PUBLICACIÓN ARBITRADA CUATRIMESTRAL
EDICIÓN CONTINUA UNIDAD DE COOPERACIÓN UNIVERSITARIA
UTM – ECUADOR
e-ISSN 2528-8075
recus@utm.edu.ec
http://revistas.utm.edu.ec/index.php/Recus
https://doi.org/10.33936/recus.v7i2
VOL 8/No. 2/MAYO– AGOSTO/2023/pp. 01-13
7
diferentes formas de expresión. Una de ellas, a través del lenguaje verbal la palabra
que da paso a que se pierda la comunicación horizontal y genere una comunicación
vertical, donde el “YO” predomina sin considerar a la otra persona, es así como se
origina la comunicación agresiva, que se refleja, no solo en sus palabras, sino en su
lenguaje corporal, gestos, señas, mímicas y ademanes, mostrando una actitud altiva,
soberbia, dominante y agresiva.
De esta manera, el lenguaje verbal es el filtro principal a través del cual se
percibe el mundo en este contexto, la agresividad es la actitud típica de una persona
malhumorada, frustrada y negativa, que surge de manera espontánea y momentánea.
Es una de las formas más negativas y destructivas que tiene el ser humano para
comunicarse con aquellas personas que lo rodean, este estilo de comunicación se
alimenta del miedo que produce el agresor en la víctima en un contenido cotidiano
Los gritos en las discusiones de parejas, no solo vulneran los derechos, sino
que también provocan ansiedad, temor, angustia, estrés y baja autoestima en quienes
lo reciben. Desde esta postura, es evidente que afecta la forma de relacionarse,
emitiendo juicios hacia los demás, por cuanto el lenguaje tiene un gran poder, y
lamentablemente hay muchas expresiones cotidianas que confirman el sesgo
subconsciente de que los hombres son intelectual, física y moralmente superiores a
las mujeres (Bembibre, 2010).
Desde esta postura se destaca que, dentro de la violencia verbal, se emiten
algunas palabras y expresiones de nuestra vida diaria, en la calle, en casa, en el
trabajo, en las redes sociales, la intimidación, la humillación y la culpa son todas
formas de violencia que afectan con la misma fuerza, provocando daño en la
autoestima de las mujeres.
Por lo tanto, es posible transmitir agresividad verbal a través de gritos, que son
una forma de humillación y de manipulación en la que una persona establece una
relación de dominio frente a la víctima. Es decir, trata como un objeto y no como una
persona, en algunos de los casos las mujeres tardan mucho tiempo en darse cuenta
que sufren violencia verbal, por cuanto la huella o marca de dicha violencia no es tan
visible a corto plazo como el efecto que produce la violencia física propia de un golpe