
Carlos A. Fernández Ferrín, Oscar E. Bolívar Chávez, Juan C. Cruz Mendoza
ReHuSo. Publicación cuatrimestral. Vol. 1, Año 2016, No. 2 (Mayo – Agosto)
en parte regado alguno de sus elementos, como si este no fuera
del interés de los personajes, o de pronto son el remanente de lo
ya servido. Este bodegón incorporado en el cuadro destaca las
ropas de la mujer, frutas, el pan y la cesta. Asimismo, podemos
observar que las uvas se encuentran sobre sus propias hojas y una
especie de botella de licor junto a los alimentos. En la
naturaleza muerta vemos también un tratamiento de la composición,
ya que definimos perspectiva y modelado aparente, por lo que el
procedimiento de esta zona se distingue sobre todo del resto del
paisaje, que es de contextualización más ligera; pues transmite
la sensación del contraste de binarios que los posteriores
impresionistas desarrollarán con prestancia; en este caso los
tonos azulados de los ropajes se equilibran con los ocres y
naranjas de las cestas, el sombrero y los alimentos.
A los hombres es posible identificarlos como el hermano de Manet,
Gustave y su cuñado, el escultor holandés Ferdinand Leenhoff,
quienes hablan entre sí, modelos que utiliza el artista para
forjar su pintura, los cuales debieron posar en el interior del
taller, reconocibles por el tipo de ropa que llevan, sobre todo
el sombrero que utiliza el personaje de la derecha; observamos
además que la iluminación es indeterminada y no está sometida a
un punto de luz específico, sus vestimentas, propias de la época,
de colores neutros (negro, gris y blanco) contrastan con la
lozana piel de la modelo principal. Los sacos de los hombres
están compuestos por grandes manchas planas de color negro, lo
que históricamente se reconoce como uno de los elementos que
produjo rechazo por parte de los críticos, la yuxtaposición de
color tanto en la elaboración de los personajes como en el resto
del cuadro, Manet lo realiza de forma ligera y violenta lo que
crea la visualidad de choques de tonalidades marcadas.
En cuanto a la modelo del fondo, Manet trastoca deliberadamente
el régimen de composición académica, puesto que esta se encuentra
en un equilibrio inadecuado, tanto si utilizamos la perspectiva
tradicional, como si observamos los árboles y la canoa situada en
la parte derecha, se puede apreciar que las proporciones no
concuerdan; aquí encontramos una relación inminente con el
impresionismo y por ende el nacimiento y la guía hacia la nueva
forma de pintar y ver el arte. Esta escena representa un momento
impreciso y fugaz, la captación de una acción sin poses, humana y
relajada, en la que el creador utilizó una pincelada rápida y
cargada, dando incluso la sensación de que la obra no estaba
terminada, la modelo aparenta un desinterés por el resto de la
escena, ocupándose más bien de no mojar su vestido y sentir la
ligera corriente que acomete con su mano derecha.