De la cocina en tiempos de guerra destacan platos a base de palmito
(cogollo de la palma) citados por el General Jorge Carlos Milanés y
Céspedes en su diario de campaña en Bio Arriba, 1871 (como se citó en
Fonseca, 2004):
… el resto de la carne de caballo con palmito, única vianda que
por muchos días veníamos usando (…), palmito solo cocinado
con agua y sal de manaca que es la usual en este territorio (…),
jutía con palmito rayado y quemado como casabe, pues ya no
puede resistirse la repugnancia de comerlo como sopa (…).
• La gastronomía del Oriente destaca por presentar una cocina
creativa
Esta región fue la madre de las luchas independentistas siendo
epicentro de importantes batallas. Como consecuencia, desarrolló una
cocina de campaña en medio de conflictos y escasez de alimentos. De
estos tiempos de guerra surgieron innumerables platillos que han
superado más de medio siglo. La cocina creativa de los mambises en los
campos de batalla tuvo también su toque dulce, de esa época destacan
postres como:
- El frangollo: famoso por ser el dulce favorito del Titán de
Bronce, Antonio Maceo. Este postre es una adaptación creada
por los mambises a partir del tradicional frangollo de
Canarias. Estos poseen igual nombre, pero difieren en sabor
ya que la versión cubana sustituye la harina de maíz por una
harina creada con plátanos verdes puestos a secar
previamente, como lo plantea Cuza (2020a). Martí tuvo la
oportunidad de degustar el frangollo mambí en los montes de
Guantánamo y así lo refiere en su diario de campaña el 15 de
abril, cuando ofrecido por el guajiro José de las tropas de
Félix Ruenes, formó parte de su desayuno: “De mañana
frangollo, el dulce de plátano y queso, y agua de canela y anís
caliente …” (Martí, 1894).
- El bollo prieto: postre de gran relevancia en la dieta mambisa
por su fácil elaboración, alto valor calórico y que no exige
condiciones especiales para su conservación. De acuerdo con
lo planteado por Cuza (2020b) este dulce es una mezcla de
pinol (maíz tostado y molido) y miel, aunque también pueden
formar parte de sus ingredientes el maní o ajonjolí. Dicho
postre mambí es uno de los más conocidos ya que su nombre
despierta la curiosidad tanto de los nativos como de los
visitantes, por su popularidad y aceptación artistas locales le
han escrito décimas y canciones por lo que se puede decir que
dicho dulce ha traspasado las barreras culinarias y se ha
convertido en un importante elemento de la cultura regional.
- Las ciruelas borrachas (ciruelas en almíbar con alcohol), el
calamir (dulce de calabaza y miel) y el boniatillo (dulce de
boniato) son otros de los más conocidos. Se refiere que estos
dulces fueron codiciados incluso, por el gobierno español.
• Gastronomía enriquecida con diversas costumbres y
tradiciones
Forma parte de la rica tradición culinaria el sabroso ajiaco bayamés,
distintivo por el empleo de diversas carnes y especias, particularmente el
ají guaguao. El ajiaco es representativo de la gastronomía Oriental y es
el bayamés reconocido por ese gusto único que le aportan sus
ingredientes. Se encuentra entre los cocidos predilectos por los
habitantes de la zona, y es de los platos más elogiados por los foráneos.
Se acompaña por una torta de casabe y fritura de plátano como
elementos característicos de la región. Existe una variante de la receta, el
ajiaco rivelino, que es preparado a base de pescado y consumido durante
las fiestas del San Juan Bautista, el 24 de junio, donde por tradición no
debe comerse carne. La ocurrente iniciativa permite a los pobladores
disfrutar el delicioso caldo sin contraponerse a sus creencias.
Si de tradición se trata no se pueden dejar de mencionar los
populares buñuelos, que acompañan las cenas de noche buena como
postre de excelencia, es de los preferidos por los más pequeños por la
facilidad de crear formas graciosas con la masa, la cual se prepara con
viandas cocidas (boniato y yuca), harina, azúcar y huevos, luego se fríen
y consumen con un melao de azúcar que se agrega por encima. Otros
dulces comunes de la región del llano son: el pudín de pan, natillas, el
merengue casero, las torticas y las mermeladas de frutas de estación, con
las que también se hacen refrescos y se improvisan helados artesanales.
De esta zona son notorias bebidas como: el Prú oriental, elaborado a
partir de la fermentación de raíces, herencia africana; el guarapo, jugo
extraído de la caña dulce y la más famosa de todas: el café, brindado
como muestra de cortesía al visitante, y cuya forma de consumo difiere
en dependencia de la región; en el llano se distingue generalmente un
café bajo en dulzor, acompañado de un trocito de queso blanco y
elaborado a partir del grano poco tostado para conservar el aroma. En las
zonas montañosas el café se consume a la inversa, el grano permanece
más al fuego y se pilona justo antes de colarlo. Este café claro y bien
dulce es distintivo de los hogares de la Sierra, donde los campesinos
cultivan sus propios cafetales.
De la montaña también es costumbre bebidas calientes como la leche
con jengibre en las noches frías y en ausencia del lácteo, pues se disfruta
de igual forma el té de la raíz picorosa. Es común el chorote (maíz
tostado y molido, conocido como pinol el cual se agrega a la leche) en
los desayunos, habituales en los días de siembra, pues se considera el
energizante ideal para empezar una larga jornada de trabajo en la tierra.
Son notorios de esta región los dulces en almíbar, dígase: plátanos en
tentación, casquitos de guayaba, dulce de naranja, mango, toronja,
ciruelas, fruta bomba y el dulce de maní que es costumbre hacer con la
primera cosecha para probar la calidad de este antes de su venta.
• La cocina regional oriental contiene platos marineros
Las zonas costeras contrario a lo que pudiera pensarse posee tierras
muy fértiles y esto se debe al proceso de arrastre que provocan las
lluvias sobre las montañas, llevando sedimentos que reducen la
presencia de hongos en estas tierras, convirtiéndolas en el lugar propicio
para la siembra de tubérculos, frutas y hortalizas. Es por lo que la costa
sur es reconocida por los grandes cultivos de cebollas y uvas, con las que
se crean vinos artesanales de gran calidad, refrescos y dulces.
De esta región sobresalen preparaciones típicas como el pulpo a la
criolla y las jaibitas rellenas, (las cuales identifican la costa noroeste del
Oriente), el pargo asado, enchilados, frutas como el anón, el mango, el
anoncillo, la guayaba y el coco; a partir del cual se extrae aceite muy
empleado en la cocina y en tratamientos de la piel por sus propiedades