1. Introducción
Los modelos educativos siempre están en correspondencia con las
demandas de la sociedad en que estos se gestaron. Así el modelo
tradicional, trasmisor de información mediante el uso casi exclusivo de la
clase magistral; el modelo transformador de la escuela nueva, los modelos
liberadores, basados en el ejercicio práctico de la tarea; hasta modelos
actuales, con el uso intensivo de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones (TICs), apoyados en el protagonismo y autonomía del
alumnado frente al proceso de aprendizaje, se gestaron como respuesta a
las condiciones histórico- concreta.
La expansión mundial de la enfermedad llamada COVID-19 ha
impactado a la educación con la misma intensidad que a las demás esferas
de la realidad económica y social de todos los países. En estas condiciones
se ha impuesto de manera emergente un modelo educativo para el cual no
se estaba preparado. El proceso de enseñanza aprendizaje se ha tenido que
apoyar mayormente en el uso de la tecnología.
La tecnología es un tema plenamente distintivo de nuestro tiempo;
contemplada desde una óptica escolar y educativa; esta puede suponer
oportunidades importantes para mejorar el desempeño del docente en el
proceso de aprendizaje de los alumnos. Las mismas han generado un gran
impacto en la sociedad, en la economía y en la cultura; el sistema
educativo debe formar a las nuevas generaciones para que sean capaces
de construir una sociedad participativa y creativa, con nuevas
posibilidades de manejo de la información, a fin de que se concreten en
sociedades del conocimiento y la información (Álvarez y Romero, 2015).
Las Tecnologías de la Información y Comunicación son el conjunto
convergente de herramientas que permiten la adquisición, producción,
almacenamiento, tratamiento, comunicación, registro, acceso y
presentación de datos, información y contenidos (en forma alfanumérica,
imágenes, videos y sonidos) utilizando internet (Bautista, 2017).
Quispe y Ferro (2019) asumen las TICs como aquellos recursos,
herramientas y programas que se utilizan para procesar, administrar y
compartir la información mediante diversos soportes tecnológicos, tales
como: computadoras, teléfonos móviles, televisores, reproductores
portátiles de audio y video o consolas de juego que permiten la creación,
almacenamiento, selección, transformación y distribución de las diversas
clases de información, así como a la comunicación, utilizando datos
digitalizados.
Las políticas educacionales que implican la incorporación de las TIC
en los establecimientos educacionales y su utilización efectiva, tanto en
los procesos de enseñanza/aprendizaje como en la organización de la tarea
docente, son una manera de enfrentar el desafío de expandir y renovar
permanentemente el conocimiento, dar acceso universal a la información
y promover la capacidad de comunicación entre individuos y grupos
sociales. Por lo tanto, no son una simple moda o una mera sofisticación,
sino que responden a las necesidades de desarrollo y de inserción en el
mundo globalizado (Sunkel, 2006; Almenara y Cejudo, 2015).
Las TICs constituyen otra forma de ver y configurar la realidad, son
herramientas que han cambiado los estilos de la información e interacción
con los demás y los instrumentos que facilitan la realización de múltiples
trabajos en la gestión educativa como la administración escolar y la
elaboración de material didáctico. Además, son fuente de múltiples
aprendizajes formales e informales, en tal sentido, son medios que la
sociedad requiere hoy en día para interactuar en cualquier contexto social.
Introducir las TICs, en la enseñanza implica mejorar la calidad del
aprendizaje ofreciendo a los alumnos la posibilidad de desarrollar
destrezas que necesitarán en el trabajo y en la vida, ampliando el acceso a
la educación e información (Del Valle, 2019; Quispe y Ferro, 2019).
El uso de la tecnología como medio para que los alumnos mejoren su
proceso de aprendizaje ha impactado positivamente el proceso docente,
las investigaciones muestran que la implementación de tecnología dentro
de las aulas de clases ha dado resultados positivos. Iraburo et al. (2018)
piensan que con esto el alumno puede mejorar sus habilidades de
escritura.
El campo de la didáctica tecnológica se conforma como un cuerpo de
conocimientos, construido a la luz de experiencias que significan buenas
propuestas de enseñanza, reconoce la influencia de las TICs en dicho
proceso, y de las características de las estrategias docentes cuando son
mediadas por la tecnología. En este contexto, las diversas modalidades de
formación que reciben el apoyo de las TICs posibilitan la creación de
nuevas y diversas concepciones en lo que respecta al proceso de
enseñanza-aprendizaje, debido a que sitúan el foco en el desarrollo
tecnológico, los cambios pedagógicos y sociales que se encuentran
relacionados directamente con la utilización de la tecnología (Falco,
2017).
El reto para el sistema educativo ante el COVID-19 es conducir esta
crisis a un aprendizaje significativo y constructivo en vez del
debilitamiento del estudiante y en el peor de los casos a su deserción.
Mientras se tenga la posibilidad de trabajar en línea, por medio del
teléfono o mediante un folleto guía de estudios el docente es llamado al
cumplimiento de la misión de educar, de promover el pensamiento crítico
y perfilar valores en la nueva ciudadanía a nivel global (Villafuerte,
Cevallos y Vidal, 2020).
Las directrices acerca de la virtualidad, suponen un reto para el
quehacer docente, así como un desafío para las instituciones, más aún
cuando el docente y sus estudiantes se encuentran familiarizados con un
solo modelo educativo, el modelo tradicional de enseñanza-aprendizaje a
través de clases magistrales, pues migrar desde este punto al modelo
virtual genera sentimientos de angustia, desconfianza e incertidumbre
para ambas partes, se producen cuestionamientos que deben ser
planteados para favorecer una discusión académica (Moreno, 2020).
Lejos del debate que se ha generado sobre la brecha digital que ya de
por sí afecta a familias que no tienen los recursos para conectarse, como
dispositivos, ordenadores o sencillamente internet para que los menores
puedan estar conectados con el mundo y sus centros educativos, la
creatividad y adaptación de los docentes ha sido rápida y sorprendente,
siendo testigos de un gran abanico de recursos y maneras de enseñar como
videoconferencias, actividades interactivas, entre otras formas (Sanz,
2020).
Rodríguez, Díaz y Pandiella (2020) consideran que nos encontramos
ante un momento ideal para profundizar en las relaciones que mantenemos
con nuestro alumnado, así como con sus familias. Un momento en el que
se hace necesario, acompañarlos desde la empatía, ofreciéndoles nuestra