1. Introducción
La ciudad de Manta se encuentra ubicada en la provincia de Manabí,
en la Costa del Pacífico. Presenta un amplio crecimiento comercial y
turístico. Además de contar con el principal puerto pesquero del Ecuador.
Anualmente es visitada por turistas tanto extranjeros como nacionales, por
sus playas situadas en el corazón de la ciudad. Los Esteros, Tarqui, El
Murciélago, Barbasquillo, Santa Marianita, San Lorenzo, son el deleite
para el turismo y la aventura (Ecotravel, 2014).
La variedad de actividades turísticas favorables que se desarrollan en
este Cantón trae bonanzas económicas, y por consiguiente se considera un
instrumento generador de divisas. Una de las principales zonas turísticas,
gastronómicas y hoteleras de la ciudad de Manta es el sector de Playita
Mía, en la Parroquia Tarqui. Existen allí varios locales dedicados al
mercado de la venta de bebidas y alimentos. Estos locales buscan mejorar
sus condiciones de servicio y calidad de sus productos para satisfacer las
necesidades de los clientes; sus platos a base de mariscos y pescados
frescos son un privilegio que no tienen otros lugares a nivel nacional.
Elaborar los platos típicos de la región manabita con la calidad que
exigen visitantes y turistas requiere gran relevancia, evitar enfermedades
de transmisión alimentaria es un requisito obligatorio que exigen las
normas internacionales de elaboración de alimentos. Las investigaciones
que se han realizado en el área solo han tratado la satisfacción del cliente
y no la calidad de los servicios vinculada a la manipulación e higiene. Por
lo que surge la necesidad de esta investigación para analizar la incidencia
de una correcta manipulación e higiene de alimentos y de los
colaboradores en la calidad de los servicios.
El desarrollo cada vez más del turismo a nivel mundial exige de
restaurantes ajustados a un cliente que en igual medida demanda
excelencia. Se aprecia variedad de restaurantes, que por estudios de
mercado poseen una ubicación aceptada por consumidores. Sin embargo,
otras variables del servicio de un restaurante que no se pueden generalizar
son: iluminación y ambientación. Esto tiene que ver en gran medida con
los recursos de quienes son propietarios, o es también una variable a la
que no se le ha dado la debida atención por desconocimiento. Todo de
manera directa incide en la satisfacción de los clientes.
Para Gonzáles (2010), en los establecimientos de restauración uno de
los factores de mayor relevancia es la calidad del producto para la
elaboración de menús de la oferta. El éxito depende de la correcta
selección de los proveedores, la confiabilidad en los despachos en tiempo
y contar con la materia prima en condiciones óptimas y necesarias para el
montaje del plato en su totalidad.
En concordancia con este autor, los proveedores adecuados garantizan
seguridad gastronómica, elemento a considerar como relevante para lograr
un buen resultado del restaurante. La higiene de los alimentos comprende
condiciones que son necesarias y básicas desde el primer eslabón de la
cadena productiva hasta el final de su elaboración y consumo por el ser
humano. Donde el objetivo es garantizar el buen estado de los alimentos
y su inocuidad, para así alcanzar niveles altos de satisfacción al cliente.
Según Jiménez (2005), las investigaciones realizadas sobre seguridad
alimentaria son fundamentales para trazar estrategias y evaluar el
cumplimiento de los programas que se ejecutan. Uno de los factores que
en mayor medida afecta a la Salud Pública es la higiene de los alimentos,
especialmente en los comedores colectivos, ya que cada vez es mayor el
número de personas que realiza diariamente alguna comida fuera del
hogar. Este hecho motiva a que una buena parte de las actuaciones de los
técnicos superiores de Salud Pública se enfoque en mejorar la calidad
higiénica de los alimentos, con el fin de contribuir a la búsqueda de la
salud para todos, entendida en su sentido más global (Pérez, Belmonte &
Martínez, 1998).
La importancia de las condiciones higiénicas se encuentra ligada a las
buenas prácticas de manipulación alimentaria, desde ese momento el
contacto directo con los alimentos resulta el punto clave para controlar los
procesos de contaminación y la propagación de las enfermedades. Estas
últimas trasmitidas por alimentos: salmonella, capylobacter, listeria, por
solo citar algunas.
Las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA), son un problema
que se considera en un ámbito de carácter social, tecnológico, económico,
cultural y político. Por ser un problema recurrente en los países en vías de
desarrollo, las autoridades e instancias gubernamentales y otras
instituciones afines, tanto del sector público como privado, deberían
dirigir campañas de vigilancia y asistencia continua a fin de prevenir o
corregir situaciones que pueden ser muy peligrosas, y que afectan
adversamente la salud de la población (Kopper, 2009).
Por su parte, el HACCP (Hazard Analysis and Critical Control Points)
rige y garantiza la calidad de los productos mediante un monitoreo de
puntos críticos en el proceso de producción. Este sistema de
administración aborda la seguridad alimentaria a través de la
identificación, análisis y control de los peligros físicos, químicos,
biológicos y radiológicos, desde las materias primas y etapas del proceso
de elaboración hasta la distribución y consumo del producto terminado
(FAO, 2009).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización
Panamericana de la Salud (OPS), los Principios generales de higiene de
los alimentos del Codex Alimentarius (BPA/BPM) son aplicables en toda
la cadena alimentaria, desde la producción inicial hasta el consumidor
final, estableciendo condiciones higiénicas necesarias para producir
alimentos inocuos y saludables (OPS/OMS, 2015). Este documento posee
códigos específicos aplicables a determinadas áreas. La aplicación de
estos principios permite manejar condiciones ambientales favorables en
la producción de alimentos seguros, y en la higiene, referentes a la
manipulación (producción y cosecha, preparación, procesamiento,
embalaje, almacenado, transporte, distribución y venta), para consumo
humano, garantizando productos seguros, inocuos y saludables.
Las BPM o GMP (por sus siglas en inglés), como plantea Solano
(2008), se conforman por un conjunto de herramientas que se
implementan en la industria de la alimentación. El objetivo central de esta
es obtener productos seguros para el consumo humano. Los ejes
principales de las BPM son las metodologías utilizadas para la
manipulación de alimentos y la higiene y seguridad de estos, liberándose
de las ETA. Para este autor, el programa BPM aplicado a la industria
requiere al igual que otras normas, tales como la ISO (International
Organization for Standardization), la auditoría permanente para verificar
el cumplimiento del sistema. Estos controles generalmente están basados
en las recomendaciones del Codex Alimentarius y se ejecutan en base a
diez aspectos de verificación:
Infraestructura, edificación y operacional.
Materias primas, insumos directos e indirectos.
Métodos y procedimientos.
Equipos, utensilios y herramientas.
Personal (prácticas, capacitación, elementos de protección).
Producto terminado.
Servicios.
Manejo de residuos.