
Antígeno prostático específico como marcador tumoral de adenocarcinoma prostático en pacientes mayores de 50 años en Hospital General Portoviejo
Mera, Pachay
76 Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad Técnica de Manabí. Portoviejo, Ecuador
Además de la edad y la etnia, existen otros factores que predisponen el cáncer de próstata como
son la nutrición, la genética, enfermedades de transmisión sexual y exposiciones a sustancias tóxicas.
Este tipo de neoplasia puede ser indolente o muy agresiva, a menudo con metástasis en los huesos y
otros órganos, causando así una importante morbimortalidad.
En Ecuador, la Sociedad de Lucha contra el Cáncer (SOLCA) ha publicado en el año 2018 que el
adenocarcinoma de próstata es de 31,8 por cada 100 000 personas. En el transcurso del 2017, se
revelaron 4292 nuevos casos de carcinomas, los que corresponden al 18,3 % al adenocarcinoma de
próstata. Junto al linfoma, el cáncer de piel, estómago y leucemia, el carcinoma prostático se
encuentra entre los cinco tipos de tumores más habituales a nivel nacional
4
. Para el diagnóstico de
esta enfermedad se realiza un examen físico general que está destinado a detectar la presencia del
tumor y su repercusión en el resto del organismo sobre todo por lesiones manifiestas en la columna
lumbosacra, la pelvis, el hígado y el pulmón. Para su detección se emplea el tacto rectal y la prueba
sérica del antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés, prostate specific antigen)
5
.
El PSA es una glicoproteína sérica de 237 aminoácidos y 33 kDa, sintetizada por células epiteliales
del sistema ductal prostático y su función primaria es la licuefacción del semen, por lo que es
antagonista de la acción de la semenogelina o antígeno específico vesículo-seminal, que es la proteína
que produce la coagulación del semen para proteger los espermatozoides durante la eyaculación. En
el interior de la glándula sana y tiene valores de 1 mg/mL, en el compartimiento vascular alcanza
concentraciones de 0 a 4 ng/mL y su función como marcador tumoral está dada al aumentar sus
valores en presencia de proliferación celular maligna. El PSA es la kalicreína de tipo 3, parte de esta
familia de enzimas hidrolasas y codificadas por genes localizados en el brazo largo del cromosoma
19; como cualquier proteasa, tiene un potencial adicional para metabolizar cualquier proteína, es por
ello que se le ha dotado de un período efímero de actividad y se producen en su inactivación una serie
de fracciones clivadas o libres que explican en su conjunto los porcentajes en plasma del antígeno
total y libre en el paciente normal y con enfermedades. La mayor parte del PSA es inactivo, ya sea
porque es zimógeno, porque está unido en forma de complejo a proteínas inhibidores de proteasa
como la alfa-2-macroglobulina o la alfa-1-antiquimiotripsina o porque ya ejerció su acción
proteolítica y se encuentra como PSA libre
6,7
.
Las afecciones benignas más comunes causantes de la elevación en la concentración del PSA son
la prostatitis (inflamación de la próstata) y la hiperplasia prostática benigna (HPB) o agrandamiento
de la próstata. Su medición está indicada en pacientes mayores de 40 años con antecedentes familiares
directos de cáncer de próstata y en todos aquellos mayores de 45 años con HPB para el diagnóstico
diferencial del cáncer prostático
8
.
En la década del 90 la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA, por
sus siglas en inglés) aprobó la prueba del PSA para el cribado del cáncer de próstata junto con un
examen rectal digital y una biopsia confirmatoria. Se conoce que el 20 % de los hombres con niveles
de PSA inferiores a 4 ng/mL tienen cáncer de próstata y que muchos hombres con niveles más altos
no tienen. Debido a estas deficiencias, el cribado del PSA ha conducido a un sobre diagnóstico y
tratamiento excesivo del cáncer de próstata de bajo riesgo. Sin embargo, a pesar de su falta de
especificidad, el PSA sigue siendo el biomarcador más aceptado clínicamente para el cribado del
cáncer de próstata y se utiliza en la rutina del laboratorio como parte del screening de la enfermedad,
aunque en la actualidad es de reconocer que los esfuerzos se dirigen hacia la búsqueda de
biomarcadores alternativos para este tipo de cáncer, en particular aquellos que pueden discernir entre
enfermedad maligna y benigna, predecir la agresividad de la enfermedad e impulsar mejores
decisiones de tratamiento
9,10
. La presente investigación se realizó con el objetivo de analizar los
resultados de PSA como marcador tumoral de adenocarcinoma prostático en pacientes mayores de
50 años atendidos en el Hospital General Portoviejo, provincia de Manabí, de enero a agosto del 2020.