ReHuSo: Revista de Ciencias Humanísticas y Sociales ISSN 2550-6587
EVIDENCIAS DE HORNOS ALFAREROS EN PEDERNALES
© Facultad de Ciencias Humanísticas y Sociales. Universidad Técnica de Manabí. Portoviejo, Ecuador.
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EVIDENCIAS DE HORNOS ALFAREROS EN PEDERNALES: UNA
INTERPRETACIÓN DE LA PRODUCCIÓN CERÁMICA
AUTOR: Victoria Domínguez Sandoval
1
DIRECCIÓN PARA CORRESPONDENCIA: vic.dominguez.sandoval@gmail.com
Fecha de recepción: 05-02-2016
Fecha de aceptación: 10-03-2016
Resumen
Con el objetivo de proteger el patrimonio arqueológico en peligro
de desaparecer, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural
Regional 4, realizó un proyecto de rescate en el sitio Tola
Pedernales (Cantón Pedernales), año 2011. Este proyecto tuvo como
objetivo principal definir los rasgos observados en el corte de
perfil, para determinar la función de la evidencia cultural. El
sitio reveló la presencia de un contexto de especialización
dedicado posiblemente a la quema de vasijas, donde se precisaron
16 hornos alfareros, uno de los cuales fue reutilizado como tumba
múltiple, asociados a otros contextos domésticos como fogones.
In-situ se encontraron vasijas rotas, pobremente acabadas, tierra
quemada, restos de carbón, fracciones cerámicas con improntas de
cestería, torteros, figurines, mascarones y un fragmento de
sello. El análisis de la cerámica, permite asociar este sitio a
la ocupación tardía de la cultura Jama-Coaque, cuya fecha
radiocarbónica oscila entre 1300 y 1370 A.D.
Palabras clave: Coaque, datación, especialización, hornos, tumba.
EVIDENCE OF POTTERS IN PEDERNALES OVENS: ONE INTERPRETATION OF
THE CERAMIC PRODUCTION
Abstract
In order to protect the archaeological heritage in danger of
disappearing, the National Institute of Cultural Heritage -
Regional 4 conducted a rescue project on the site Tola Pedernales
(Pedernales Canton) in 2011. This project had two main
objectives: (1) Define those seen in profile cutting features and
(2) Determine the role of cultural evidence. The site revealed
the presence of a context of specialization possibly dedicated to
burning vessels, where 16 pottery kilns, one of which was reused
as a multiple grave, associated with other domestic contexts as
defined stove. Here several broken-situ poorly finished, scorched
earth, charcoal remains, ceramic fragments with imprints of
1
Magister. Presidente del Colegio de Arqueólogos del Ecuador C-PAE
Victoria Dominguez Sandoval
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ReHuSo. Publicación cuatrimestral. Vol. 1, Año 2016, No. 1 (Enero Abril)
basketry, whorls, figurines, masks and a fragment of seal vessels
were found. The ceramic analysis can associate this site with the
late occupation of the Jama-Coaque culture, whose radiocarbon
date ranges from 1300 and 1370 A.D.
Keywords: Coaque, dating, specialization, ovens, tomb.
Introducción
En el proceso de manufactura cerámica, la cocción es un rasgo
cultural difícilmente identificable en los contextos
arqueológicos en comparación con otros talleres como la
producción lítica, convirtiendo en aspectos desconocidos la
organización social y económica de los pueblos pasados.
Exceptuando los hallazgos realizados para el área de Salango
(Martínez & Tamra, 2010) y la zona de Coaque (Delgado & Vásquez,
2013; Delgado & Vásquez, 2016) no existen evidencias
arqueológicas publicadas para la zona de Pedernales, que
proporcionen referencias de construcciones destinadas a la
cocción de la vajilla local. A este respecto, Shepard (1980), una
especialista en el estudio de la cerámica, al hablar sobre el
tema de hornos, se limitó a expresar para el caso de México, que
este es un rasgo que presenta dificultad en definirlo.
Tradicionalmente se conoce que la producción de quema de
cerámicos aborígenes, se atribuyen a espacios en áreas abiertas,
donde una vez terminada la actividad de quema, no se ha logrado
identificar rasgos o elementos asociados a la misma. Vale señalar
que Owen (1981), Arnold (1985) y Rice (1990) han tratado el tema
sobre la identificación de la quema de la vajilla cerámica.
Las actividades de cocción pueden ser identificadas debido a la
presencia de enrojecimiento de la tierra, carbón vegetal y
posiblemente depósitos de ceniza, roca fracturada térmicamente
las cuáles fueron utilizadas para apuntalar vasijas y desechos de
postes (Deal, 1998, p.75). La última categoría se compone de los
productos finales, que proporcionan información acerca de las
áreas de producción, la estandarización de productos, la
elaboración de diseños y la cantidad de energía invertida
(Arnold, 1991 en Navarro Castillo, 2015, p. 106-107).
En la definición de los pueblos aborígenes del Ecuador, la
alfarería ha sido considerada como una de las herramientas claves
e identitaria de estas sociedades. Así que en el proceso de
manufactura de vasijas, la cocción constituye el eje central,
puesto que con la emisión de calor a los materiales, se consigue
la solidificación de las piezas. Desde esta perspectiva:
El horno construido con paredes permanentes, retiene de manera
mucho más efectiva el calor, con lo que se consigue una
temperatura que alcanza posiblemente más de cien grado. El propio
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horno retiene gran parte del calor producido, y requiere menores
incrementos de temperatura (Ciudad Ruiz & Beaudry Corbett, 2002,
pág. 560).
De acuerdo con los autores antes señalados y Pool (1997, p.149)
el uso de hornos trae varias ventajas:
“1) mayor control sobre el proceso de cocción; 2) uso más
eficiente del combustible; 3) posibilidad de conseguir
temperaturas más altas; y 4) mayor protección frente a los
elementos atmosféricos, como la lluvia y el viento.
Datos relacionados con las áreas de producción, determinan que,
en algunos sitios se desarrollaron dentro del hogar como el caso
de los Tuxtlas de México (Callaghan, 2012) aunque en otras zonas
como Oaxaca y Veracruz, aparecen diversas formas desde el 200
a.C. al 1500 d.C. (Ciudad Ruiz & Beaudry Corbett, 2002). La
localización de estas áreas de producción ha sido complicada
debido a que las tareas que encierra la misma, no dejan
suficiente evidencia que ayuden a la reconstrucción del proceso
productivo, sino solo de este tipo de estructuras. No obstante,
es importante entender o leer estas estructuras en un marco
productivo. Los hornos son estructuras estables fácilmente
identificables como prueba de un proceso de cocción y por ende de
la producción cerámica (Travé y Padilla, 2013).
En 2011 en un trabajo de rescate que se realizó en las afueras de
Pedernales, se evidenció un área pequeña de hornos asociados a
restos deformados de cerámica, carbón, piedras naturales, piedras
y tierra quemada, concha, etc.; como frecuentemente se encuentran
en lugares donde se procesa y cuece una vajilla cerámica. En este
estudio se describen y analizan estas evidencias. Además, se
discute a manera de hipótesis, que estos rasgos son los
marcadores de actividades relacionadas con la producción
alfarera, durante el período de Integración tardío (Domínguez,
2011).
El área de estudio se localiza en el cantón Pedernales (Provincia
de Manabí), específicamente al pie de la vía Pedernales-Jama
(Ruta del Spondylus) pasando el puente sobre el río Tachina, en
las coordenadas 0007340N/605220E y a una altura de 33,30 m.s.n.m.
(Figuras 1 y 2). El sitio Pedernales tiene una extensión
aproximada de 200 . El suelo del área de estudio es ondulado,
con elevaciones de mediana altura. Posee un clima Tropical
Semiárido, con temperaturas que fluctúan entre los 24.5 °C y los
25°, manteniendo una precipitación promedio anual desde 1.000 a
2.000 mm (Cañadas, 1983).
Victoria Dominguez Sandoval
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Figura 1: Localización del sitio Pedernales M3F4-001
Fuente: Mapa topográfico escala 1:25.000.
Figura 2: Levantamiento topográfico del área de estudio.
La arqueología en la Provincia de Manabí ha sido objeto de
investigaciones en la zona centro y sur, identificando
asentamientos de importancia desde el período Formativo al
Desarrollo Regional y de preferencia los sitios se asocian en una
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alta frecuencia a los asentamientos aborígenes del período de
Integración. Es durante este período, que se produjeron
modificaciones en los estilos cerámicos. Se pasó de los rojos
encendidos a rojos más oscuros, los grises se remplazaron por
negro bruñido. Comienza una etapa de “sobriedad en las
expresiones artísticas que caracterizaría a las jefaturas
integradas de nuestro post-clásico (Marcos, 1986, p. 39).
Las escasas investigaciones en el cantón Pedernales, se inician
con los aportes de Zeidler (2008) en el sitio Atahualpa (citado
en Delgado & Vásquez 2013), la investigación arqueológica llevada
a cabo en las áreas de Atahualpa, Coaque y Puerto Cabuyal
(Vásquez, 2012) y un Diagnóstico del Proyecto Multipropósito de
Coaque realizado por López (2013, en Delgado y Vásquez, 2016);
además, de la prospección en el Valle del río Jama auspiciado por
el Instituto Nacional Patrimonio Cultural - R4 (Lara, 2011). En
relación a la zona de Manabí Norte, las primeras contribuciones
fueron realizadas por Estrada (1958), quien efectuó colecciones
de restos como botellas silbatos con decoración iridiscente,
adornos, tazas de paredes rectas, en el sitio de Tabuchila, los
mismos que fueron asociados a la fase Chorrera del Formativo
Tardío. Después de Estrada, no fue sino hasta los trabajos de
varios investigadores como Zeidler & Pearsall, (1994) y Zeidler &
Sutliff (1994), que se conoce de manera más profunda la zona; con
las investigaciones realizadas en el Valle del río Jama, donde
asocia este término de Tabuchila para designar la extensión de
Chorrera, sugiriendo que Chorrera ocupó este valle entre los 1300
y 750 a.C.
Aunque estos mismos trabajos junto con los aportes de Delgado y
Vásquez han logrado definir que la zona de los valles de Jama y
Coaque, presentan una antigua ocupación que parte de los sitios
pertenecientes al Formativo Temprano como Matapalo, Atahualpa
Centro, Trino y Vera en Coaque, San Isidro y Capa de Perro en el
Valle de Jama (Delgado & Vásquez, 2016) y Punta Prieta, que
evidenció ocupación Valdivia y Tabuchila (Domínguez, 2012).
También existen las evidencias de una continua ocupación en la
región, como las definidas en Atahualpa y San Isidro, donde
concurren ocupaciones marcadas por la presencia de fragmentos
cerámicos como Jama Coaque I durante el período de Desarrollo
Regional y Jama Coaque II durante la ocupación del período de
Integración (Ibíd., 2016).
Para la cultura Jama-Coaque se ha planteado una subdivisión de
dos episodios sucesivos. De acuerdo con esto, el período Jama-
Coaque I corresponde a la Fase Muchique 1, de 755 años de
duración. Asociándolo al período de Desarrollo Regional. Mientras
que, la ocupación Jama-Coaque II ha sido subdividida en 3 fases
como Muchique 2, 3 y 4 entre los 400 d.C. hasta 1532. Esta
Victoria Dominguez Sandoval
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cultura continuó durante la conquista española y corresponde a la
sociedad denominada Campace (Zeidler y Sutliff, 1994).
La cerámica Jama II o Muchique 3 se caracterizó por la
continuidad de bandas rojas pintadas en los extremos de las
piezas o en lo que conocemos como puntos característicos, la
impresión digital. Este mismo diseño decorativo es observado en
las ollas. En Muchique 4 ninguna de las formas exhibe decoración.
Se da la continuidad de las formas de Muchique 3, pero se
incluyen ollas globulares de cuello alto con un borde ligeramente
revertido.
Las ocupaciones de esta zona, han proporcionado escasas
evidencias sobre las actividades relacionada con la producción
alfarera especializada; son muy pocos los hallazgos con rasgos
similares a Pedernales, como por ejemplo, el horno registrado en
Coaque (Ibíd. 2016), presentó un diámetro interno de 60 cm y de
profundidad 20 cm.
Materiales y métodos
Si bien es cierto, esta exploración es parte de una investigación
arqueológica de rescate, se realizó un proceso de excavación
sistemática donde los restos puedan ser referenciados
correctamente en base a la cuadrilculación del sitio Pedernales
2
.
La etapa de campo se cumplió en el lapso de un mes desde el 15 de
mayo al 17 de junio de 2011. Las excavaciones en área
comprendieron 10 unidades de 16m
2
, con excepción de aquellas que
se trazaron en el perfil de la vía (Ruta del Spondylus), las
mismas que, se ubicaron de acuerdo a las condiciones del terreno.
En general, se excavaron 23 rasgos
3
. El registro del sitio fue
designado con el código M3F4-001, determinado de acuerdo a la
carta topográfica denominada como la zona de estudio.
Se efectuó el levantamiento topográfico del sitio y de las
evidencias arqueológicas, sobre el cual se superpuso el eje
horizontal y vertical de la secuencia cultural, de los niveles de
ocupación y rasgos definidos. A esto se sumó, el control de los
contextos excavados bajo un registro de elementos y rasgos,
complementados con dibujos a escala 1.10 y 1.20 y control de
procedencia de acuerdo al contexto. También a través de la
bioarqueología se pudo determinar rasgos significativos de los
restos óseos como la definición de la cuarteta básica,
enfermedades, patologías, etc.; es decir, que se puede conocer
2
Originalmente se había definido como una tola, pero las evidencias de campo demostraron que era una superficie
que no había sido construida de manera artificial sino que era natural, por este motivo se decidió designarlo solo
como sitio Pedernales.
3
Es un contexto generalmente construido, que no puede ser retirado sin alterarse o destruirse. Puede ser un hoyo de
poste, piso, fogón, horno, etc.
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indicadores del comportamiento social del pasado, condiciones
alimenticias, de salud y enfermedad. Entre otro de los análisis
especializados, que se lle a cabo, fue la selección de una
muestra de carbón que fue enviada para ser datada en los
laboratorios de BETA ANALYTHIC en Miami.
Resultados
Las excavaciones se llevaron a cabo con el objeto de rescatar las
evidencias que habían sido parcialmente perturbadas por la
construcción de la vía Pedernales-Coaque o Ruta del Spondylus.
Con la limpieza del terreno, se pudo determinar que se trataba de
una superficie ondulada que había sido utilizada para tareas
artesanales. Con la excavación, se pudo plantear que eran hornos
de cerámica, y que las actividades industriales en el sitio
incluían su producción. Sin embargo, en uno de ellos se pudo
determinar la reutilización a manera de una tumba múltiple (Tabla
1).
Tabla 1: Características de los hornos alfareros en el sitio M3F4-001.
RASGO
Y
NIVEL
DIÁMETRO
SUPERIOR
E
INTERIOR
EN CM
ALTO
EN
CM
FORMA
FONDO
DEL
RASGO
1/D1-
D2
122/240
200
Trapezoi
dal
cerámic
a
3/D2
84/60
94
Invertid
o
cerámic
a
5/D2
140/168
146
Trapezoi
dal
Piedras
quemada
s
6/D2
162/140
94
Invertid
o
Cerámic
a
7/D2
130/120
134
Ligerame
nte
trapezoi
dal
invertid
o
Cerámic
a
8/D2
142/160
144
Trapezoi
dal
Cerámic
a
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completa, concha,
lítica, tierra
quemada y silueta
de vasija.
9/D2
120/185
152
Trapezoi
dal
Cerámic
a
Cerámica, carbón,
concha, lítica y
tierra quemada.
10/D2
120/128
126
Trapezoi
dal
Cerámic
a
Cerámica, carbón y
lítica.
12/D2
160/166
110
Trapezoi
dal
Cerámic
a
Cerámica, carbón y
lítica.
15/D2
144/130
115
Invertid
o
Cerámic
a
Cerámica, piedras
no trabajadas,
concha, pulidores,
tierra quemada.
17/D1-
D2
220/280
210
Trapezoi
dal
Piedras
quemada
s
Cerámica, carbón
piedras no
trabajadas, vasijas
pequeñas, mortero y
huesos fáunicos.
18/D2
164
136
Invertid
o
Cerámic
a
Cerámica, carbón y
piedras no
trabajadas.
19/D1-
D2
148
90
Trapezoi
dal
Cerámic
a
Piedras no
trabajadas.
20/D2
236
90
Trapezoi
dal
Piedras
quemada
s
Cerámica, carbón,
piedras no
trabajadas, concha
y 1 fémur.
24/D1-
D2
90
124
Trapezoi
dal
Cerámic
a
Cerámica, carbón,
piedras no
trabajadas,
cerámica con
improntas de
textíl, concha, y
chertz.
Los hornos de cerámica se encontraron asociados a la interfase
entre los depósitos 1-2 y el depósito 2. Fueron excavados en la
tierra y su boca difiere entre 84 y 236 cm, en tanto que; su base
interior puede medir de 60 a 244 cm, mientras que su altura entre
90 y 146 cm. Las paredes se encuentran endurecidas por el fuego,
varían entre 2 y 3 cm. La forma de su estructura en planta es
circular y en corte puede ser trapezoidal y trapezoidal
invertido. El fondo estaba elaborado por piedras quemadas por la
abrasión o por fragmentos cortados de cerámica. La presencia de
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una alta densidad de restos cerámicos y carbón, comprueba la
utilización de este como horno alfarero. Es interesante que el
uso subsiguiente de uno de los hornos, fuera el de enterramiento.
En el interior se observaron que algunas piezas fueron elaboradas
de manera bastante pobre, quizá se deba a que eran hechas a gran
escala por la alta presencia de hornos. El relleno de los hornos
era de color pardo grisáceo muy oscuro 2.5Y 3/2 very dark grayish
brown (Figuras 3 y 4).
Figura 3: Unidad 2/Rasgo 1 con el fondo de fragmentos de cerámica.
Figura 4: Unidad 4 / Rasgo 5 con el fondo de piedras quemadas.
Victoria Dominguez Sandoval
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El calor que aplicaron dentro de los hornos cuando cocieron las
vajillas, transformó la superficie circundante, produciendo una
película arcillosa quemada en las paredes, debido a las altas
temperaturas y a los cambios bruscos producidos en el proceso y
post-proceso de cocción o sea la etapa de enfriamiento, las
paredes se encontraban bastantes ennegrecidas. En el relleno se
recolectaron alisadores, morteros, fragmentos de cerámica
defectuosos o deformados, piedras naturales, restos de carbón,
trozos de tierra quemada, concha, lítica, figurín y tortero. De
estos contextos cerrados, se sacó una muestra de carbón del rasgo
17, arrojando una fecha de 560 +/- 40BP (BETA 304642) (1300 a
1370 AD).
De este estudio se deduce que en este sitio se estaban
manufacturando ollas, cuencos y jarros que comprende el conjunto
tardío. En su mayoría son bienes de servicio doméstico y
funerario. Estas evidencias también confirman que se trataría de
un área de producción artesanal. Además, la evidencia del
enterramiento en el que se encontró una ofrenda compuesta de
varias vasijas asociadas a un varón adulto con tres mujeres
adultas.
Rasgo 17: Horno para cerámica y tumba 1
Este horno se asocia a la interfase entre los depósitos 1 y 2, es
de forma circular con un diámetro superior de 220 cm e inferior
de 280 cm y un alto de 210 cm (Figura 5). Cuando se inició la
excavación, en el relleno se apreciaron restos fáunicos y
humanos, lo que hizo suponer en la posibilidad de la existencia
de entierros.
Figura 5: Rasgo 17/Unidad 4/Extensión 2
Tumba 1/Rasgo 17
La tumba 1 contiene un entierro múltiple compuesto de 4 osamentas
en distintas disposiciones. Los tres primeros entierros
correspondían a mujeres y el último pertenecía a un individuo de
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sexo masculino el cual presentaba un mortero y poco ajuar
especializado.
Entierro 1
Aparece a una altura de 31.89 msnm y se trata de un entierro
secundario con el esqueleto semi-flexado que se encuentra
decúbito lateral derecho. Está asociado a fragmentos grandes de
cerámica, dos vasijas pequeñas, restos de carbón y huesos
fáunicos. El individuo se identificó in situ como un adulto
joven-medio (Lovejoy, 1985). Los restos óseos recuperados
demuestran fragmentación, erosión y desintegración. La osamenta
corresponde a un individuo de sexo femenino con una edad
biológica entre 20 a 30 años y una estatura aproximada de 152,52
cm (Figura 6).
Figura 6: Entierro 1 de la tumba 1.
Entierro 2
El enterramiento 2, estaba a pocos centímetros del piso del horno
reutilizado. La posición de este individuo difiere del anterior,
debido a su disposición vertical (con respecto al norte), se
encontraba junto a la pared Este del mismo. La disposición del
esqueleto era decúbito ventral y el cuerpo se hallaba semi-
flexado hacia el Oeste, encontrándose el cráneo a una profundidad
de 31.22 msnm. Como parte del relleno constan sólo fragmentos de
cerámica, restos de carbón y gran cantidad de huesos fáunicos.
La osamenta también presentó fragmentación y pérdida de sustancia
ósea por causas tafonómicas. Corresponde a un individuo de sexo
femenino observado in situ a partir de las características
morfológicas observadas en el cráneo y la escotadura ciática de
la pelvis. Se determinó una edad entre los 17 y 24 años, ya que
aún no tiene completamente desarrollado los terceros molares, y
una estatura aproximada de 153,56 cm (Figura 7).
Victoria Dominguez Sandoval
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Figura 7: Entierro 2 de la tumba 1.
Entierro 3
La osamenta fue encontrada a una altura de 30.95 msnm. La
posición del esqueleto fue decúbito lateral y el cuerpo se
encontraba flexado, del relleno se recuperaron cerámica, carbón y
huesos fáunicos. Sus partes estaban compuestas de cráneo con
pequeños fragmentos de miscelánea y dientes, columna vertebral,
pero sin integridad, costillas y esternón en mal estado, faja del
hombro incompleta, faja pélvica en mal estado, extremidades
superiores e inferiores en mal estado. Presentó erosión y
desintegración a causa de factores postdeposicionales. Se trata
de un individuo femenino, con una edad biológica entre 30 y 35
años de edad, observada a partir del desgaste dental de sus
molares, y se calcula su estatura en 156,1 cm (Figura 8).
Figura 8: Entierro 3 de la tumba 1
Entierro 4
La osamenta se encontró a una profundidad de 30.89 msnm. Es el
último entierro que aparece en el fondo del horno. La posición
del individuo difiere de los demás entierros, aunque presenta la
disposición horizontal (con respecto al Norte) del entierro 1 y
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la manera en que se encuentra posicionado sugiere que pudo haber
sido arrojado y no dispuesto intencionalmente. Pertenece a un
individuo masculino, con una edad entre 35 y 40 años. El
individuo presenta microporosidades en el cráneo asociadas a
hiperostosis porótica. Aunque la hiperostosis se muestra moderada
presenta regeneración del hueso (posiblemente remodelado). Se
calcula que el individuo tenía una estatura de 161,14 cm (Figura
9).
La posición del esqueleto es decúbito ventral, y se encuentra
semi-flexado (posición natural por caída del cuerpo). La
profundidad del cráneo en la parte superior es de 30.92 msnm., y
está orientado hacia el Oeste. Entre los restos encontrados se
registra cerámica, mortero, canto rodado y carbón.
Figura 9: Entierro 4 de la tumba 1
El conjunto cerámico del sitio Pedernales, se caracterizó por
presentar acabados muy rústicos. El universo de estudio
comprendió un total de 10.896 pruebas, de los cuales 9.467 son
restos cerámicos. De este universo, una muestra de 222 restos
entre fragmentos, vasijas y misceláneos, fueron seleccionados
para ser analizados de acuerdo a las categorías del proceso de
producción cerámica (Shepard, 1980) y (Rice, 1990). Estos
comprendieron vasijas, bordes de vasijas, torteros, cuerpos
decorados, cerámica con improntas de cestería, etc.
La cerámica de los hornos, presenta superficies cocidas en
atmósfera oxidante y escasamente se aprecian fragmentos con
superficies reductoras, lo que demuestra la manera en que estaban
horneando las vasijas y del control de oxigenación durante este
proceso. Tienen pasta mediana (66,36%), aunque las pastas finas
con escaso desgrasante se haya presente con el 31,80%. En
general, la cerámica analizada muestra superficies pobremente
alisadas de manera uniforme, que se combinan con superficies
alisadas en líneas, pulidas y con engobes. Seguido por fragmentos
que muestran superficies burdas o casi no terminadas, lo que
demuestra que no todas las vasijas evidenciaron el mismo
Victoria Dominguez Sandoval
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tratamiento. En cambio, existen pocas vasijas que han sido
pulidas o que se combinan con engobe rojo pulido, lo que
representa menos del 10% en relación a la muestra analizada.
El espesor de la cerámica va desde 2 a 40 mm, siendo el más
recurrente el que cae entre los rangos 10 a 12 mm, con el 25,23%
seguido por aquellos que tienen entre 6 y 10 mm. Como podemos
apreciar, los espesores de las vasijas son rangos intermedios, lo
que indica que no tienen un fino proceso de elaboración. En
cuanto al diámetro de las formas cerámicas están preferentemente
entre 20 y 30 cm, aunque en escasa presencia se observan aquellos
diámetros menores a 20 hasta 6 cm y mayores de 30 hasta 60 cm,
los que registran no más de 4 artefactos por cada rango de
variabilidad.
El material diagnóstico que se ha analizado, comprende las
siguientes categorías: 1 copa, 6 comales o tiestos, 8 platos,
especialmente 62 ollas y 52 cuencos, 3 jarros, 3 podos sólidos y
huecos, 5 torteros, 1 sello, 3 cerámicas reutilizadas, 7
fragmentos de ralladores, 25 cuerpos con improntas de cestería o
textil, bases, 3 figurines, 2 mascarones, 3 mano/mortero, 1
incensario, etc. De esta colección analizada es importante
resaltar que los bordes de ollas, cuencos y cuerpos con improntas
de cestería o textil son los más representados.
En cuanto a los labios de los bordes de las ollas y cuencos se
asocian a labios ojivales (60), redondeados (45). Los bordes
definidos se concentran en tres categorías, pueden ser directos
que no demandan una elaboración marcada, aunque encontramos los
bordes revertidos tanto para ollas como para cuencos. Además de
los invertidos, que se asocian principalmente con cuencos que no
facilitaron el vertido de los alimentos.
En relación a los 51 cuerpos decorados, la mayoría se aprecia al
exterior, caracterizado por bandas finas de engobe rojo
inclinadas y entrecruzadas, asociada a la categoría de cuencos.
De estos tenemos un total de 9 fragmentos. Otra técnica, es el
negro bruñido al exterior del cuerpo formando líneas
entrecruzadas y que fue escasamente representada por un solo
ejemplo. Dos fragmentos presentan pintura. El primero fue
decorado al exterior con color crema en bandas horizontales -
verticales y el segundo muestra al exterior pintura positiva en
diseño geométrico. Solo un ejemplo presentó inciso en líneas
finas inclinadas y horizontales, en una superficie con engobe
rojo. También un solo fragmento con impresiones en uña en el
punto característico sobre una superficie con engobe rojo,
posiblemente asociado a un cuenco.
A parte de estas categorías de cuencos burdos, también hemos
podido definir fragmentos de cuencos carenados mejor elaborados,
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con superficies pulidas y pintura roja en bandas inclinadas al
exterior. Probablemente, sirvieron para funciones no
necesariamente domésticas en relación con los cuencos anteriores.
Otra de las categorías definidas son ollas, pero con
características de manufactura iguales; es decir, pobremente
alisadas y sin decoración y recuperadas de los rasgos 8, 15 y 17.
Entre estas se pueden encontrar vasijas tanto pequeñas como
grandes (Figuras 10 y 11).
Figura 10: Cuenco del rasgo 7
Figura 11: Olla del rasgo 8
Discusión:
En literatura arqueológica se conoce, que la cocción de vasijas
tiene lugar en espacios fuera de las viviendas, pero dentro de
las áreas circundantes donde se desarrollan actividades
domésticas; en el caso de esta investigación, han sido casi nulas
las evidencias relacionadas con este tipo de actividad
productiva. Ello puede deberse por un lado a la poca atención
prestada a los espacios, y por otro lado a que esta escasa
presencia de hallazgos asociados hayan sido el producto de una
cuestión casual (Rice, 1990).
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El hallazgo de los hornos en la parte norte de Manabí, permite
resolver el desconocimiento que se tiene acerca de los sistemas
de cocción de la vajilla prehispánica. Asimismo, enriquece el
conocimiento de que no todos los sistemas de cocción fueron al
aire libre como se creía y en consecuencia tenemos pruebas de que
este proceso tecnológico desarrollado en esta región se realizó
en Pedernales. Evidencias diferentes en esta zona de Coaque fue
la presencia de un horno más pequeño que midió 60 cm de diámetro
interno y externo probablemente 80 cm y 20 cm de profundidad,
hecho en barro cocido, donde se encontraron pocos fragmentos de
cerámica, un resto óseo y uno malacológico (Delgado & Vásquez,
2016) y diferente al encontrado en la zona de Salango, donde por
las características de los hornos se relacionan con actividades
domésticas (Martínez & Tamra, 2010).
En el proceso de construcción de los hornos se genera calor,
ocasionado por combustión, produce la transferencia de calor, por
sus características blindadas pueden contener el calor y
estabilidad del espacio para la colocación de piezas dentro de
estos contextos cerrados, sobre todo si utilizamos bases
preparadas intencionalmente que le proporcionen estabilidad.
El proceso de producción cerámica es una actividad que denota un
grado de especialización compleja a la que llegó el pueblo que
habitó en Pedernales; donde, desde el inicio, las actividades se
relacionan desde la extracción y selección de la arcilla
adecuada, el trabajo de modelado, preparación de la pintura o
rasgos que permitieron caracterizar a esta fase cultural,
elaboración de las formas de vasijas y el último y más complicado
paso, debió haber sido el proceso de cocción, por ello es la alta
presencia de un espacio pequeño donde se registraron hornos.
Estos a su vez, tienen que estar relacionados con los factores
externos, para que el proceso sea bien controlado, como el clima
del área, niveles de humedad de la región, cambios en el viento.
Actividades que demuestran un alto conocimiento y organización
socioeconómica de esta comunidad aborigen.
Además de las evidencias de producción cerámica, uno de los
hornos fue reutilizado como tumba múltiple, donde han sido
identificados 4 individuos, 3 de los cuales; son mujeres y uno es
hombre, donde colocaron una sola vasija como parte de su ajuar
funerario. En relación a la cerámica registrada en estos
contextos, se ha podido definir dos categorías, la una es una
cerámica Jama Ordinaria con grosor en sus paredes de 1 a 3 cm,
con superficies alisadas y la segunda categoría se asocia
probablemente a lo que Estrada define como Jama Rojo Pintado
(Estrada, 1957), donde las superficies son con engobe y el
espesor de las paredes es un tanto más fino de 1 cm, con alisados
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a los que se asocia la presencia de polipodos. Se suma, la
presencia de improntas de textiles en fragmentos de cerámica,
torteros y un fragmento de sello que nos ubican en el período de
Integración.
Hemos podido observar, también, la diferenciación marcada de las
formas de vasijas como el caso de los cuencos finos y los cuencos
grandes de escasos acabados. Parece que ciertas formas presentan
un desgrasante fino, mientras que las formas burdas probablemente
están relacionadas con la cocción de alimentos y poseen una pasta
mediana y en algunos casos carecen de antiplástico, lo que
permite el resquebrajamiento de las vasijas. En cambio, las pocas
vasijas grandes que se han definido en la colección, en contraste
de aquellas que se utilizan para cocinar, muestran paredes más
delgadas. Lo cual permite una mejor conducción de calor. En este
caso, los cuencos tienen una decoración en el borde exterior a
manera de bandas de engobe rojo entrecruzado, pintura amarilla,
inciso en línea fina.
Conclusiones
Los resultados obtenidos en la investigación aporta con nuevos
datos sobre el proceso de producción alfarera, en la actividad de
quema, fabricación de recipientes cerámicos del sitio
arqueológico de Pedernales, asociado a finales del período de
Integración entre el 1300 y 1370 A.D. La aparición de hornos de
forma circular y de corte ligeramente trapezoidal, excavados en
la tierra, de paredes bien quemadas, con fondos cubiertos por
fragmentos grandes de vasijas que ya habían cumplido su función
utilitaria o de piedras sedimentarias, explica sobre la expansión
y producción de la alfarería, lo que debió implicar cambios en la
organización socioeconómica de la ocupación de Pedernales. Esto
implica que el manejo de hornos requiere de un nivel de
conocimiento y experiencia que solo se logra con el aprendizaje
que se puede adquirir en talleres y las etapas relacionadas a la
producción alfarera, desde la recolección de la arcilla,
preparación y cocción de los recipientes cerámicos.
Los hornos se construyeron con una capa de arcilla negra que fue
quemada para forrar las paredes. Aunque al interior no hemos
encontrado superficies compactadas o alta densidad de carbón, el
suelo fue lo suficientemente compactado, lo que fortalece la
identificación de estas estructuras como hornos y en uno de los
casos su subsecuente uso como un pozo de entierro. El calor
aplicado a las películas de arcilla transformó los materiales
para formar una superficie resistente tanto al peso como a las
altas temperaturas que tuvo que soportar al cocerse las vasijas.
Al interior de los mismos, se rescataron pulidores, algunos
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fragmentos con restos de hollín, otros deformados, este último
son también prueba clara del uso de esta área como hornos.
La actividad productiva que se estaba desarrollando en el sitio
debió haber involucrado una serie de variables como son: materia
prima, energía, equipamientos, cnicas, conocimientos y sistemas
de reproducción y control social de la actividad. Como productos,
se obtienen bienes, pero también servidumbres en forma de
exigencias de espacio e incluso subproductos como desechos,
contaminación o molestias directas como humos, malos olores, etc.
Esta actividad se produce a escala en el período de Integración y
comprende uno de los primeros ejemplos de este proceso de
combustión caracterizado por la presencia de 16 hornos,
evidenciando además que estos datos se asocian a un área de
especialización, o tal vez definido como un centro de producción
alfarera. Futuras investigaciones en la región serían de gran
importancia para tener una idea más completa de la organización y
dinámica de producción de los alfares del período de Integración,
específicamente asociado a la cultura Jama-Coaque.
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