
ReHuSo: Revista de Ciencias Humanísticas y Sociales ISSN 2550-6587
Cortometraje El héroe
© Facultad de Ciencias Humanísticas y Sociales. Universidad Técnica de Manabí. Portoviejo, Ecuador.
Inmediatamente el modo se pinta de rojo y muestra a unos
presurosos seres grotescos, deformes, calvos, cansados,
apesadumbrados, como salidos de una pintura de El Bosco. El plano
general presenta un ambiente deprimente, de grises y sombras
acentuadas en los bordes del cuadro. Todos son iguales, visten el
color de la sangre.
Durante el cortometraje, el autor utiliza estratégicamente el
color para darle fuerza dramática a su relato. El rojo es el
principal recurso de su cromática, pero también lo es el gris y
el negro, connotando así resignación, agitación, peligro,
crueldad, revolución, depresión, amenaza, muerte, miedo (Mota,
1988). “Con el color rojo indicamos todo lo del mundo real que ha
sido contaminado por la otra dimensión” (Shyamalan, citado por
Lazkano, 2014, p.101).
Carrera tiene claro lo que el color genera en el comportamiento
del público y “si bien se trata de un aspecto aparentemente
simple, su relevancia cognitiva y emocional es mucho más potente
de lo que se pueda creer” (Echeverri, 2011). Con esta
consideración se viste al protagonista con camisa amarilla y
pantalón azul, así como recurrentes tonalidades de verde en su
rostro, sugiriendo en los colores nobleza, acción, voluntad, y
algo de esperanza, aunque cuida con las sombras que el contraste
no sea tan marcado. Con su vestimenta, el personaje de unos 70
años, resalta entre el resto de seres de rojo. Su rostro es
cadavérico, enjuto.
El personaje está consciente de su situación, por eso su mirada
es melancólica. Tal vez, todavía puede dialogar consigo mismo a
diferencia de los otros, retratados como zombis porque perdieron
su capacidad de hablar con su sombra (Martín, 2014). Así como el
color está connotando, la banda sonora también es cuidada en cada
una de las escenas. El sonido de esa estación está caracterizado
por balbuceos, inentendibles conversaciones, pasos de estos seres
que se funden a primer plano con un ruido que parece salido del
interior de una vieja fábrica de la revolución industrial,
accionada por vapor. Este sonido será característico a lo largo
del film para reforzar el aspecto lúgubre de la estación.
La composición en su conjunto, modo y voz, de inicio son una
severa reprimenda del autor a la loca voracidad del sistema, que
se ha apropiado de la razón de ser de las personas. Pero cuál es
esa razón de ser. La llegada del anciano a la estación será el
disparador de esta historia con una estructura narrativa basada
en la clásica poética de Aristóteles. En adelante, la narración
recae, además de la cámara en los personajes.