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Revista ECA Sinergia. Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas. U.T.M. Junio 2018 Vol. 9 Nº 1
entorno natural, donde si se hace abstracción de los aspectos normativos que determinan la magnitud
que alcanza este bienestar y ese progreso , de cómo va a estar distribuido, así como de la correlación
existente entre el bienestar y el progreso que se logre alcanzar en un momento dado, se puede decir
que el desarrollo es una combinación del bienestar que proporciona el disfrute de determinados
niveles de consumo actual, y el progreso que garantiza determinados niveles de acumulación para
garantizar el bienestar futuro; todo ello en armonía con el entorno, garantizando así que sea sostenible,
independientemente de los criterios de valor que condicionen los diferentes sistemas institucionales
imperantes”.
Como puede observarse, el Desarrollo Local va a depender de tres fuentes íntimamente
relacionadas: el potencial de desarrollo que pueda tener el territorio en un momento dado; los ujos
exógenos que puedan alimentarlo, gracias a los mecanismos de redistribución que existan en sistemas
de orden superior, o los que se logren por la atractividad del mismo ; y de la capacidad endógena que
pueda desarrollar, que le permita desplegar toda la sinergia que sea capaz de albergar.
El punto de partida de este proceso para un espacio dado, lo va a constituir el conjunto
de recursos (naturales, históricos, culturales, humanos, tecnológicos, económicos, institucionales y
materiales), siendo estos los que conformen su Potencial de Desarrollo (Vázquez - Barquero 1999
y Mattos 1999). Dicho punto de partida, al tener un carácter histórico concreto, provoca que tanto
cuantitativa como cualitativamente sea diferente para los distintos países, regiones y localidades.
Sin embargo, desde el punto de vista conceptual, constituye la capacidad que tiene un territorio
de generar una determinada cantidad de riqueza (material, humana , cultural o espiritual), que sea
dedicada a garantizar la elevación del bienestar actual y las formas de progreso que va a dar respuesta
futura al crecimiento de la población, de las necesidades, retroalimentando el proceso de cambio de
una forma continuada y sostenible.
Con referencia a lo anterior, se puede armar que, en la contemporaneidad, vivimos una
situación que es similar para un conjunto muy amplio de países y naciones, esto es, “de pueblos
legítimos manifestándose contra sus gobiernos legítimos”, en la que lo local como espacio para
la vida cotidiana y la identidad, se presenta como un espacio para las estrategias y acciones en los
marcos de un desarrollo sostenible y del desarrollo humano de los pueblos.
A los efectos de este, se sostiene que, para congurar una sociedad más viva, es preciso ir
congurando una nueva sensibilidad, distinta de la que desde su dominio de la comunicación, están
creando los podero¬sos del mundo; signica entonces que habrá de plantearse el signicado mismo
del modelo de desarrollo que queremos, por lo que se trata de fomentar una sensibilidad nueva, la
misma que debe ser entendida como un esquema de valores, siendo sus palabras claves: participación
y compromiso.
Actualmente se propone que organizar la articulación entre los actores locales es la base de
un proyecto de desarrollo y la razón de ser de los agentes de desarrollo; siendo sus funciones: a) la de
articulación e integración; b) la de mediación; y c) la de innovación y movilización.
No obstante, de las nuevas funciones de los agentes de desarrollo, se considera que hoy el
mundo funciona basado en una tecnología considerada “ecológicamente de riesgo”, la cual tiene un
alto grado de contaminación, es escasamente reciclable, se preocupa del crecimiento económico y del
aumento ilimitado de la producción de productos, bienes y servicios, sigue patrones de cultura urbana
y no tiene en cuenta las características de las poblaciones rurales y de los agricultores-campesinos.
Es evidente entonces, que la ética, la democracia y el desarrollo pudieran ser una combinación
importante cuando se piensa en políticas públicas y prácticas sociales centradas en la persona y en
una mejor calidad de vida para la sociedad.
En cuanto a la medición del desarrollo territorial, existe ya un consenso universal en torno a
la necesidad de considerar, además de las condiciones materiales, las no materiales o intangibles, con
el propósito de medir integralmente el desarrollo de los individuos sociales.
Autores como Pena (1977) y Zarzosa (1996), plantean tres enfoques para la medición del
bienestar social: el contable, la función de utilidad y los indicadores sociales. Este último concibe
el desarrollo como un enfoque multidimensional, a diferencia de los anteriores, donde la variable
_________________El desarrollo local del cantón Manta y sus conexiones con el plan nacional para el buen vivir en Ecuador