
Revista ECA Sinergia. Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas. U.T.M. Junio 2018 Vol. 9 Nº1
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y socialización de su producción. Ello se fundamenta además por el lugar que ocupa en la división
social del trabajo. Por lo general, el agronegocio se concentra en las actividades exportadoras de
mayor productividad, como observamos anteriormente y la propiedad parcelaria produce para el
mercado interno, como regla.
Dentro de las experiencias históricas de la construcción socialista en Cuba, por ejemplo,
se desarrollaron las cooperativas de créditos y servicios (CCS); organizaciones asociativas donde se
mantiene la forma individual de propiedad de la tierra y otros bienes productivos. En éstas, el trabajo
se organiza como economía familiar. La gestión operativa de la CCS facilita la asistencia técnica,
crediticia y de suministros a precios módicos de: semillas, fertilizantes, insecticidas, plaguicidas,
maquinaria, aperos agrícolas, entre otros, así como el aseguramiento de sus cosechas. Es la asociación
voluntaria de los agricultores pequeños que tienen la propiedad o el usufructo de sus respectivas
tierras y demás medios de producción, así como de la producción que obtienen. Es una forma
de cooperación agraria, mediante la cual se tramita y viabiliza la asistencia técnica, nanciera y
material que el Estado brinda para aumentar la producción de los agricultores pequeños y facilitar su
comercialización. Tienen personalidad jurídica y responden por sus actos con su patrimonio (Cubana,
2010).
En esta forma de organización de la producción el campesino mantiene la propiedad de su
tierra y, desde el punto de vista social, comparten medios de producción y otros activos comunes
que hacen más social la producción, pues la base de dicha relación es la pequeña propiedad privada;
posibilitando economías de escala más ecientes, aumentando la productividad social del trabajo en
las mismas. Esta concepción obedeció a un reclamo histórico del campesino por la tierra, contrario
a la lógica de la socialización socialista imperante. Estas cooperativas a través de la Asociación
Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) establecen un diálogo positivo con el Estado cubano, su
principal socio comercial, regulándose las proporciones de la producción para el Estado y el mercado,
siendo esta la forma más dinámica, eciente y preponderante de la producción agrícola en Cuba.
Estas organizaciones tienen un fuerte inujo en los territorios donde se asientan, su base no sólo es
productiva sino que incluye en trabajo comunitario en benecio de la sociedad en su entorno.
Una experiencia similar, aunque de inspiración y losofía distinta - la doctrina social de
la iglesia católica (XIII, 1891) y la labor comunitaria de la orden salesiana - es la experiencia de
cooperativismo, realizada y promovida por el padre Antonio Polo en la comunidad de Salinas,
en el cantón Guaranda, provincia de Bolívar - Ecuador. Esta cooperativa enfrentó los retos de la
monopolización y explotación campesina por los terratenientes, revindicó las comunidades autóctonas
y desarrolló economías de escala, convirtiendo la comunidad en una gran cooperativa. Esta cuenta en
la actualidad con una infraestructura compuesta por instalaciones industriales, comerciales, turísticas
y ha desarrollado encadenamientos productivos virtuosos con productores de otras regiones; lo cual
se ha manifestado en un mayor nivel de desarrollo económico y social, de prosperidad personal y
comunal, no exento de contradicciones y retos futuros, al igual que sus émulos cubanos.
Las condiciones de depauperación social existente en América Latina, signada por el atraso
y por la incapacidad histórica de la burguesía latinoamericana de promover el desarrollo industrial,
los frenos de las oligarquías a estos procesos, impiden la captación de fuerza de trabajo por el sector
secundario del primario como forma de promoción de empleo digno y de calidad (Mandel, 2007).
Consecuentemente, se hace necesario garantizar un tratamiento diferente a la propiedad parcelaria,
en aras de la estabilidad social en la región, en general, y especialmente en Ecuador. Se requiere
promover alternativas a la lógica del capital en su versión neoliberal, que contrarresten estos efectos
indeseados del desarrollo, entre estos, la monopolización de la tierra.
Al respecto, (MAGAP, 2016) considera que, la organización de las pequeñas producciones
agrícolas en cooperativas y asociaciones por el Estado u otras formas de organización, pueden ser
una vía para el desarrollo socioeconómico, ante la imposibilidad real de desarrollar una reforma
agraria que capte el excedente de fuerza de trabajo de la agricultura en un modelo de agronegocios.
La estructura agropecuaria heterogénea del Ecuador es reejo de un resultado histórico de la solución
de conictos de clase, expresados en las reformas agrarias anteriores, por lo que urge profundizar en
La teoría marxista de la renta del suelo y las relaciones agrarias del Ecuador contemporáneo ___________________________