1. Introducción
La actividad turística engloba al sector público y privado, incluyendo
un sinfín de servicios como hospedaje, alimentación, recreación, deporte,
arte -cultura, entre otros elementos que se van sumando según la
competencia y la globalización de los servicios. Asimismo, la demanda
turística y las necesidades según las experiencias y expectativas que van
dejando los visitantes nacionales y extranjeros en el país, hacen que se
generen e innoven productos y servicios con calidad y calidez. Esto
conlleva a que se incremente la oferta en los sectores turísticos, y se vean
en la obligación de mejorar sus servicios.
Al relacionar la calidad y la calidez con la formación, señalan
Gonzales & Mendoza (2015), en la industria del turismo es impensable no
contar con vocación de servicio, con calidad, con un personal y una
empresa enlazados. Refiere Artacho (2017) que entre los tipos de calidad
está la calidad higiénica sugerida en los alimentos y platos servidos, los
que en estas condiciones son servidos sin presentar peligros para la salud
e integridad de los consumidores.
Para la FAO (2018), la calidad está en los sistemas nacionales de
control de los alimentos. Por lo que, proteger la salud pública reduciendo
el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos; proteger a los
consumidores de alimentos insalubres, malsanos, indebidamente
etiquetados o adulterados; y contribuir al desarrollo económico
manteniendo la confianza de los consumidores en el sistema alimentario
y estableciendo una base normativa sólida para el comercio nacional e
internacional de alimentos.
Los sistemas de control de la calidad en las empresas que producen o
expenden alimentos, según Artacho, facilitan:
La consolidación del saber hacer de la empresa; proporcionan
una mayor capacidad a la empresa para fabricar productos o
prestar los servicios en función de las necesidades del cliente;
promueve la fidelidad de los clientes; prepara a la empresa para
ofrecer una mejor respuesta y atención a sus clientes; disminuye
los costes producidos por el no cumplimiento de los requisitos de
calidad; proporciona orden y estandarización de las actividades
de la empresa. (2017, p.183)
Gran variedad de empresas se dedica a la producción y venta de
alimentos, entre las que destaca para el caso del servicio/venta, los
restaurantes.
El control de calidad en los alimentos es la utilización de parámetros
tecnológicos, físicos, químicos, microbiológicos, nutricionales y
sensoriales para lograr que un alimento sea sano y sabroso con el objetivo
de proteger al consumidor, tanto del fraude como de su salud (SAIA,
2017). Está mundialmente aceptado que la calidad de los alimentos se
halla constituida por una serie de atributos que varían de acuerdo con los
productos y los mercados, y se asientan sobre la condición básica de la
inocuidad, entendiendo por tal a la seguridad higiénico-sanitaria de un
producto (Feldman, y otros, 2013). Un sistema de gestión de seguridad
alimentaria es un enfoque sistemático para controlar los peligros dentro
de la inocuidad alimentaria con el fin de garantizar que los alimentos sean
seguros para el consumo (Farm, 2020). La importancia de la seguridad
alimentaria es ampliamente conocida, pero en estos tiempos es necesario
asegurar que se cumpla en todos sus niveles (Bret Gary Luque Zúñiga,
2021).
Salinas, Bustamante, & Iñiguez, (2019) definen a los servicios
turísticos como aquella actividad que una persona hace hacia un
individuo, a partir de un bien, generando un beneficio económico a
cambio de realizar esa actividad. Dentro de los servicios turísticos están
los establecimientos de alimentos y bebidas, que juegan un papel
importante e intrínseco en los patrones de consumo del cliente, siendo
representativos por la diversidad de productos gastronómicos y servicios
diferenciados. Concuerdan Oliveira (2011); Oñate, Fierro, & Viteri
(2018) que el turismo gastronómico es un producto turístico nuevo, que
se ha posicionado con mayor demanda en los últimos tiempos, llamando
la atención en la comunicación social. Interpretan que el turismo se ha
segmentado por su diversidad, analizando las expectativas, deseos y
motivaciones que el turista deja a través de sus experiencias tangibles.
Mencionando aquella diversidad turística por citar algunos como, turismo
cultural, gastronómico, de naturaleza, comunitario, de aventura, entre
otros.
La gastronomía va tomando forma y adquiriendo fuerza dentro del
turismo, y desde ambas industrias se busca desarrollar una oferta
gastronómica más interesante. En muchas ocasiones el rol de la
gastronomía consiste en atraer clientes a un determinado lugar y luego
complementar esta oferta con otros servicios turísticos (FUDE, 2012).
Menciona Ruiz (2018) que reconoce al turismo gastronómico como uno
de los más dinámicos y diversos, que crece aceleradamente en la
actualidad; comenta que al mencionar las palabras turismo y gastronomía,
se refiere a un turista o visitante el cual una de sus motivaciones en el
momento de viajar es conocer las tradiciones gastronómicas de la ciudad
y palpar el producto de la región.
Para clasificar los locales que ofertan productos gastronómicos, el
Ministerio de Turismo de Ecuador (Mintur-Ecuador, 2018), en su
Reglamento Turístico de Alimentos y Bebidas (2018), título III, capítulo
I, art 14, los cataloga de la siguiente forma: a) Cafetería; b) Bar; c)
Restaurante; d) Discoteca; e) Establecimiento móvil; f) Plazas de comida;
g) Servicio de Catering. Asimismo, hace referencia a los requisitos
obligatorios y de categorización que deben cumplir para su respectivo
proceso de diferenciación. Esto se realiza para fines de regulación y
control de los establecimientos turísticos de alimentos y bebidas, siendo
parte integral, cumpliendo cabalmente con lo dispuesto en la normativa
vigente. Así se puede reconocer y elevar el nivel de estas empresas
turísticas y dar la confianza a los clientes de un servicio con calidad,
ofreciendo productos seguros y frescos.
Muchos turistas buscan satisfacer su apetito por medio de la
gastronomía de la región que visitan, esta misma búsqueda es un motor
para el mejoramiento de la prestación de los servicios, reflejando un
mayor interés en el momento de los cuidados de la materia prima y su
frescura, con el propósito de evitar daños a los comensales, desde la
perspectiva de Sanz, (2012) donde expresa que, los alimentos están
expuestos a una serie continua de riesgos de contaminación en cualquiera
de las fases de producción, no serviría de nada un estricto cuidado de
alimentos si en una de las fases, el cuidado es mínimo, y la posibilidad de
contaminación es alta, desde el momento de adquisición hasta la
preparación el control debe ser con el mismo nivel de importancia,