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Revista ECA Sinergia. Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas. U.T.M. Año 5 Vol. 5. Portoviejo–Manabí-Ecuador
En los años sesenta del siglo pasado se empieza a evidenciar la participación de la
mujer en el mercado laboral, que hasta entonces había sido muy escasa, pero es en la
década de los 70 que toma fuerza al denominarla las Naciones Unidas la década del
adelanto de la mujer, en la “Conferencia Mundial de la Mujer” realizada en México en
1975 y donde por primera vez se acuña el concepto de “derechos Productivos”. Es en
esta época que también comienzan las mujeres a asistir en un significativo número a los
centros de educación secundarios y universitarios, lo que les ofrece una mayor
oportunidad de participación laboral en lo público.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el censo realizado en
noviembre de 2010, muestra que el país tiene 8,08 millones de mujeres, que representan
el 50,5% de la población, de las cuales el 1,06 son jefas de hogar, y que en el caso del
trabajo doméstico no remunerado, las mujeres dedican en promedio 31 horas con 49
minutos semanales frente a las nueve horas nueve minutos que utilizan los hombres, es
decir 22 horas 40 minutos menos que ellas. Estas estadísticas también revelan que entre
el 2001 y 2010 la población femenina del Ecuador se incrementó en un 80% dentro de
la Población Económicamente Activa (PEA), que su participación en el mercado laboral
es de un 43,8%, significa que aproximadamente 1,97 millones de mujeres están
empleadas. Las mujeres que trabajan lo hacen en su mayoría en atención al cliente,
marketing, ventas y relaciones públicas, aunque más del 52% está en el mercado
informal. Asimismo, el 48% de negocios registrados en el Censo Económico, tiene a
una mujer como dueña o gerente.
Otro dato importante es que en el 2001 existían 64 mujeres con título universitario de
físico, incrementándose al 2010 a 1.124 mujeres.Publica el INEC que el 53,3% de
profesionales científicas e intelectuales del Ecuador son mujeres frente a un 47,7% de
hombres. Amparo Macas, representante de la Asamblea de Mujeres Populares y
Diversas del Ecuador (Ampde), destaca que “aún queda mucho trabajo por realizar en
el ámbito de la inclusión de género”, que es evidente que la inclusión viene caminando,
pero fundamentalmente en el sector informal. Allí están las mujeres jefas de hogar y son
aquellas que realizan ventas por catálogo, y así cumplen su rol de madre y aportan a
resolver las necesidades económicas de los hogares”. A pesar de que las estadísticas
reflejan como la mujer ecuatoriana ha incursionado notablemente en el ámbito público,
sigue muy distante de la participación laboral de los hombres, estos cuadros tampoco
revelan que las féminas aún sufren condiciones de trabajo difíciles en comparación con
los hombres, en dobles y tiples jornadas, recibiendo además menores ingresos, esto
tiene mucho que ver con la educación formal que ellas reciben, con la falta de
capacitación, además de la segmentación en que se incurre cuando se elige la carrera
profesional.
Una guía indispensable para lograr el desarrollo y el progreso de los pueblos es el
respeto a los derechos humanos de las mujeres y la igualdad de género. En la actualidad
a pesar de que las estadísticas nos favorecen, persisten algunos obstáculos con los que la
mujer tropieza como es la integración social y laboral, en donde en muchas ocasiones se
ve obligada a elegir entre la familia y el trabajo; pero a pesar de todas las
complicaciones, sacrificios, de las horas extras, las mujeres estamos dispuestas a
quedarnos en este espacio que antes era absoluto de los hombres, y aquí coincido con
Constanza Tobio, que en su libro indica: “Que las mujeres Madres que trabajan,
trabajen, y particularmente que las madres lo hagan, es un hecho, más que una opción,
una posibilidad o un deseo”, haciendo alusión a que la participación laboral de las
mujeres españolas es baja en comparación con las de otros países de la Unión Europea,
pero que a pesar de aquello se trata de un cambio de enorme trascendencia para las