metabolismo de carbohidratos, lípidos y proteínas, producción de energía para las
células epiteliales, además de contribuir a la formación de sustancias que actúan más
allá de los límites del intestino
11,22
.
Se acepta que son muchas las preguntas sin respuestas suficientes sobre la flora
intestinal, aunque se han identificado los filos más importantes de ese ecosistema
microbiano en individuos aparentemente sanos
11
como parte del eje intestino cerebro
con influencias en reacciones a situaciones estresantes, el estado de ánimo, el
desarrollo del sistema nervioso y trastornos psiquiátricos
5
.
Los diversos miembros de la microbiota intestinal, que pueda ser calificada como
normal y sana, se involucran en una red fisiológica de cooperación y de competencia
con diferentes niveles de complejidad. Entre esas características está la inhibición de la
colonización de patógenos entéricos a través de la llamada “resistencia a la
colonización”
2
por la cual contribuyen a evitar o disminuir respuestas inflamatorias.
La microbiota intestinal alterada se ha asociado a varios tipos de enfermedades debido
al déficit causado por falta de microorganismos con capacidad para producir efectos
beneficiosos y también, por la formación de sustancias químicas no deseables que son
resultantes del crecimiento de agentes biológicos perjudiciales
22
.
El llamado dolor visceral, término utilizado para nombrar el dolor que proviene de los
órganos internos del cuerpo, sin etiología única para explicar completamente el
trastorno se ha asociado a la microbiota intestinal que puede interactuar a través de
factores complementarios u opuestos para influir en conductas nociceptivas
4
.
Se ha publicado la hipótesis de los llamados "viejos amigos" como referencia a
microorganismos que forman parte de la flora intestinal de personas que consumen una
alimentación saludable, donde se destaca la participación de estos agentes en
procesos inmunes, además de inhibir la inflamación. La falta de estos agentes se ha
asociado al aumento de la vulnerabilidad a los trastornos del desarrollo neurológico y
trastornos psiquiátricos, tales como ansiedad y trastornos afectivos
23
.
Indiscutiblemente, esos “viejos amigos” son probióticos con capacidad para modificar la
flora intestinal donde viven, regular el funcionamiento del intestino y causar efectos más
allá de los límites anatómicos y fisiológicos del tracto gastrointestinal.
Según una publicación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación (FAO) aún no se conocen suficientemente los mecanismos moleculares
de acción de los probióticos que actúan en la flora intestinal, aunque existe consenso
sobre sus posibles vías de acción como las siguientes: 1) producción de sustancias
antimicrobianas, 2) exclusión competitiva de la fijación de patógenos, 3) competencia
por los nutrientes y 4) modulación del sistema inmunitario
24
.
Se plantea que el 90% de la serotonina es producida en las células enterocromafines
que se encuentran en el epitelio que cubre el lumen del tracto gastrointestinal, además
de la formada por géneros bacterianos como Escherichia y Enterobacter reconocidos
como productores de serotonina
25
.
El señalamiento anterior es un ejemplo sobre como miembros de la flora intestinal
actúan directamente en la producción de sustancias modificadoras del funcionamiento