
Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas. Universidad Técnica de Manabí. Portoviejo, Ecuador.
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comparten con las partes interesadas (ministerios, autoridades locales, organizaciones privadas y no
gubernamentales) de los lugares de destino a n de lograr su implicación y democratizar la adopción
de posturas a favor del desarrollo turístico local.
El diseño y la implementación de un sistema de indicadores de gestión sostenible resulta
benecioso para los destinos turísticos, ya que, además de proporcionar información signicativa
para poder establecer su futuro, genera un debate que comporta un aumento de la cohesión y del
sentido de pertenencia de las personas, las empresas, los organismos y las instituciones que tienen
intereses en el destino, a las que podemos agrupar bajo el nombre de stakeholders. (Balagué y
Navinés, 2012).
Según Alvarez, Muñoz y Machado (2017), el STL se compone por cuatro actores como: la comunidad,
el sector público, el sector privado y los turistas. Sin embargo, consideran pertinente agregar un
quinto actor: el gobierno local, dado el importante rol que desempeña dentro de la actividad turística
como rector y dinamizador de la oferta a escala local.
El territorio como elemento espacial determinante del sistema turístico local, necesita
estrategias de desarrollo que tengan en cuenta la mayor parte de actores que lo conforman,
incluyendo al Gobierno local y cualquier otra administración pública que tenga una relación directa
en la asignación de recursos, los empresarios, las asociaciones de la industria turística, la población
local, los asalariados, etc. (Perelló, 2012; Organización Mundial de Turismo, 2014; Perelló, 2017).
En cada aspecto del desarrollo turístico intervienen actores públicos y privados en su mayoría
muy diversos. Algunos participan directamente en la prestación de servicios turísticos (empresas
de alojamiento, empresas de alimentación, transporte, agencias de viajes, etc.) y otros intervienen
indirectamente, como por ejemplo los servicios públicos, las empresas privadas y los ministerios
(Oyarzún y Szmulewicz ,2018).
En relación con los actores del turismo en Cuba, la Constitución de la República aprobada
en 2019 establece que, “forman parte del sector público o estatal aquellas entidades basadas en la
propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción como forma de
propiedad principal”. En el sector del alojamiento turístico estatal, los hoteles y complejos vacacionales
se agrupan en 4 Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDE): Cubanacán, Islazul,
Gran Caribe y Gaviota que desarrollan sus actividades bajo el amparo del Ministerio de Turismo
(Mintur).
Por su parte, el sector privado individual del alojamiento en Cuba existe desde hace varios
lustros, y su rol protagónico está dado por la necesidad de garantizar espacios de alojamiento,
restauración, ocio y recreación, que satisfagan las demandas de crecientes ujos de visitantes con
motivaciones diferentes del turismo de playa vinculadas especícamente a la convivencia directa
con la cultura doméstica del país.
De esta forma, en Cuba coexisten actualmente dos sectores dentro de la dinámica estructural
del alojamiento turístico, el sector estatal y el sector privado individual. Ambos cubren el amplio
espectro de actividades y funciones económicas, resaltando el hecho de que en los últimos años se ha
producido un incremento sostenido en el llamado sector no estatal, el cual ha llegado a posicionarse
como clave en el aporte y desarrollo de la economía. Su principal desarrollo se percibe en las
actividades de alojamiento, restauración y transportación, considerándose una opción competitiva
frente a la tradicional oferta estatal principalmente en zonas de alto dinamismo turístico como La
Habana, Varadero y Trinidad.
Los territorios turísticos han demostrado ser difíciles de manejar, básicamente por la falta de