
156
Revista ECA Sinergia
ISSN-e: 2528-7869
https://revistas.utm.edu.ec/index.php/ECASinergia
Vol. 15 Núm. 1 (154-165) Enero - Abril 2024
revistaecasinergia@gmail.com
Universidad Técnica de Manabí
DOI: https://doi.org/10.33936/ecasinergia.v15i1.6022
INTRODUCCIÓN
A nales de los años setenta y principios de los ochenta del siglo XX, la Cultura Organizacional (CO) se convirtió en un tema
de interés derivado del surgimiento de países altamente competitivos como Japón, desde entonces, expertos en la materia como
Denison, Schein, Rohrbaugh, Cameron y Quinn se han pronunciado por la relevancia que implica la CO y su vínculo con el
Desempeño Organizacional (DO). La CO describe el ambiente laboral en la que los empleados actúan y experimentan el trabajo
reejado en la dirección, gestión y operación, que puede representar el éxito o fracaso para una organización (AlShehhi et al., 2021;
Cantillo, 2013; Florido, Adame & Lema, 2010). Es así como la CO y su relación con el DO se ha vuelto un asunto de interés para
empresarios e investigadores, a n de construir organizaciones exitosas.
Cabe resaltar, que Gómez-Miranda et al. (2015) recomiendan investigar la CO desde una perspectiva internacional, dado que, las
diferencias culturales entre los socios podrían afectar la cooperación, el desarrollo de actividades y el respectivo estilo de gestión.
De esta manera, distintos investigadores han realizado estudios empíricos en la materia a nivel mundial en diferentes contextos
geográcos y temporales, donde han destacado la importancia de la CO y el DO para las organizaciones como en Serbia (e.g.
Savović, Nikolić, & Zlatanović, 2022), Indonesia (e.g. Ariani, 2023; Tanjoyo, Harianto, & Sutrisno, 2021), Emiratos Arabes Unidos
(e.g. AlShehni et al., 2021), Ecuador (e.g. Tulcanaza-Prieto, Aguilar-Rodríguez & Artieda, 2021), Estonia (e.g. Reino, Rõigas &
Müürsepp, 2020), Austria (e.g. Mang, 2018), Pakistán (e.g. Muhammad Fahim et al., 2021; Asif & Saijad, 2018), Malasia (e.g.
Samad, Alghas & Al-Zuman, 2018), África (e.g. Naidoo y Govender, 2022), Jordania (e.g. Almarashdah, 2024) entre otros. Por
tal motivo, es trascendental comprender los rasgos culturales de las organizaciones, debido a que no existen prácticas universales de
gestión que puedan ser aplicadas a todas las organizaciones por igual (Guerrero & Escorcia, 2011; Frassa, 2011; Lucas & García,
2002;). Sin embargo, destacan Naidoo y Govender (2022), Asif y Saijad (2018) y Maldonado, Pinzón y Marín (2016) que hacen falta
más trabajos que aporten evidencia teórica y empírica de las PyMES con relación a las dos variables antes mencionadas, teniendo en
cuenta que existen pocos estudios en países en desarrollo o emergentes, principalmente en regiones como América Latina, lo cual,
abriría la posibilidad de explorar nuevas dimensiones de la CO y cómo se relacionan con el DO (Yesil & Kaya, 2013; Arciniega,
2013; Jochimsen & Napier, 2013). Pese a que se han realizado investigaciones que relacionan la CO y el DO, no todas coinciden con
los rasgos culturales que podrían favorecer el DO de una empresa (Salas-Arbelaez, García & Murillo, 2017).
Por una parte, algunos estudios como el de AlShehni et al. (2021) y Fekete y Böcskei (2011) establecen que las culturas orientadas a la
preocupación por el empleado y de carácter familiar generan mejores resultados, mientras que, Ogbonna y Harris (2000) identican
que la orientación al resultado y la innovación contribuyen a tener un mejor rendimiento. Asimismo, Zakari, Poku y Owusu-Ansah
(2013) sostienen que una CO sólida que fomenta la participación de sus miembros parece ser el activo más importante, esto se
debe a que la CO puede ser uno de los elementos sobre los que una organización puede construir una ventaja competitiva, y los
competidores pueden tener dicultades para superarla. De la misma manera, enfatizan Sanlippo, Pomeroy y Bailey (2023), Naidoo
y Govender (2022) y Gupta (2011) que la CO puede inuir en el compromiso y el desempeño individual al establecer las prácticas y
los valores para un clima laboral positivo y signicativo, armando que la organización de alto rendimiento/alto compromiso puede
lograr y mantener niveles de rendimiento superiores, pero, requiere de un ambiente de trabajo positivo y prácticas que desarrollen y
aprovechen el conocimiento y la capacidad de los empleados para crear valor.
Por otra parte, existen otras investigaciones como la de Zhang y Zhu (2012) que demuestran que una cultura identicada por la
normalización y jerarquización no resulta en un rendimiento positivo, sino todo lo contrario. De la misma forma, Yesil y Kaya
(2013) realizan un estudio a las Pequeñas y Medianas Empresas (PyMES) de Turquía, evidenciando que no había una relación
entre las dimensiones culturales y los resultados del desempeño. Sin embargo, Salas-Arbeláez et al. (2017) armar que la cultura
clan y adhocrática tienen un efecto sobre el rendimiento de manera positiva, pero no con la cultura de mercado y la jerárquica en
empresas del sector manufacturero de alta tecnología en la ciudad de Santiago de Calí, Colombia. Por lo tanto, los resultados de
las investigaciones acerca de CO y DO no han sido concluyentes, dado que dicha relación de acuerdo a Mathew (2019) parece
estar basada en la adaptabilidad del entorno. En tal sentido, es indispensable destacar que la mayoría de los estudios mostrados
anteriormente han utilizado para la recolección de la información una encuesta dirigida fundamentalmente a directivos y muy pocos
involucran a los trabajadores. Visto de esta forma este trabajo, busca ampliar la información obteniendo a través de la opinión de los
empleados una percepción más amplia de la CO poco explorada, considerando lo que Alvesson (2002) plantea que los trabajadores
tienen una percepción más amplia de la CO al estar directamente involucrados en los diferentes procesos de la organización, por tal
motivo, resulta pertinente considerar la participación de estos.