VOLUMEN 3/NÚMERO 3/SEPTIEMBRE DICIEMBRE/2018/pp. 11-17
"a) Profesora a tiempo completo en la Universidad Técnica de Manabí, Doctora, Portoviejo, Ecuador, juanysarmiento@yahoo.com"
"b) Profesor a tiempo completo en la Universidad Técnica de Manabí, Magister en Gestion Ambiental Instituto de Ciencias Basicas, Portoviejo, Ecuador, pepegiler@yahoo.com"
Unidad de Cooperación Universitaria. Universidad Técnica de Manabí. Portoviejo. Ecuador
¿Cómo los docentes universitarios enfrentaron el terremoto del 16 de abril del 2016?
"Juana Sarmiento Cueva" *
"José Antonio Giler Sarmiento"
Resumen
La presente investigación se realiza con los docentes de una de las universidades más antiguas de la Provincia de Manabí, específicamente ubicada en la
ciudad de Portoviejo. Tuvo como objetivo indagar cómo los docentes universitarios enfrentaron el terremoto del día sábado 16 de abril del 2016. En una
población de 842 docentes universitarios, se seleccionó una muestra del 60 porciento de docentes. Se realizó estudio de tipo descriptivo, analítico,
retrospectivo y transversal, se pudo analizar los conocimientos y actitudes que asumieron los docentes universitarios ante un suceso repentino, imprevisto
y que cogió de sorpresa a todos. De los resultados obtenidos se pudo identificar una población docente desprevenida al igual que el resto de la
ciudadanía en general, sin un plan de emergencia para ser aplicado, falta de conocimientos actualizados y aplicados, seres humanos vulnerables a los
que su formación profesional no garantila respuesta oportuna y eficiente ante un fenómeno natural que impactó con consecuencias desastrosas tanto
para las personas como para los bienes materiales, físicos y psicológicos. El enfoque cuali-cuantitativo, permitió el análisis de los resultados
convirtiéndoles en datos significativos. En conclusión, un fenómeno de la naturaleza sea terremoto, maremoto, inundaciones u otros, si la población no
está anticipada y prevenida las consecuencias serán impactantes en las personas por igual, sin considerar situación socioeconómica, educativa,
formación profesional, ocupacional, raza o religión.
Palabras clave: Terremoto; sismo; evento natural; plan de contingencia; docente; catástrofe.
How university teachers faced the earthquake of April 16, 2016?
Abstrac
This research is carried out with teachers from one of the oldest universities in the Province of Manabí, specifically located in the city of Portoviejo. Its
objective was to investigate how university teachers faced the earthquake on Saturday, April 16, 2016. In a population of 842 university teachers, a
sample of 60 percent of teachers was selected. A descriptive, analytical, retrospective and cross-sectional study was carried out. It was possible to analyze
the knowledge and attitudes assumed by the university professors in the face of a sudden, unforeseen event that surprised everyone. From the results
obtained it was possible to identify an unsuspecting teaching population as well as the rest of the general public, without an emergency plan to be applied,
lack of updated and applied knowledge, vulnerable human beings whose professional training did not guarantee the Timely and efficient response to a
natural phenomenon that has had disastrous consequences for both people and material, physical and psychological goods. The qualitative-quantitative
approach allowed the analysis of the results, converting them into significant data. In conclusion, a phenomenon of nature is earthquake, tsunami, flood
or other, if the population is not anticipated and prevented the consequences will be impacting on people equally, without considering socio-economic,
educational, vocational, occupational, racial or religious.
Keywords: Earthquake; earthquake; natural event; contingency plan; teacher; catastrophe.
Dirección para correspondencia: juanysarmiento@yahoo.com
Artículo recibido el 22 - 03 - 2018 Artículo aceptado el 10 - 06 - 2018
Conflicto de intereses no declarado.
Fundada 2016 Unidad de Cooperación Universitaria de la Universidad Técnica de Manabí, Ecuador.
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¿Cómo los docentes universitarios enfrentaron el terremoto del 16 de abril del 2016?
Sarmiento Cueva, Giler Sarmiento
Unidad de Cooperación Universitaria. Universidad Técnica de Manabí. Portoviejo. Ecuador
1. Introducción
A lo largo de la historia de la humanidad los movimientos telúricos
han generado graves problemas para la seguridad de las personas,
trayendo consigo muertes y pérdidas materiales, problemas físicos,
psicológicos, de salud y otros. Estos se caracterizan por su potencial
trágico y por lo inesperado. Debido a ello los países tratan de utilizar la
tecnología a favor del pronóstico de estos acontecimientos, con el afán de
minimizar su potencial devastador.
En la actualidad, a pesar del avance científico y tecnológico, los
desastres naturales siguen siendo eventos inesperados que en la mayoría
de los casos dejan secuelas graves en las comunidades, a pesar de las
precauciones tomadas. Ejemplo de ello son los desastres ocurridos en
Japón, Estados Unidos y en otros países desarrollados, así como los
acaecidos en países más vulnerables como Haití u otros países
latinoamericanos.
Una manera de salir airoso de un embate de la naturaleza, es la
preparación que tengan las personas y las comunidades para hacer frente a
la embestida de estos graves acontecimientos que ocasionan desastres
naturales, entre los que están los terremotos.
Ecuador es uno de los países más propensos y expuesto a desastres
naturales como terremotos, confirmado por su historia, su causa es casi
siempre atribuible a los procesos tectónicos de las amplias zonas de
subducción a lo largo de las costas del océano Pacífico.
El terremoto del 16 de abril de 2016, con epicentro en la costa del
norte del Ecuador, se inscribe en este mismo contexto de tectónica de
placas. Su origen según el Instituto Geofísico es el cabalgamiento en el
límite o cerca del límite entre la placa continental sudamericana y la del
Pacífico.
El mecanismo de producción de los terremotos se ha vuelto común a
toda la zona del borde costero de Chile, Perú y Ecuador, donde Chile en
1960, fue el origen del mayor terremoto que conoce la historia humana,
que alcanzó una magnitud de 9.5 en la escala de Ritcher.
Desde comienzos del siglo XX, en Ecuador se han registrado siete
terremotos de gran magnitud en esta misma zona como el de 1906 y el de
1942. El mayor de ellos fue el terremoto de 1906.
Esta serie de eventos sísmicos impredecibles a pesar de los avances
científicos y tecnológicos causan gran impacto en la población con la
consecuente pérdida de vidas humanas, materiales, económicas.
El 16 de abril del 2016, Manabí y Esmeraldas dos provincias del
Ecuador vivieron el fenómeno de un terremoto de 7.8 grados en la escala
de Richter, siendo el epicentro Cojimies y Pedernales, causando graves
afectaciones y consecuencias físicas, materiales y humanas frente a una
población a la que le tomó por sorpresa ese desenlace imprevisto de la
naturaleza (ECU911, 2017).
Por la fuerte repercusión del terremoto en todas las índoles, la falta de
información de las fuentes gubernamentales para anunciar este tipo de
eventos naturales y una población desprevenida y con escasos
conocimientos para enfrentar un eventual sismo, motivan para investigar
la actuación por parte del personal que ejerce docencia, ya que al ser
educadores se considera que deben tener los conocimientos de cómo
actuar ante dichos desastres, el docente como orientador debe manejar
estrategias que ayuden a asumir el antes, durante y después de un evento
sísmico y cómo manejar la intervención psicosocial una vez controlada la
emergencia.
Con los problemas consecuentes presentados por el eventual e
inesperado evento natural, se generan algunas interrogantes cómo ¿Están
los profesores preparados para actuar frente a un eventual terremoto?
¿Tienen los profesores los conocimientos suficientes sobre los terremotos?
¿Conocen qué medidas de seguridad deben aplicar antes, durante y
después de un terremoto? ¿Cuáles son los problemas más frecuentes que
ocasionan los terremotos si no se toman las debidas precauciones? ¿Q
medidas adoptar para generar conocimientos significados en los
profesores? Conocer las respuestas ayudaría de forma importante a tomar
las debidas, responsables y obligatorias orientaciones para favorecer no
solo su propia integridad física, familiar y social, sino también fortalecer
su rol de guía, orientador, facilitador, mediador de aprendizajes frente a la
numerosa oferta de estudiantes que se educan en las instituciones públicas
del Ecuador.
El país tiene una historia de la presencia de terremotos y su causa es
casi siempre atribuible a los procesos tectónicos de las amplias zonas de
subducción a lo largo de las costas del océano Pacífico (Ministerio del
Ambiente, 2011).
El terremoto del 16 de abril de 2016, con epicentro en la costa del
norte del Ecuador, se inscribe en este mismo contexto de tectónica de
placas. Su origen según el Instituto Geofísico es el cabalgamiento en el
límite o cerca del límite entre la placa continental sudamericana y la del
Pacífico (IGEPN, 2016).
Este mismo mecanismo de producción de los terremotos ha sido
también común a toda la zona del borde costero de Chile, Perú y Ecuador
y fue Chile en 1906 el origen del mayor terremoto que conoce la historia
humana, que alcanzó una magnitud de 9.5 en la escala de Ritcher como se
plantea en la Revista Electrónica 20 minutos del año 2014.
Desde comienzos del siglo XX, en Ecuador se han registrado siete
terremotos de gran magnitud en esta misma zona, con epicentros ubicados
a muy pocos kilómetros de este terremoto, como el de los años 1906 y
1942. El mayor de ellos fue el terremoto del año 1906 (IGEPN, 2016).
Según el diario El Universo, del domingo 17 de abril del 2016, el
Instituto Geofísico reporta que Ecuador entre los años 1541-1896 registra
17 terremotos en diferentes localidades y desde el año 1906 al 2018, 20.
En junio de 1698 desde Cotopaxi a Azuay, dejó una devastadora cantidad
de 8.000 muertos (El Universo, 2016).
El 4 de febrero del año 1797, destrucción total de Riobamba. Uno de
magnitud de 8,3, tuvo contabilizados 12.833 fallecidos, pero se estima que
la cifra sería de 31.000.
En enero de 1906, ocurre un terremoto-tsunami con epicentro en el
Pacífico, frente a las costas de la frontera Ecuador-Colombia, con 8,8 por
su magnitud. En Limones desaparecieron bajo las aguas cuatro islas. En
Ecuador- provincia de Esmeraldas hubo treinta muertos y en Colombia-
Tumaco las olas arrojaron a la costa alrededor de 90 cadáveres.
El 5 de agosto de 1949 se dio el terremoto en Tungurahua de 6,8
grados, con epicentro en Ambato en el que Pelileo desapareció, se
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registraron 6.000 muertes notificadas y 100.000 personas sin hogar
aproximadamente (ANDES, 2016).
El 8 de abril, 1961 un terremoto de 7 grados afecta a Chimborazo, y el
19 de mayo de 1964 terremoto de escala 8, afecta a Manabí. El 5 de marzo
de 1987 ocurre otro con epicentro en Napo, escala de 6,9 grados. El 2 de
octubre de 1995 uno de 6,9 grados afecta la provincia de Morona Santiago
(ANDES, 2016). El 4 de agosto de 1998 sucede otro evento de 7,1 grados
en la escala, con epicentro en Bahía de Caráquez, provincia de Manabí (El
Universo, 2013).
Morejón (2010) considera desastre a un fenómeno natural como
sismos o terremotos, deslaves, erupciones volcánicas, que pueden
desencadenar condiciones y situaciones de vida difíciles en el plano
económico, social, cultural y físicas vulnerables, como salud precaria,
viviendas destruidas y falta de organización”.
Para Powers (2010) un desastre “Es el hecho cumplido, generado por
un evento natural o antrópico, que ya sucedió y produjo daños y pérdidas
en la comunidad, en estos desastres solo se puede intervenir de manera
preventiva sobre sus consecuencias y no causas”.
Cuando el origen de un terremoto de gran magnitud se encuentra a
menor profundidad puede afectar más la superficie terrestre. Ocasionando
destrucción de ciudades que no depende únicamente de la magnitud del
fenómeno, sino también de la distancia a que se encuentren del mismo y
de la constitución geológica del subsuelo y otros factores entre los cuales
se pueden destacar las técnicas de construcción empleadas.
Los sismos son catalogados movimientos rápidos y bruscos de las
fallas y fracturas en el interior de la corteza terrestre, que se transmiten a
grandes distancias del subsuelo como ondas elásticas, y se manifiestan
constantemente en la superficie en forma de trepidaciones,
ocasionalmente muy perceptibles con mucha intensidad, manifestándose
sobre la corteza terrestre como sismos o terremotos, que causan efectos
catastróficos.
Según Magallón y Segura (2012):
Un sismo es un fenómeno vibrátil que se puede transmitir a través
de un movimiento ondulatorio, liberando energía debido al
desplazamiento de las placas tectónicas, erupción volcánica, por
ruptura de la corteza terrestre o por otras causas; mientras que el
terremoto es aquel que tiene una intensidad superior a 6 grados en
la escala de Richter.
Los temblores y terremotos son llamados también movimientos
telúricos, porque ambos son sismos que se diferencian únicamente por la
intensidad que se mide en la escala de Richter, mientras mayor intensidad,
mayor es el riesgo de pérdidas humanas y materiales.
La teoría de la tectónica de placas de Wegener, sostiene que la
Litosfera o parte superior de la Tierra, está formada por bloques llamados
placas, que pueden ser continentales u oceánicas, las mismas se mueven
entre sobre una capa de rocas más blanda y viscosa llamada
Astenósfera, por efecto de corrientes que se originan en el interior de la
Tierra.
Este fenómeno se asemeja al que ocurre en un líquido cuando se
calienta. Cuando el sismo ocurre por efecto de la interacción entre placas
se le denomina Tectónico, y al originado por el movimiento del magma en
el interior de los volcanes se le denomina sismo Volcánico (Sauter, 1989).
Estas situaciones naturales de la constitución geofísica de la tierra, que
ocasionan impacto social cuando se producen, ha obligado a que los
países tomen medidas preventivas en varios ámbitos como son las
construcciones a las que muchos países como Canadá, Japón se han
acogido con edificaciones de madera para hospitales, escuelas e iglesias.
Sin embargo, otros como República Dominicana, a pesar de estar situada
en una zona de alto riesgo, no toman las precauciones necesarias en las
construcciones, no realizan estudios de suelo, no emplean material
adecuado, las autoridades no aplican medidas preventivas, ni implementan
políticas necesarias frente a los sismos (Banco Interamericano de
Desarrollo, 2013).
Richtsmeier y Miller (2009) consideran que los desastres naturales
“son los hechos o circunstancias naturales que ponen en peligro el
bienestar del ser humano y el medio ambiente, estos se deben a causas de
fenómenos climáticos o geológicos”.
Rodríguez (2012) considera que “los desastres naturales son el
resultado de las acciones humanas. Las inundaciones o los terremotos
provocan desastres sólo como resultado de las acciones de los hombres,
por eso es importante prevenir los desastres buscando soluciones sociales
más que soluciones físicas”.
Frente a esta problemática la prevención tendría que ver con las
medidas y acciones implementadas con anticipación con el fin de evitar o
impedir la ocurrencia de un evento adverso y en último caso de reducir
sus efectos adversos sobre la población, los bienes, servicios y el
ambiente.
A pesar de los avances científicos y tecnológicos todavía no se puede
predecir con exactitud la ocurrencia de los terremotos, los conocimientos
disponibles en la actualidad ayudarían para prevenir y disminuir los
efectos desastrosos. Esto es posible si la población asume la seguridad
preventiva como una norma de vida para saber actuar ante este tipo de
siniestros y posee un adecuado grado de conocimiento sobre su
comportamiento frente a eventos de esta naturaleza, que le permita actuar
con racionalidad y adoptar medidas preventivas para proteger tanto la vida
humana como todo lo que el hombre construye para su confort.
Siembieda (2011) considera que las medidas estructurales consisten
en:
Realizar trabajos de limpieza en arroyos, canales, alcantarillados y
drenajes, mantener en buen estado las viviendas, etc. Las medidas
ambientales recomiendan no habitar en zonas inundables, zonas de
falla tectónicas, etc. Las medidas conductuales implican resguardar
documentos importantes para llevarlos consigo en caso de
evacuación del lugar.
Para Yorca (2013), es la función, cuyo objetivo es el que cada Unidad
Interna de Protección Civil cuente con un documento rector, se
circunscribe a plasmar todos los aspectos que conforman el programa
interno de protección civil, incluyendo: conocer planes de contingencia,
programas de prevención, designación de responsables, seguimiento y
evaluación de actividades, así como participación en simulacros.
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La preparación de una comunidad ante un posible desastre incluye
acciones orientadas a reducir los daños personales, materiales y
ambientales, las organizativas sirven para determinar el potencial humano
y clasificarlo de acuerdo con sus capacidades y limitaciones físicas,
elaborar un programa de capacitación comunitaria para la prevención de
riesgos (Jácome, 2013).
En educación son pocos los educadores que se preocupan por
socializar estrategias o tips de prevención sísmica con los estudiantes,
como qué hacer antes, durante y después de un sismo, asunto que se lo
toma con más rigurosidad cuando la población ha enfrentado ya una
catástrofe que ha marcado sus vidas y sus territorios. Surge la motivación
necesaria para impulsar una cultura de prevención ante los eventos
sísmicos en niños, jóvenes, adultos, personas con discapacidad visual y
otras.
Se sugiere que ante el peligro de un terremoto hay que elaborar un
plan de contingencia en las instituciones educativas, en la familia, en el
vecindario, que permita precisar las acciones a realizar. Así estudiantes,
integrantes de la familia o vecinos de la comunidad, sabrán qhacer, y
tendrán un lugar seguro o punto de encuentro al que acudirán.
Orientaciones como tener preparado un botiquín de primeros auxilios,
comida enlatada, destapador de latas, agua potable, radio, linterna, pilas y
un pito para enviar señales de auxilio. Ubicar visualmente, las salidas más
seguras para el escape, y de ser posible señalarlas, reubicar los objetos
pesados que puedan caer como: computadoras, lámparas, bibliotecas,
cuadros, ventiladores, televisores, y para un rápido desalojo debe saber
dónde están colocadas las llaves de la puerta de salida.
Se recomienda por las instituciones responsables de asesorar ante la
ocurrencia de estos fenómenos que, durante el terremoto si se está bajo
techo es necesario protegerse al lado de una mesa, escritorio, pupitre o
cama resistente. Si no hay muebles, se puede ubicar debajo de una viga, al
lado de una columna o en una esquina de la edificación en posición fetal,
los últimos estudios recomiendan colocarse al lado no debajo, formando
un espacio vacío, es recomendable retirarse de ventanas, espejos o puertas
de vidrios, techos. Mantener la calma, no correr para alcanzar la salida y
no salir por donde se están produciendo desprendimientos.
Al finalizar el sismo, se recomienda desalojar con prontitud y en orden
a las personas de las escuelas y/o universidades, casas, o lugares de
trabajo, no usar ascensores, no caminar descalzo, tener a mano una radio
para escuchar las recomendaciones de autoridades, en caso de quedar
atrapado se debe mantener la calma, pedir ayuda en voz alta y utilizar el
pito, no debe pasar desapercibida la presencia de sismos secundarios
conocidos como réplicas que suelen presentarse.
Todas las recomendaciones anteriormente descritas, a como hacer
conciencia de que la prevención sísmica es responsabilidad de todos, es
motivación suficiente para estar listos y preparados para actuar ante una
emergencia sísmica, teniendo presente que es mejor tomar las medidas
necesarias antes de que ocurra el terremoto para que los daños sean menos
destructivos.
Con estos antecedentes es importante que escuelas, colegios y
universidades preparen un plan de emergencia para afrontar sismos y otros
desastres naturales, el mismo que debe contener información para el
manejo de emergencia, primeros auxilios, asignación de roles y funciones,
así como se hace necesario el establecimiento de rutas, salidas de
emergencia, puntos de encuentro, todo debidamente señalizado y que se
incluya en el currículo escolar (UNICEF, 2014).
Según el Dr. José Matos Pacheco, las personas no están preparadas
para responder correctamente ante una emergencia, por ejemplo, si
ocurriera un sismo, es decir prever los acontecimientos y saber qué hacer
ante una situación como esta. Es importante fomentar la educación
preventiva puesto que se puede evitar muchos accidentes e incluso salvar
la vida (Arriola, 2009).
1.1. Actitud de los docentes ante un terremoto
Los terremotos causan en la población un gran impacto que deja a los
seres humanos sensibles y vulnerables cuando han sido afectados,
físicamente, materialmente, con alteraciones psicológicas, afectivas y del
comportamiento, además de las manifestaciones como apatía, pánico y
resignación que son evidencias claras de afectación psicológica.
Estas son razones que demuestran que la comunidad debe estar
preparada para saber cómo actuar, el docente como líder educativo y
comunitario debe manejar estrategias que ayuden de la mejor forma
posible a asumir el antes, durante y después de un terremoto y más aún
saber cómo manejar la intervención psicosocial una vez controlada la
emergencia.
En definitiva, docentes y estudiantes deben elaborar propuestas
referentes al problema planteado, lo cual amerita realizar revisiones,
consultas, trabajos de campo, y otros aspectos que ayuden a elaborar
estrategias, para mitigar al mínimo los riesgos de desastres y las
consecuentes afectaciones psicológicas derivadas de la ocurrencia de un
evento sísmico como el miedo, confusión, bloqueo, aturdimiento,
angustia, sensación de impotencia. y otras donde los docentes en conjunto
con la comunidad educativa puedan ser los principales elementos de la
investigación.
Deben evaluarse los posibles riesgos que puedan existir en la casa y en
la institución educativa, sugiriendo tomar las debidas precauciones, se
recomienda hacer simulacros con la familia, y con los estudiantes.
Este tipo de fenómeno afecta a toda la sociedad, a sus bienes y al
entorno ecológico, transformando una situación normal en una de
emergencia. Por esta razón, la creación de estrategias de prevención en
situaciones por los miembros de la comunidad, de la familia, de la entidad
educativa deben realizarla considerando el antes, durante y después de que
se presente una situación de desastre. Estas estrategias de prevención
requieren que quienes participan en él lo hagan de manera coordinada y
con un sentido de unión. De ahí la importancia de conocer cómo es el
modo de actuar de las personas en un territorio, para conocer el nivel de
preparación existente y las acciones que se deben poner en marcha.
El objetivo principal de este estudio fue investigar los conocimientos y
actitudes demostrados por los docentes universitarios de la Universidad
Técnica de Manafrente al terremoto del 16 de abril del 2016, si están
preparados para prevenir, tratar y socializar con los estudiantes la
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ocurrencia de sismos, y en qué medida pueden contribuir a la mitigación
de riesgos en caso de producirse un terremoto en horas laborables.
2. Materiales y Métodos
Esta investigación corresponde a un estudio retrospectivo, transversal
y analítico desarrollado en el período 2016-2017. El estudio tuvo un
enfoque cuali-cuantitativo, para permitir el análisis de los datos recogidos
en las encuestas, a través de la modalidad de campo.
Se realiza la investigación en una de las universidades más antiguas de
la provincia de Manabí, ubicada en la ciudad de Portoviejo, la
Universidad Técnica de Manabí (UTM). El estudio es de tipo descriptivo,
analítico, retrospectivo y transversal, teniendo como universo 842
docentes de los cuales se aplica la encuesta al 60 % es decir a 509
docentes de las diferentes facultades de la Universidad.
3. Resultados
De la encuesta aplicada a los 509 docentes de las diferentes facultades
existentes en la universidad objeto de estudio, se obtiene la siguiente la
información:
Ante la interrogante ¿vivió usted la experiencia del terremoto del 16
de abril del 2016? El 100 % de los encuestados contestaron, como se
representa en la figura 1.
Figura 1. Resultados de la pregunta de la encuesta ¿Vivió usted la
experiencia del terremoto del 16 de abril del 2016?
Fuente: elaboración propia a partir de la encuesta.
Los resultados de la pregunta 1 de la encuesta permitieron conocer que
el 84% de estas personas si vivieron la trágica experiencia del 16 de abril
(16 A), mientras tanto el 16% por motivos personales no estuvieron
presentes en este acontecimiento, ya que se encontraban de viaje o fuera
de la provincia.
Al preguntar si conocían por qué se producían los terremotos el 66 %
contestó que sí, lo cual aducen a los conocimientos generales que se
conocen sobre los sismos y las capas tectónicas y el 34 % no tiene
información al respecto.
Cuando se averigua si sabe lo que significa la escala de Richter, un 28
% manifiesta que conoce mucho, el 64 % de los docentes conoce poco y
un 8 % no conoce nada. Esta es una información básica de valoración de
las eventualidades sísmicas, como la presentada el 16 A, la que fue
improvisada, sin aviso de los técnicos o sismólogos y sin que la población
esté alertada.
Al preguntar si conocían sobre teléfonos de emergencia el 55%
respondió que sí, cabe indicar que se referían más a la policía y bomberos
no así hospitales, ambulancias, y el 45 % no conocían teléfonos de
emergencia.
Con la pregunta si han participado en simulacros de prevención de
riesgos, el 35 % confirma que , y el 65 % no, por no haber tenido la
oportunidad o el tiempo suficiente.
Indagando si conocen los puntos de encuentro ubicados cerca de su
vivienda, el 82 % responde que no, lo cual es justificable puesto que no
hubo ninguna alerta a la población para tomar las precauciones necesarias,
ni tampoco estaban señaladas por las autoridades, el 18 % que responde
que se refería a que tienen cerca de su casa casas de salud y parques a
dónde acudir, sin tener lugares estratégicos confirmados.
Cuando se desea conocer si los docentes, como una medida de
prevención contaban con una mochila de emergencia, el 95 %
manifestaron que no, que no estaban preparados para una eventualidad
como la que se dio, no hubo ninguna información de alerta, por el día y la
hora en que se suscitó el evento la mayoría de la población estaba en sus
hogares.
Con la pregunta, si durante el terremoto tomaron precauciones ante
objetos que pueden ocasionar daño físico, el 41 % de los docentes
respondieron que sí en la medida de las posibilidades que tuvieron y
podían hacerlo, sin embargo, el 59 % no lo hizo porque no tuvo
oportunidad de actuar.
Al considerar que estos eventos traen consigo gran impacto en todos
los órdenes, se averiguó por la reacción frente al evento, respondiendo, el
51 % de docentes se desesperó, frente a un 24 % que estuvo calmado, un
16 % gritó y reacciones distintas tuvo un 9 %.
Preguntando si aplicó medidas de seguridad durante el terremoto, el
65 % no tuvo oportunidad de hacer nada, hasta cuando cesó el
movimiento telúrico, que pudieron tomar algunas medidas, el 35% dice
como medidas tomadas alcanzaron a ponerse bajo alguna estructura que lo
consideraron de protección.
Cuando se les pregunta cómo actuó durante el terremoto, el 45 % dice
que salió corriendo, el 21 % se cubrió, el 10 % se agachó, el 9 % se quedó
quieto, y el 15 % está entre los que se arrodillaron, se lanzaron por
ventanas, se abrazaron entre familiares.
A la interrogante si aplicó durante el terremoto ubicarse en el triángulo
de la vida, el 83 % de los docentes responde que no, que en ese momento
de angustia no se acordaron de esta medida, o no sabían, el 17 % dice que
.
Frente a la pregunta ¿Protegió usted a personas vulnerables durante el
terremoto? Se pudo confirmar que un 49 % de los docentes dicen que
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protegieron a una persona vulnerable durante el evento sucedido, llegando
a la conclusión de que por naturaleza el ser humano tiende a cuidar y
proteger a los más débiles, mientras que un 51 % manifestó que no lo hizo
debido al temor y pánico que sintieron en ese momento.
Queriendo conocer sobre los daños ocasionados, un porcentaje
aproximado de 41 % de docentes manifestaron no haber sufrido daños
materiales, mientras que un 26 % sufrió daños psicológicos debido al
impacto y repentino suceso, un 30 % tuvo pérdidas materiales como daño
de su vivienda, un 5 % sufrió daños físicos y un 4 % lamentablemente
perdió a familiares durante el suceso.
Un 33 % de docentes encuestados señalaron que la ayuda que más
necesitaron después del terremoto fue psicológica debido a la magnitud de
lo sucedido, un 25 % señaló no necesitó ningún tipo de ayuda debido a
que no sufrieron daños, un 15 % necesitó ayuda material debido a que
sufrieron daños de infraestructura pero sin embargo dicha ayuda nunca
llego, el 12 % necesitó ayuda alimentaria, 8 % ayuda económica, un 5%
ayuda médica y un grupo pequeño necesitó ayuda laboral más que nada
para familiares, debido a que muchos lugares de trabajo quedaron
destruidos.
Preguntando ¿dónde permaneció después del terremoto? De los 509
docentes encuestados, el 58 % respondió en la casa, el 3% respondió
hospital, el 3 % respondió albergue, el 29 % optó por la opción calle y el 7
% escogió parque.
Cuando se preguntó ¿Qué hizo después del terremoto? Los docentes
contestaron: el 66 % llamó a familiares y amigos, el 19 % buscó un sitio
seguro, el 11 %.se quedó en su hogar y un 4% llamó a organismos de
socorro.
Finalmente, considerando que no solo los terremotos deben
mantenernos preparados y alertas para aplicar planes preventivos y/o de
emergencia, con la intención de identificar si existen los conocimientos
suficientes que permitan disminuir los efectos negativos, se pregunta a los
docentes sobre los conocimientos que disponen para actuar frente a otros
desastres naturales como maremotos, inundaciones, incendios, deslaves, y
otros, obteniendo las siguientes respuestas: el 17 % manifiesta que
suficientes, el 61 % medianamente suficientes, y el 22 % dice que
insuficientes.
4. Discusión
La presencia del terremoto del 16 de abril del 2016 fue un evento que
cogió desprevenida a la población de Manabí y Esmeraldas causando
fuerte impacto con los consecuentes resultados de afectaciones físicas,
materiales, humanas y psicológicas.
Los docentes de la UTM al momento de vivir esa experiencia eventual
e imprevista, estaban poco informados, tenían escasos conocimientos
relacionados con la problemática de los terremotos, los pocos informados
lo hicieron por razones de cultura general.
Las reacciones de la población docente ante los movimientos telúricos
fueron diversas y en la mayoría de los casos no apropiadas a las
recomendaciones de los expertos, la afectación psicológica y material fue
mayoritaria ante la eventualidad.
Los propios docentes en su mayoría reconocen la poca preparación
que tienen para enfrentar eventos de la naturaleza como maremotos,
incendios, deslaves, sismos y terremotos.
Consecuentemente a la situación presentada, docentes, personal
administrativo, institución educativa y estudiantes en general, se afectaron
significativamente, consideran que faltó la alerta de parte de las
autoridades y no haber estado preparados para actuar.
Como docentes responsables de la socialización del conocimiento,
deben mantener vigente, y actualizado una estrategia de emergencia y
constantemente estar realizando simulacros, donde se comprometa a todos
los trabajadores de la institución.
Finalmente, por estar ubicados en una zona de riesgo, se hace
necesario que se incremente en las mallas curriculares planes de
prevención de riesgos y emergencia contra eventos catastróficos.
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