1. Introducción
En la actualidad, gracias a la diversificación de las nuevas tecnologías,
en especial de las redes sociales y de la participación ciudadana, se han
logrado crear nuevos canales de comunicación acerca de una gran
variedad de temas que competen no solo a México sino también al mundo.
La generación de nuevos proyectos, enfocados en la responsabilidad
compartida como sociedad ha generado que se busquen nuevas formas de
adaptación en la forma de vivir, de socializar o de buscar el bien común.
En este sentido, no es de extrañarse que en los últimos años se haya
percibido una fuerte tendencia por parte de organizaciones y empresas
para desarrollar campañas socialmente responsables como un vínculo para
encajar con los intereses tanto de consumidores como de empresarios.
La empresa vista como un ente, puede convertirse en agente de cambio
social, de ahí su importancia. Como Crowther (2016) indica, hoy en día
toda la evidencia relacionada con la Responsabilidad Social Empresarial
puede ser diferente a como era vista hace algunos años; esto se debe al
incremento de ciudadanos activistas que cada día están más preocupados
con todo lo que está pasando con el medioambiente.
Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones son las grandes empresas
las que llevan a cabo tales acciones, debido a que no todas las empresas
cuentan con una orientación adecuada para hacerlo. Por tal motivo, el
pequeño empresario mexicano, “no debe perder de vista que la
Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es la respuesta comercial ante
la necesidad de un desarrollo sostenible que proteja al medio ambiente y
a las comunidades, sin descuidar los temas económicos” (De la Peña y
Amezcua, 2012, p. 1).
En México, existe un organismo que otorga tal distintivo, y el cual,
como parte del compromiso con sus grupos de interés, ya sean,
accionistas, empleados, proveedores, y en general con la comunidad que
le rodea, puede ser renovado cada año. Tal organismo es el Centro
Mexicano para la Filantropía (Cemefi) que en conjunto con la Alianza por
la Responsabilidad Social Empresarial (AliaRSE), realizan una
convocatoria anual para que micro, pequeñas, medianas y grandes
empresas pueden cumplir una serie de requisitos, los cuales van
encaminados a acreditar y reconocer a las empresas líderes por su
compromiso de aportar valor social a su operación ante sus públicos de
interés (Cajiga, s/f).
Por ello, es importante hacer mención que aquellas organizaciones que
deseen mantenerse competitivas en un mercado, deben generar una nueva
cultura y visión empresarial que pueda responder a las necesidades de
todos los interesados, considerando a la Responsabilidad Social
Empresarial “como el compromiso que asume una empresa para
contribuir al desarrollo económico sostenible por medio de la
colaboración con sus empleados, sus familias, la comunidad local y la
sociedad, con el objeto de mejorar la calidad de vida” (Martínez y García
2012,p. 56).
De esta manera, es significativo resaltar que, por las características
generales de constitución, es más común que una empresa grande tenga
mayores posibilidades de obtener este distintivo y mantenerlo, por
ejemplo, en México, algunas de las empresas y marcas más conocidas que
cumplen tales lineamientos son: Grupo FEMSA, Aeroméxico, Jumex,
Maseca, Grupo Peñafiel, Lala, Grupo Ángeles, entre otros.
Para Méndez et al. (2019), lo anterior se debe a que las empresas de
mayor tamaño incorporan prácticas socialmente responsables como
consecuencia de la presión ejercida por sus grupos de interés y a que sus
resultados sociales son más visibles que las de menor tamaño, por ende,
son más susceptibles a sufrir daños de reputación.
Sin embargo, también existen investigaciones que argumentan lo
contrario; identificándose que las empresas pequeñas también mostraron
tener una mayor integración de las prácticas de RSE y un mejor
desempeño en términos de sustentabilidad. Por ejemplo, (Baumann et al.,
2013, p. 262 citado por Méndez et al., 2019) mencionan que el tamaño no
determina el nivel de implementación de las prácticas de RSE, ya que
todas las empresas tienen grupos de interés con quienes tienen
responsabilidades, por lo que el tamaño de la empresa no debe ser un
criterio discriminatorio para entender o predecir el comportamiento de sus
prácticas de RSE.
Ante tales antecedentes surge la necesidad de estudiar y realizar
investigaciones aplicadas a las pymes mexicanas que no cuenten con la
orientación de mejoramiento para adaptarse a las nuevas ideologías
socialmente responsables que exigen los tiempos actuales. En este sentido
para analizar un caso de estudio en específico se optó por una empresa
familiar cervecera ubicada en la ciudad de Perote, Veracruz, de giro
comercial, a fin de contribuir a través de una serie de estrategias a
encaminarla hacia un mejor desarrollo de Responsabilidad Social
Empresarial desde el ámbito de la gestión ambiental.
1.1. Herramientas de Responsabilidad Social
Empresarial
Se considera que “para instituir una política RSE y establecer el
liderazgo necesario para implementarla, una organización no solo debe
realizar acciones concretas o desarrollar ciertas prácticas, sino que debe
llevarla más allá, e incorporar políticas de RSE como parte de la visión y
misión, y de sus prácticas diarias” (Henríquez y Oreste, 2015 citado por
Pérez et al., 2016, p. 171).
Aunado a ello, Cajiga (s/f) a través del Centro Mexicano para la
Filantropía establece que, por un lado, la transparencia debe ser un
elemento esencial en el debate sobre la Responsabilidad Social
Empresarial, ya que esto ayudará a contribuir de una manera positiva al
mejoramiento de las prácticas administrativas y de comportamiento de las
empresas y de sus grupos de interés para que se puedan cuantificar y
difundir los resultados obtenidos. Para llevar a cabo tales propósitos de
mejoramiento continuo es necesario hacer uso de las diferentes
herramientas o instrumentos de RSE que permitan implementar las
debidas prácticas socialmente responsables. Para ello, Cajiga (s/f),
menciona las siguientes herramientas:
Código de conducta: es un documento que describe los derechos
básicos y los estándares mínimos que una empresa declara
comprometerse a respetar en sus relaciones con sus trabajadores,
la comunidad y el medio ambiente.
Código de ética: contiene enunciados de valores y principios de
conducta que norman las relaciones entre los integrantes de la
empresa y hacia el exterior de esta.
Informe o reporte de responsabilidad social: es un informe
preparado y publicado por la empresa midiendo el desempeño
económico, social y medioambiental de sus actividades, y
comunicado a las partes interesadas de la empresa (stakeholders).
Para Pérez et al. (2016) una estrategia a nivel de RSE conlleva analizar
las condiciones del entorno o del sector en el que operan; después se