1. Introducción
En Cuba, las modificaciones realizadas al modelo económico imponen
transformaciones a la formación de los futuros profesionales. Este modelo
se caracteriza fundamentalmente por generar diferentes formas de gestión
laboral, por emprender diversas modalidades en la creación de nuevos
servicios a la población, y por lograr resultados en la productividad del
trabajo. En respuesta a ello, la Educación Superior cubana asume como
premisa la formación profesional e integral de sus egresados; este proceso
complejo y dinámico se desarrolla actualmente en un entorno que exige
una actualización permanente, caracterizado por la globalización, los
constantes cambios científico-tecnológicos, medioambientales,
económicos, políticos y sociales.
Específicamente la formación profesional integral del Ingeniero y el
Arquitecto, demanda de recursos económicos, científico-tecnológicos y
humanos. Este último recurso es de vital importancia y su función precisa
de la dirección científico-pedagógica para llevar a vías de hecho y con
éxito la formación del profesional que necesita la sociedad cubana actual.
Resulta importante entonces que los educadores estén preparados para
enfrentar los diversos desafíos y problemáticas que enfrenta el país.
Los retos impuestos a la formación de los futuros profesionales
obligan al estudiante a integrarse al proceso educativo con un
comportamiento proactivo y comprometido con los cambios que suceden
a su alrededor. Educadores y estudiantes se integran buscando la máxima
calidad en los procesos de enseñar y aprender, de instruir y educar, de
formar y desarrollar profesionales integrales.
Esta manera de concebir el proceso educativo exige un estudiante que
también pueda dar el paso al frente en situaciones difíciles, asumir roles
para los que no se ha preparado y emprender proyectos de vida
profesionales que determinen su situación sociolaboral futura; para
promover esto se necesitan cambios en la universidad que potencien la
formación pedagógica de educadores jóvenes.
En este empeño se materializa el movimiento de alumnos ayudantes
como respuesta al déficit de profesores universitarios y a la necesidad de
cubrir con la calidad requerida el proceso docente educativo. Este artículo
se enfoca en la temática planteada y emana del proyecto Modelo para la
formación pedagógica de alumnos ayudantes, con apoyo de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la Universidad
Tecnológica de La Habana, Cujae, actualmente desarrollado en el Centro
de Referencia para la Educación de Avanzada (CREA) y que tiene como
objetivo socializar los resultados obtenidos de la indagación preliminar
realizada que posibilitó la caracterización del estado actual del
movimiento de alumnos ayudantes en la Institución.
1.1. El movimiento de alumnos ayudantes en la
Educación Superior
Para la universidad actual, cada vez más centrada en la atención al
estudiante como persona que se construye en el proceso de enseñanza-
aprendizaje, la formación humanística de profesionales competentes y
comprometidos con el desarrollo social constituye una preocupación y un
motivo del cual ocuparse.
La idea de que un profesional competente es aquel que posee los
conocimientos, habilidades y actitudes que le posibilitan desempeñarse
con éxito en una profesión específica, se ha hecho acompañar de la
comprensión de la formación profesional como un proceso complejo, que
expresa las potencialidades de la persona para orientar su actuación en el
ejercicio de la profesión con iniciativa, flexibilidad y autonomía, en
escenarios heterogéneos y diversos; a partir de la integración de
conocimientos, habilidades, motivos y valores que se expresan en un
desempeño profesional eficiente, ético y de compromiso social. En
palabras de la Organización de la Naciones Unidas para la Educación y la
Ciencia y la Cultura (UNESCO), no basta conocer y saber hacer, es
necesario ser profesional integral (UNESCO, 2015).
Dada la complejidad del tipo de saber requerido para enseñar en una
universidad tecnológica, acorde a los actuales requerimientos sociales,
académicos y profesionales, la formación profesional integral del
Ingeniero y el Arquitecto cobra mayor relevancia y el compromiso de la
comunidad académica en este sentido debe estar encaminado a lograr la
calidad de la enseñanza. Para dar respuesta a esta necesidad en la
Institución se organiza el movimiento de alumnos ayudantes, con el fin de
contribuir a la formación profesional integral de estos profesionales.
Los alumnos ayudantes, según queda plasmado en el Reglamento del
Trabajo Docente y Metodológico, particularmente en su Artículo 237 son:
Aquellos estudiantes de alto aprovechamiento docente,
previamente seleccionados en las carreras, tanto en las sedes
centrales como en los centros universitarios municipales y filiales,
que se distinguen por mostrar ritmos de asimilación más rápidos,
aptitudes favorables para de alguna o algunas disciplinas del plan
de estudio y para la investigación científica o el trabajo de
desarrollo técnico (MES, 2018, p.64).
El fortalecimiento y desarrollo del movimiento de alumnos ayudantes
constituye un aspecto esencial en la formación pedagógica del Ingeniero
y el Arquitecto ya que logra consolidar la educación en el trabajo, idea
rectora de la educación superior cubana, propiciando la integración de los
procesos sustantivos universitarios y coadyuvando a la formación de un
profesional con perfil pedagógico.
Estos estudiantes serán capaces de realizar tareas complementarias
a su plan de estudio, con el propósito de formarlos como profesores
o futuros investigadores, y así contribuir a satisfacer las
necesidades de las universidades y de los centros de investigación
científica (MES, 2018, p.64).
En la actualidad, el Ministerio de Educación Superior, mediante el
Reglamento del Trabajo Docente Metodológico (Resolución No 2/2018),
y la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), mediante el ABC de esta
organización, son los encargados de normar el funcionamiento del
movimiento de alumnos ayudantes. Asimismo, constituye una de las
líneas de trabajo priorizadas de la dirección de Extensión Universitaria,
quien conjuntamente con la FEU son los responsables de su selección y
aprobación cada curso escolar.
Entre las funciones de los miembros del movimiento de alumnos
ayudantes, que estipula el ABC de la FEU, se encuentran:
1. Impartir clases, clases prácticas, seminarios, consultas, cursos,
según las necesidades del departamento, cátedra o centro de
investigación.
2. Velar por su autosuperación académica y cultural con vistas a
enfrentar el proceso docente educativo con excelencia.
3. Mantener una activa labor científico-investigativa.
4. Brindar apoyo a los estudiantes con más dificultades, tanto en su
brigada como en otras cuando sea solicitado por el Secretariado
de la FEU de la sede o facultad (Consejo Nacional de la FEU,
2016).
Para el logro de esas funciones, al iniciar cada curso escolar la FEU y
la dirección de Extensión Universitaria organizan el proceso para