
Digna Jazmin Aragundi Demera, Yanet Samada Grasst
Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación. Universidad Técnica de Manabí. ECUADOR.
cambiando con la edad. Cuando los niños juegan se involucran de manera
global con cuerpo, mente y espíritu, es decir están plenamente activos e
interactúan con sus pares, los adultos y el medio que les rodea.” En un
ambiente de libertad y flexibilidad, lo que permite atender de mejor manera la
diversidad en el aula, potenciando las destrezas, capacidades y los intereses de
los niños. (2014, p.22)
De ahí que, el juego tomado como estrategia de aprendizaje no solo le permite al
niño resolver sus conflictos internos y enfrentar las situaciones posteriores, con
decisión, pie firme, sino que facilita el esfuerzo para interiorizar los
conocimientos de manera significativa y no como una simple grabadora,
además permite desarrollar y favorecer la autonomía.
Por tanto, con juego-trabajo, el compromiso del docente consiste en aceptar la
metodología de manera total como un proceso integral, lo que implica conocerla
a profundidad, saber para qué sirve, y tener claro que su utilización creará un
clima y espacio escénico donde el juego como necesidad inherente de la niñez
se expresará de la manera más natural posible, permitiendo a la vez una
situación de aprendizaje y el desarrollo de las destrezas. (Guía de
Implementación de Currículo de Educación Inicial, 2014, p.22)
En otras palabras, durante el desarrollo de estas actividades, el niño tiene
posibilidades de crear, expresar, sentir, explorar, observar, relacionar,
representar, construir, resolver, proyectar, dialogar, interactuar
autónomamente. De modo que las acciones que se desarrollan en este período
pueden surgir a través de los intereses espontáneos del niño o del grupo
respondiendo al desarrollo de una unidad didáctica.
La Familia como agente protagónico en el desarrollo de la autonomía del
niño
La familia tiene un lugar primordial en la educación infantil porque al ser
considerados como los primeros educadores tienen una ventaja de
participación en el desarrollo personal de los infantes ya que contribuyen a las
orientaciones educativas, personales y sociales que los niños deben aprender,
en este sentido las familias propician espacios o ambientes cómodos para el
proceso de enseñanza-aprendizaje dentro del mismo hogar.
Como lo afirma (Terrón, 2018) en su investigación; los padres de familia deben
propiciar experiencias significativas, permitiendo que sus hijos aprendan por sí
solos a enfrentar situaciones difíciles de la vida cotidiana, más bien se debe
incentivar a que ellos mismos indaguen nuevas alternativas para solucionar
dichos problemas, debido a que estas oportunidades impulsan a los niños a
desarrollar su autonomía, motivándolos a realizar correcta y oportunamente las
actividades. (p.38)
Desde esta perspectiva, la familia debe fomentar la autonomía promoviendo
habilidades y enseñando hábitos de independencia, con pequeñas tareas que
los niños puedan realizar, al principio no se debe esperar que sean