
Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas. Universidad Técnica de Manabí. Portoviejo, Ecuador.
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INTRODUCCIÓN
En la actualidad se registran diversos enunciados de cadena de valor como una herramienta de
análisis (Bolwig, Ponte, du Toit, Riisgaard y Halberg, 2010; Reddy, 2013; Jespersen, Kelling, Ponte y
Kruijssen, 2014; Lim, 2016; Owusu-Adjei, Baah-Mintah y Salifu 2017; Simatopang, Piboonrungroj
y Williams 2017) sin embargo, la denición ofrecida por Michael Porter (1986) “El concepto radica
en hacer el mayor esfuerzo en lograr la uidez de los procesos centrales de la empresa, lo cual implica
una interrelación funcional que se basa en la cooperación” citado por Quintero y Sánchez (2006: 379)
se considera que incluye lo contenido en las conceptualizaciones previas.
La cadena de valor considera a las principales actividades de una empresa como los
eslabones de una cadena, las cuales van añadiendo valor al producto a medida que éste pasa por cada
una de ellas. Esta herramienta divide las actividades generadoras de valor de una empresa en dos: las
actividades primarias o de línea y las actividades de apoyo o de soporte.
Las dos cadenas tipo más conocidas y que han marcado el desarrollo de este concepto son la
desarrollada por la empresa de consultoría estratégica McKinsey y la elaborada por Porter (Garralda,
2013). Estas, constituyen un elemento indispensable para determinar los costos de una empresa, los
cuales se identican a través de las distintas actividades que conforman un proceso productivo.
Para un eciente análisis de los niveles de importancia de las actividades, los métodos
multicriterio sobresalen como una herramienta de considerable aporte. Dentro de estos destaca el
Proceso Analítico Jerárquico (Analytic Hierarchy Process, AHP), propuesto Thomas L. Saaty por su
facilidad para resolver problemas complejos de criterios múltiples. Su propósito es permitir que el
agente decisor pueda estructurar un problema multicriterio en forma visual, mediante la construcción
de un modelo jerárquico y obtener un conjunto de pesos para cada uno de sus niveles: meta u objetivo,
criterios y alternativas (Saaty, 1994; Saaty, 2008; Hernández, Caballero, León, Casas, Pérez y Silva,
2014; Fosado, Cue, Torres, Fosado, León y Mero, 2017; Gnanavelbabu y Arunagiri, 2018; Kartika,
Trias y Pinandito, 2018).
El método AHP se emplea para ordenar jerárquicamente un conjunto de preferencias, logrando
con ello realizar comparaciones binarias, atribuir valores numéricos a juicios subjetivos respecto a
la importancia relativa de cada variable y sintetizar los juicios, agregando las soluciones parciales en
una sola solución. De este modo, el método permite organizar la información correspondiente a un
problema de decisión, descomponerla y analizarla por partes, visualizar los efectos de cambios en los
niveles y sintetizar (Hernández et al, 2014; Fosado et al, 2017). En esencia, se trata de desmenuzar un
problema y luego unir todas las soluciones de los subproblemas en una conclusión.
El método presenta varias ventajas entre las que se destacan la posibilidad de aplicarlo tanto
a datos cuantitativos como cualitativos. Otras están dadas por la transparencia en su aplicación y la
facilidad para comprender el procedimiento, por lo cual es de gran ayuda para la toma de decisiones.
Además, facilita la denición de las prioridades y las preferencias de los decisores, por lo cual, tiene
una útil aplicación en el análisis de decisiones que involucra múltiples centros decisores y objetivos.
(Nardo, Saisana, Saltelly y Tarantola, 2005; Supriyasilp, Pongput y Boonyasirikul, 2009; Agarwal,
Sahai, Mishara, Bag y Singh, 2011)
En las industrias elaboradoras de bebidas y licores existen procesos productivos formados
por actividades, las cuales son analizadas por un conjunto de decisores con el objetivo de conocer
el nivel de importancia relativa de cada una y de esa manera poderse enfocar en su atención. La
utilización de las técnicas multicriterio contribuye al proceso de selección de estas pues permiten
determinar los niveles de prioridad en la atención que posee cada una.
La empresa de Bebidas y Refrescos de Pinar del Río, Cuba, cuenta con siete Unidades
Empresariales de Base (UEB); UEB Ron “El Valle”, UEB Refrescos “Orlando Nodarse”, UEB Vinos
“El Valle”, UEB Transporte y Servicios, UEB Ventas, UEB Servicios Los Portales, UEB Artemisa y
Ocina Central. Su misión es: Producir y comercializar bebidas alcohólicas, refrescos, vinos, agua
y otras bebidas no carbonatadas que satisfagan los requisitos de calidad de los clientes, gestionando
con efectividad los procesos de la empresa. Sin embargo, la empresa no tiene diseñada una estrategia
____________________________________________________Elizabeth Fosado, Víctor Pérez, Daina Suárez, Osvaldo Fosado, Juan Rodríguez