oportunidades para que las autoridades pueden tomar decisiones
académicas que permitan obtener mejoras en la calidad de los
aprendizajes, estas pueden tomarse con base en el seguimiento de las
trayectorias de los estudiantes (Illescas, Peña, Bravo y Larriva, 2018),
también es posible revisar los reportes de calificaciones de los estudiantes,
el desempeño de los profesores, y cuando haya dificultades académicas se
puede decidir realizar una intervención y planificar el refuerzo de ciertos
temas (Peña, Bravo, y Illescas, 2019).
Aunque el gobierno se ha preocupado de la dotación de infraestructura
tecnológica y capacitación a los docentes (Gonzales, Trelles y Mora,
2017), algunas instituciones educativas aún no se convencen del potencial
que tienen las nuevas tecnologías y del beneficio para la educación
(Navarrete y Mendieta, 2018), así que esa desidia ocasiona que se amplíe
la brecha digital y las desigualdades en la educación (Marulanda, Giraldo
y López, 2014).
Existen problemas de obsolescencia de los equipos, de seguridad, de
fallos técnicos (Gargallo, 2018), que se deben a temas presupuestarios. El
soporte técnico es escaso y la reposición de equipos es difícil, las
instituciones tienen equipos que no dan soporte a los nuevos programas y
avances tecnológicos. También, se dan problemas de conectividad y
escasez de software (Rivera y Suconota, 2018). Dado que algunos
programas cuyo uso es muy difundido, deben pagar altos costos de
licencia, deben ser sustituidos por software libre, que en algunos casos
tienen limitaciones.
Las instituciones están obligadas a actualizarse e incorporar
paulatinamente las TIC a sus programas educativos, para eso deben
destinarse recursos económicos, contar con docentes capacitados y
dispuestos a afrontar estos retos (Vinueza y Simbaña, 2017), además, es
importante esforzarse por tener actualizadas las instalaciones y
laboratorios informáticos para aprovechar los beneficios que traen los
entornos virtuales y los avances tecnológicos (Mercado, Luján y
Guarnieri, 2017).
1.3. El docente y el uso de las TIC en el aula
La reforma curricular 2016 fue difundida a todos los miembros de la
comunidad educativa ecuatoriana para que sea aplicada, se la socializó
entre las autoridades de las instituciones educativas y se publicaron los
documentos que la fundamentan. En el caso de los docentes, se
programaron cursos de capacitación, se elaboraron textos guía que
buscaban llegar al aula con la propuesta fundamentada en el pragmatismo
y el constructivismo (Ministerio de Educación, 2016c).
Pero, el docente no llega a aplicar totalmente el enfoque
constructivista de la propuesta curricular, porque él mismo vive la
transición entre su práctica docente tradicional y la nueva propuesta, que
le obliga a realizar cambios que van contra de su lógica. Ser el dueño de
los saberes, el centro de atención de la clase, y tomar exámenes, le ha
otorgado autoridad y le ha permitido controlar la disciplina (Bravo,
Trelles y Barrazueta, 2017). Ahora, debe ceder la iniciativa a los
estudiantes, organizarles actividades de trabajo colaborativas, autónomas,
orientarles en la investigación, en la búsqueda de información y la
construcción de sus propios conocimientos, generando un cambio
significativo.
Mayor es el reto si debe utilizar una computadora o navegar en
internet. Los planes y cronogramas le exigen al docente completar los
temas en cortos plazos, de modo que no tiene tiempo para verificar si los
estudiantes lograron las destrezas, cumplieron los indicadores y
alcanzaron los aprendizajes planificados (Bravo, Trelles y Barrazueta,
2017). El paso de que todo gire alrededor del docente, hacia una nueva
visión donde ahora es el estudiante el centro de atención, le ha trastocado
sus esquemas.
Para el docente de más edad, afrontar las TIC se vuelve un reto, dado
que no adquirió esa habilidad, le cuesta pasar de tener los conocimientos,
a que ahora toda la información y los conocimientos estén a un click del
estudiante, haciéndole creer que pierde espacio. Los profesores con una
perspectiva tradicional del proceso educativo aplican las TIC solo como
un apoyo o un refuerzo a su clase y las usan para presentar y transmitir los
contenidos (Cuberos y Vivas, 2017). Un estudio realizado en Ecuador
muestra que a medida que la edad del docente es mayor, el uso de las TIC
es menor (Gonzales, Trelles y Mora, 2017). Es que algunos docentes de
más edad toman las capacitaciones de actualización con el fin obtener el
certificado que les permite acumular méritos y alcanzar la
recategorización, aunque esos aprendizajes no los apliquen en las aulas.
Otra dificultad asociada al docente es que su formación en alto grado
es disciplinar, es decir tiene dominio en los temas correspondientes a la
asignatura, pero tiene deficiencias en su formación pedagógica (Bravo,
Illescas, Larriva y Peña, 2017). Posee carencias en cuanto a manejo de
metodologías y recursos dentro del aula (Barrazueta, Bravo y Trelles,
2018). El docente de más edad, el que no ha tenido formación pedagógica,
enseña como a él le enseñaron (Bravo, Trelles y Barrazueta, 2017), es
decir, limitándose al uso de la tradicional pizarra (Bravo, Illescas, y
Quezada, 2018), y con un mínimo uso de recursos tecnológicos, resulta un
reto para los docentes dado que no han adquirido las competencias para
aplicar estrategias didácticas con el uso de tecnologías, (Cuberos y Vivas,
2017). El docente descrito requiere capacitarse para aprovechar todas las
herramientas tecnológicas, para afrontar los nuevos retos de la educación
(Hernández, 2017), dado que el mundo desde hace tiempo se desarrolla en
un entorno virtual (Aguirre, 2018).
En una clase el docente hace uso de diferentes metodologías y
recursos didácticos para maximizar los resultados educativos que se
pretenden. Por tal motivo, él planifica el uso de recursos que se prestan
para desarrollar las ideas y simplificar a los alumnos la comprensión del
tema. Ha sido frecuente el uso de material didáctico que permite al
estudiante palpar y manipular objetos que modelan una situación o un
tema, facilitando el logro de aprendizajes de calidad, sin embargo, es
posible apoyarse en las TIC para lograr esas mismas metas en ambientes
acordes a estos nuevos tiempos (Navarrete y Mendieta, 2018).
La enseñanza centrada en el estudiante responde al paradigma socio
constructivista, y las TIC aportan a esa teoría con el logro de
competencias que favorecen la curiosidad, el trabajo en equipo, entre otras
(Marqués, 2013). Actualmente el uso educativo de las tecnologías de la
información y la comunicación ha provocado una revolución (Jenkins,
2018), y para el docente se han ampliado las posibilidades de uso de
recursos que generen resultados positivos (Gonzales, Trelles y Mora,
2017). Estos recursos tecnológicos están a disposición del profesor, pero