1. Introducción
El turismo es considerado en la actualidad como una de las fuentes de
ingresos más representativas y con menor impacto de contaminación. Su
importancia es tal, que en los últimos años es uno de los principales
sectores que impulsan el comercio, generando recursos tanto públicos
como privados y fomentando el desarrollo de una nación o localidad a
través de parámetros de calidad y estabilidad (Orgaz y Moral, 2016).
Ecuador es un país poseedor de una biodiversidad extraordinaria, que
lo hace un destino turístico único. Dentro del país encontramos la región
costa, con una geografía compuesta por montañas, playas, bosques,
cascadas, además de tradiciones culturales y ancestrales que a lo largo del
tiempo la han situado como uno de los destinos turísticos más visitados a
nivel nacional (Ministerio de Turismo de Ecuador, 2014).
El cantón Portoviejo, capital de la provincia de Manabí, es una ciudad
con diversidad de tradiciones, folklore y exquisita gastronomía, motivo
por el cual, en el año 2019 la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) la incluyó en la lista de las
ciudades creativas, convirtiéndose de esta manera en una de las primeras
ciudades del Ecuador, en ser reconocida internacionalmente por su
gastronomía (UNESCO, 2019).
Portoviejo está conformado por parroquias urbanas y rurales, dentro
de sus parroquias rurales están: Abdón Calderón, Alhajuela, Chirijos,
Crucita, Pueblo Nuevo, Riochico y San Plácido, zonas rurales donde se
puede encontrar una variedad de recursos y atractivos turísticos, que
incentiva la presencia de turistas en cada una de estas parroquias
(Gobierno Provincial de Manabí, s.f.a).
Para efectos de esta investigación, despierta interés identificar la
información existente en las diferentes instituciones públicas responsables
del impulso turístico, que documenten el potencial turístico de las
parroquias rurales del cantón, para a partir de ello, proponer estrategias
que visibilicen las bondades rurales y promuevan un impacto positivo en
su economía, y el desarrollo local de las parroquias rurales y
comunidades.
En el presente artículo se expone definiciones de diferentes ápices del
turismo, los atractivos turísticos y su clasificación, se hace referencia a las
potenciales bondades naturales y culturales de las distintas parroquias
rurales del cantón Portoviejo.
1.1 Antecedentes teóricos
El turismo es conocido como sinónimo de placer, aventura, paz, ocio y
conexión con la naturaleza, que abarca variables y perspectivas que
transcienden y transforman economías mundiales. Considerado como un
factor de exportación de raíces, identidades y destinos, dinamizador
económico y cultural de los pueblos, por lo que se lo estudia desde varias
áreas: social, cultural, patrimonial, ambiental y económico. Es una
práctica social y de esparcimiento del hombre, que busca satisfacer la
necesidad de explorar nuevos espacios (Vallejo, Lindoso y Vilar, 2018).
Para la Organización Mundial del Turismo (OMT), el turismo es un
fenómeno social, cultural y económico que supone el desplazamiento de
personas a países o lugares fuera de su entorno habitual por motivos
personales, profesionales o de negocios (Organizacion Mundial del
Turismo, s.f.). El turismo contribuye a la generación de riqueza,
convirtiéndose en un pilar fundamental en el crecimiento y desarrollo de
las naciones. Para Santamaría y Bayas (2018) entre sus características,
resalta la involucración de varios sectores de la sociedad como la
industria, las personas, las organizaciones no gubernamentales,
permitiendo así abordar temas relacionados a la pobreza y desarrollo de
comunidades.
La OMT define al turismo sostenible, como el turismo que tiene
plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas,
sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los
visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas
(Organización Mundial del Turismo, s.f.b). Por su parte, el Sistema
Nacional de Áreas Protegidas del Ecuador (2015) considera al turismo
sostenible como el desarrollo de una actividad recreacional responsable,
que está conformado por varios parámetros, como la conservación del
medio ambiente, el bienestar local y la integración socio cultural,
proyectándose a través de una cultura ambiental, que asegure la
conservación de la flora, fauna y la vida silvestre de los territorios.
A su vez el turismo sostenible implica la participación de varios
elementos para su desarrollo: la administración local, los turistas, la
comunidad, las empresas públicas-privadas, que permitan promover y
desarrollar procesos para una continua conciencia social acerca de la
sostenibilidad y buenas prácticas ambientales (Santiago, 2019). De ahí la
importancia del turismo sostenible, que radica en un modelo de desarrollo,
basado en la cultura, la economía, el medio ambiente y los recursos
naturales, con el fin de tener un desarrollo turístico sostenible para el
bienestar de la comunidad.
El turismo rural es considerado como un cambio de experiencias entre
el visitante y la comunidad, basado en su gastronomía, cultura, historia,
folklore, entre otros. Para Varisco (2016) es una forma de esparcimiento
turístico-recreativa, mientras que, del Pilar, Angarita, Pérez y Ochoa
(2016) hacen referencia que el turismo rural, es aquel que se realiza en
áreas alejadas de la ciudad, es decir, zonas no urbanas, promoviendo de
esta manera la integración de las comunidades.
Por otra parte, Riva y Flor (2017) consideran que el turismo rural
mejora la calidad de vida de los actores involucrados en esta actividad,
mejorando a través de este la conservación del patrimonio y la cultura de
las zonas rurales, siendo una actividad que favorece tanto a los turistas,
como a sus miembros locales. Sánchez y Sánchez (2018) indican que su
“característica fundamental es el desarrollo en áreas rurales, por lo que se
sustenta en principios ambientales, culturales, sociales y
económicos”(p.3), siendo de esta manera una estrategia social ubicada en
zonas rurales, permitiendo a las comunidades locales una mayor ventaja
respecto a una mejor calidad de vida (Schlemer y Cioce, 2017).
Los recursos turísticos son parte fundamental de la actividad turística
(Jean, Gomez y Morcate, 2019), donde se involucra a la flora, fauna,
clima y vegetación. Navarro (2015) los clasifica en recursos turísticos
naturales, recursos turísticos culturales y recursos turísticos humanos. Los
recursos turísticos naturales son aquellos recursos otorgados por la
naturaleza dentro del entorno geográfico, como playas, ríos, montañas,
bosques, lagunas, pesca etc. Los recursos turísticos culturales son aquellos
que muestran la identidad y características de una comunidad, siendo estas
tradiciones, gastronomía, folklore, patrimonio. Y los recursos turísticos
humanos toman como equivalencia a lo social, económico, cultural.
1.2 Atractivos turísticos
Para Amaiquema (2015), “los atractivos turísticos son la materia
prima del turismo, los atractivos son las motivaciones de los turistas, sin