de características de base
psicológica donde se desenvuelve el individuo, es decir, todo aquello que ocurre
en su entorno y puede influir, afectar o favorecer su manera de ser, debido a
que se manifiesta a partir del sentir o de las experiencias conscientes del
sujeto; así, el valor, como rasgo característico de la personalidad, implica un
(meta-)comportamiento en la persona (Lewin, 1973; Allport, 1984).
Los modelos teóricos psicológicos de la personalidad presentan un amplio
espectro de fundamentaciones, orientaciones y perspectivas. El estudio de la
personalidad específicamente alude al campo de la investigación ideográfica y
formal consistente en un “...estudio exhaustivo de un número relativamente
pequeño de sujetos, utilizando diversas técnicas de evaluación” (Schultz y
Schultz, 2002, p. 27). Desde la perspectiva general, la teoría de la personalidad
se enmarca en la psicología humanista, fundamentándose en dos fuentes
filosóficas: la fenomenología y el existencialismo, las cuales son recuperadas
por Allport (1984), psicólogo estadounidense, para quien la personalidad es una
amalgama de características únicas y representativas, dinámicas ante
cualquier cambio de situación personal, es decir, es una organización dinámica
de sistemas psicológicos y físicos que delimita el pensamiento y actuación de
cada individuo en su proceso de acoplamiento al entorno, lo cual le permite
tener influencia en los procesos de autopercepción y autoestima.
Así mismo, es conveniente acotar el concepto de autonomía funcional o valores,
ya que según Allport (1984), son los motivos actuales de una persona, son
autónomos a sus orígenes, y estos se manifiestan a través de dos formas: la
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Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación. Universidad Técnica de Manabí. ECUADOR.
primera es (1) la autonomía funcional perseverante, que se refiere básicamente a
los hábitos, es decir, son conductas que ya no se usan para sus propósitos
iniciales, pero se conservan; y la segunda es (2) la autonomía funcional
apropiada, hábitos que se transforman en un valor personal o individual,
orientada al self o proprium, esto es, el sujeto en mismo, autopercepción
integrada por múltiples estilos, características, experiencias y deseos.
Dentro de la complejidad que caracteriza el contexto actual, las instituciones de
educación superior juegan un papel trascendental en instituir la ética de
aquellos que se forman en su seno; no se puede concebir la formación
profesional como un proceso donde sólo se privilegie la adquisición de saberes o
el desarrollo de habilidades, sino también donde la formación moral de los
educandos sea prioridad del proceso instruccional. El papel que la escuela
juega en la formación de valores se basa en propiciar las ocasiones a los
estudiantes (individual y colectivamente) para que configuren, mediante la
experiencia y lenguaje propios, sus valores constitutivos de la personalidad y de
la individualidad humana (Hersh, Reimer, y Paolitto, 1984). Hablar de
formación ética significa abordar la educación moral de los individuos sobre la
base de la interiorización de un determinado sistema de valores, a través de un
proceso de construcción personal consciente, deliberado y empático (González
Blasco, y otros, 2013); esta tarea es ineludible y no puede ser relegada a un
segundo plano: hoy más que nunca, educar desde esta concepción es un reto
para todos los centros educativos que asumen responsablemente su tarea.
Para muchas sociedades, la educación es considerada como el eje rector que
promueve el desarrollo y la renovación social, ya que es mediante el proceso
educativo donde se transmiten los valores fundamentales que sirven como base
para la formación de los recursos humanos que la sociedad demanda (Esper
Jorge, 2008). En la actualidad, la modernidad se caracteriza por el cambio, la
complejidad y la incertidumbre; la cual demanda del sistema educativo una
transformación y modernización acorde a los cambios que experimenta hoy en
día la humanidad (Márquez, 2017). Es decir, esta complejidad demanda que los
sistemas educativos redefinan sus funciones y busquen nuevas formas de
adaptarse a los continuos y vertiginosos cambios en donde los valores se
resignifican y asumen de manera diferente a épocas pasadas (Durkheim, 1992;
Yong y otros 2017); es de esta manera, que la escuela es convocada a repensar
en la importancia de la formación ética de sus aprendientes, para que estos, a
través de los procesos de enseñanza–aprendizaje en las aulas asuman su
propia jerarquía de valores (García-Anchorena, Grimaldo-Muchotrigo, y
Manzanares-Medina, 2016; Angelucci, y otros, 2008; Schwartz, 1994) que les
permitan desarrollarse de manera integral.
Todo proceso de educación en valores tiene como características el ser
sistemático, pluridimensional, integrado e intencional, donde el propósito
central es garantizar la formación y desarrollo armónico del estudiante
(Rendón, 2007). Dicho proceso se expresa, en algunos casos, en el modelo
educativo y se concreta a través del diseño curricular de los planes y programas
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de estudio (Rendón, 2007; Acosta, 2002), incidiendo además las prácticas de
currículo oculto (Maceira, 2005; Suárez y Díaz, 2007) que se viven en las aulas,
y de todo cuanto ocurre en el entorno donde se lleva a cabo el proceso de
enseñanza–aprendizaje.
El acto educativo, parece ser una práctica exclusivamente humana, por las
capacidades volitivas, cognitivas y afectivas que lo distinguen de otras especies,
es la práctica más noble si se considera la profundidad y la amplitud de su
influencia en la existencia humana (Rendón, 2007); a este respecto, Antonio
Severino, citado por Gadotti (2003 p. 17) nos dirá que “...desde el surgimiento
del hombre, (la educación) es la práctica fundamental de la especie,
distinguiendo el modo de ser cultural de los hombres del modo natural de
existir de los demás seres vivos”.
La educación, como patrimonio del individuo, fortalece su capacidad de
desarrollo personal, social, económico, político y cultural; constituye el
principal instrumento de superación personal y es factor fundamental para el
progreso. Algunos autores especialistas en esta temática de la formación de
valores dentro del proceso educativo (Lapati, 2000; Delors, 1997) nos plantean
que la educación tiene un fin específicamente social y que la escuela no termina
en misma, sino que funciona como una plataforma por la cual los hombres y
mujeres pueden lanzarse a la vida, para adaptarse e insertarse en ella; y dado
que la educación tiene un tinte de intencionalidad y desde los primeros años de
formación académica se persiguen fines específicos determinados por la
cultura.
Analizando la historia de la educación, los procesos educativos han sido de
particular interés para todas las sociedades. Cada grupo humano, de alguna
manera, se ha ocupado de institucionalizar (Dubet, 2013), es decir, en
transmitir a sus nuevos miembros las costumbres, los modos de vida, las
actitudes y una serie de valores que permitan una convivencia más o menos
pacífica, para la sobrevivencia de sus integrantes.
Considerando este planteamiento, se infiere que los procesos de educación se
han dado de manera diversa en cada cultura desde el inicio de la existencia
humana y que la construcción de modelos pedagógicos ha variado de acuerdo
con las necesidades sociales de cada época; al respecto, Ruiz (2007, p. 50) nos
dirá: “cada momento educativo ha sustentado determinados modelos
pedagógicos y estos a su vez han inspirado a determinadas concepciones
curriculares”.
En el ámbito de las universidades la inclusión de valores cobra importancia en
la formación ética del alumno, pues a través de la transversalidad del currículo,
se contribuye al reforzamiento y fortalecimiento, no solo de las áreas de
conocimiento, las disciplinas o tópicos específicos de una profesión, sino
también de la creación de condiciones para que el estudiante establezca
vínculos y conexiones en aspectos sociales, culturales, ambientales o de salud.
Así, la transversalidad de los valores se fundamenta a partir de la orientación
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Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación. Universidad Técnica de Manabí. ECUADOR.
propia de la filosofía universitaria articulada por medio de la misión, visión,
código de ética, y perfil de egreso.
Allport, Vernon y Lindzey (2001), desarrollaron una categoría y una prueba de
valores que determina los valores ideales, manifiestos en seis tipos de
personalidad humana, que a su vez fueron diseñadas por Spranger en su libro
Types of Men (Allport, Vernon, y Lindzey, 2001); así, define cada tipo de la
siguiente manera: teórico (racional, lógico); económico (utilitario, hedonista);
estético (belleza, armonía); social (relaciones personales y sociales); político
(poder, dominio); religioso (unidad, trascendencia).
Para la realización de dicho estudio, se aplicó el instrumento denominado
Estudio de los valores, una medición de los intereses dominantes de la
personalidad con la propuesta de Allport, Vernon y Lindzey (2001), que
corresponde a la segunda edición traducida de la tercera edición en inglés, que
puede consultarse en la bibliografía. Como se mencionaba el estudio es de
carácter exploratorio, y no intenta tener una representatividad a nivel
universidad o entidad federativa. El procesamiento estadístico, como aquel que
es propio del cálculo de las puntuaciones, se siguió en todo momento la guía de
Allport, Vernon y Lindzey (2001), anteriormente mencionado.
El ejercicio estadístico pretende generar información descriptiva de valores de
los diferentes estratos. Para este procesamiento se utilizó casi exclusivamente
Hojas de cálculo de Google; en dicho sistema se incorporan los intervalos de
interpretación según el manual de Allport, Vernon y Lindzey (2001), que hace
una distribución de la siguiente manera:
Tabla 1. Interpretaciones del Estudio de Valores de Allport, Vernon y Lindzey (2001).
Varones universitarios
Bajas - Altas
Bajas - Altas
Sobresaliente
Bajas - Altas
Bajas - Altas
Sobresaliente
Teórico
39-49
34-54
31-41
26-45
Económico
37-48
32-53
33-43
28-48
Estético
29-41
24-47
37-48
31-54
Social
32-42
28-47
37-47
33-51
Político
38-47
34-52
34-42
29-46
Religioso
32-44
26-51
37-50
31-56
Las puntuaciones obtenidas de los valores se pueden considerar como Baja-
Alta o Baja-Alta Sobresaliente si se encuentran fuera de los rangos declarados
en la tabla anterior, es decir que, si los valores están dentro de esos rangos, en
este trabajo, se consideran intermedios. A continuación, se hace una exposición
de los principales resultados de la aplicación del instrumento, para que con ello
se dé pie al apartado de conclusiones.
Considerando que el total de participantes es de 80, distribuidos en 43 de la
UAEMéx y 37 de la UANL, se optó por ponderar los rangos de cada universidad
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de la siguiente manera: para los valores bajo sobresaliente, a cada persona que
se encuentra en este rango, se multiplica por 1; para baja se multiplica por 2, y
así sucesivamente hasta alto sobresaliente por 5. Una vez hecha esta operación
se divide entre la máxima puntuación posible, de manera que si por ejemplo,
las 43 personas de la UAEMéx obtuvieran alto sobresaliente, se obtendría un
total de 215, mientras que para la UANL sería 185; de esta manera, por
ejemplo, al ponderar los rangos obtenidos de la UAEMéx en el valor teórico
(182), éste se divide entre la máxima puntuación posible (215) dando como
resultado 84.65%, mientras que para la UANL sería lo equivalente de realizar la
división de 138 obtenidos en el valor teórico, dividido entre 185, dando como
resultado 74.59% para dicho valor. Lo anterior permite que se genere el gráfico
radial que se muestra a continuación.
Figura 1. Perfil axiológico de los estudiantes encuestados con base en resultados de la aplicación del Estudio de
Valores de Allport, Vernon y Lindzey (2001).
Uno de los resultados más llamativos del presente estudio exploratorio ha sido
la similaridad que tienen los perfiles de ambos casos, salvo por mínimas
diferencias, los estudiantes universitarios tienen un espectro de valores similar,
a pesar de estar en contextos sumamente distintos, no solo geográficamente,
sino además en la licenciatura que estudian. Con base en la distribución
demográfica porcentual por rango de los seis tipos de valores, se calcula los
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coeficientes de correlación que se muestran en la Tabla I. Destacando que la
similitud del perfil axiológico en la dimensión religiosa, social, económica;
mientras que las similitudes más débiles están en la parte política, teórica y
estética.
Tabla 2. Perfil axiológico de los estudiantes encuestados con base en resultados de la aplicación del Estudio de
Valores de Allport, Vernon y Lindzey (2001).
Teórico
Económico
Estético
Social
Político
Religioso
UAEMEX
84.65%
72.09%
70.70%
59.07%
66.05%
30.70%
UANL
74.59%
65.41%
60.00%
61.62%
63.24%
31.89%
COEF. CORRE.
87.48%
91.59%
88.96%
96.71%
63.71%
99.78%
DES. EST.
0.1971
0.1859
0.1791
0.1801
0.1692
0.246
Un resultado que ha llamado la atención ha sido el bajo nivel del valor religioso
entre la población estudiada; cuando se analiza a detalle el comportamiento de
este valor es de destacar que en ambos casos el 63.64% se encuentra en el
rango de bajo sobresaliente, 16.25% está en bajo, el 20.11% es intermedio. De
acuerdo con la información obtenida, el valor religioso es el más bajo de todos y
en la totalidad de los participantes. En contra punto, está el valor teórico, cerca
del 47% de la población total (N=80) se encuentra en el rango intermedio,
mientras que el segundo grupo son el 35% que se encuentra en el rango alto
sobresaliente.
El punto medular que cabe resaltar es el hallazgo que reflejó e hizo evidente las
tendencias en valores específicos.es decir, los valores convergentes básicos en
ambas instituciones fueron: teóricos y económicos. El primero exterioriza la
necesidad intelectual, racional, empírica, con clara orientación por el
conocimiento y comprensión intelectual del mundo con sentido crítico. En tanto
que lo económico se interesa en aquello que es útil, así como en la satisfacción
de necesidades corporales.
Asimismo, se identificaron los valores divergentes pero importantes como el
valor político se interesa en el poder, liderazgo y el dominio. En contraposición
se mostró que los valores, social y estético. El primero, marca tendencia por
considerar agrado hacia las relaciones personales y sociales, mostrándose
altruistas en sus actos. En tanto que el estético, tiene como principales valores
la forma y la armonía lo que se expresa en elegancia, simetría y buena forma.
Por último, el valor no alineado en ambas comunidades: el valor religioso, que,
a pesar de expresar unidad y trascendencia, no se observó visiblemente como
una guía de comportamiento, sino como una cualidad interior.
Un área que requiere reflexión son los Objetivos para el Desarrollo Sostenible
desde la dimensión del combate a la corrupción. En este fenómeno del
subdesarrollo, los valores juegan un papel primordial, y una de las áreas de
oportunidad más grandes están en las universidades. Se estima prudente
aproximarse a la cuestión de la corrupción mediante un estudio de percepciones
de egresados que ejercen una profesión determinada, detectar las carencias y
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necesidades éticas del ejercicio profesional y atenderlo de manera preventiva en
el aula.
En otro aspecto, uno de los datos que sin duda llamaron la atención y
requieren de estudios más profundos es el bajo nivel del valor religioso. Al
menos a nivel exploratorio no solo se puede estimar que en las universidades
públicas estatales pueda estar operando un perfil axiológico similar al
detectado. A nivel de hipótesis se estima que los valores teórico y religioso
pudieran estar relacionados de manera antagónica, o bien ser un fenómeno
generacional, o bien que los datos del estudio exploratorio no representan la
realidad social.
CONCLUSIONES
El presente estudio hace una reflexión sobre la educación universitaria como
incubadora de valores, así como instituciones que puedan tender al desarrollo
humano sustentable. Es un hecho que se manifiesta muchas veces y de
muchas formas, es así como los egresados ocupan espacios laborales, o se
vuelven agentes sociales, y sus acciones tienen repercusiones en el desarrollo.
Sin embargo, también esta exploración ha dejado claro que medir el impacto
que tienen estos valores en el desarrollo social es una tarea complicada. Una de
las perspectivas que se ha impulsado con este ejercicio, ha sido el considerar a
los programas institucionales materializados en planes y programas de estudio,
además de la documentación formal como códigos y leyes.
Ciertamente es un reto delimitar el rol que cumplen los valores en el desarrollo;
sin embargo, se abren muchas líneas de investigación que desarrollen
conocimiento sobre la forma en cómo se pueden instrumentar, ejecutar y
evaluar los programas institucionales y con ello dar cuenta de su efectividad al
momento de participar en acciones tendientes al desarrollo. Una de las áreas
que también se pueden explorar es trabajar desde las percepciones, como una
fuente de información sociológicamente efectiva para detectar la forma en como
estos valores se presentan en el quehacer de una universidad, profesor,
estudiante o lugar de trabajo.
Esta investigación deja la línea abierta sobre los valores en los espacios
universitarios, particularmente en la formación de profesionales o agentes
sociales activos. Los valores determinan una parte importante de los problemas
sociales que se implantan en agendas del desarrollo sustentable, en políticas
públicas, legislaciones, entre otros instrumentos de rigor jurídico vinculante;
como el combate a la corrupción, el cuidado del ambiente, o la justicia social
para grupos vulnerables. Todos esos casos pueden abordarse y atenderse desde
la formación de valores, no necesariamente evaluados como competencias, sino
valores que no requieren la demostración de utilidad o veracidad para ser
validados como una acción comunicativa con rigor jurídico-científico-
académico, sino evocadas al desarrollo humano, y, en consecuencia, con
algunas dimensiones del bienestar que no necesariamente se rigen por la
racionalidad y el utilitarismo.
Irma Eugenia García-López, Felipe Abundis de León
106
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