
ReHuSo: Revista de Ciencias Humanísticas y Sociales ISSN 2550-6587
TRADICIÓN DE REVISTAS CULTURALES Y COMPROMISO INTELECTUAL EN AMÉRICA LATINA
© Facultad de Ciencias Humanísticas y Sociales. Universidad Técnica de Manabí. Portoviejo, Ecuador.
Hacia mediados del siglo XX, tanto vanguardistas, académicos,
pensadores de izquierda o de derecha, intelectuales de diversas
ideologías publicaron sus trabajos en revistas. Pese a que muchos
de los estudios críticos realizados obvien la importancia de
estas publicaciones en la configuración de la historia cultural
latinoamericana, su aporte fue relevante y trascendente para la
difusión del pensamiento en la región.
En este contexto, las revistas fueron los espacios idóneos para
el intercambio y circulación de ideas con las que se conformaron
verdaderas redes de intelectuales. Como bien destaca Ángel Rama
(1998), la realidad de los países latinoamericanos es tan amplia,
sus problemáticas culturales y políticas son tan complejas, que
el simple hecho de intentar lidiar con el asunto de la
configuración de un campo intelectual común en la región es ya de
por sí una tarea inútil. No obstante, hay hechos, situaciones,
determinados procesos que ayudan a conformar una mirada
aglutinante del intelectual en la región como las dictaduras
militares y el posterior exilio de cientos de intelectuales.
Después de los años sesenta, el exilio político fue un pretexto
para la agrupación de intelectuales. Coincidió con otros procesos
como el boom literario latinoamericano y la Revolución Cubana,
que polarizó la posición política de múltiples autores. Y en
medio de todo ello las revistas fueron el espacio ideal para
recoger esas posturas, esos debates y testimonios que se iban
entretejiendo. En países como México y Argentina es posible
observar la activa participación de los intelectuales, quienes
utilizaban las revistas para definir su participación al interior
del campo cultural. Es destacable que durante este proceso los
directores cumplieron un rol valioso, pues se desempeñaron como
catalizadores de nuevos proyectos político-culturales y supieron
apoyar a nuevos autores, así como a los ya consagrados. Por
ejemplo, en las páginas de revistas argentinas como La Rosa
Blindada (1964-1966), Pasado y Presente (1963-1973), los
directores empezaron a conformar testimonios de los procesos que
atravesaba el campo cultural de la época.
La prensa cultural presentaba en estas publicaciones la postura
de intelectuales. Según Rivera (1995), este tipo de periodismo se
desarrolló en una zona muy compleja y heterogénea de medios,
géneros y productos que abordaron con propósitos creativos,
críticos, reproductivos o divulgatorios los terrenos de las
bellas artes, la literatura, las corrientes de pensamiento, las
ciencias sociales y humanas, la llamada cultura popular y muchos
otros aspectos que tienen que ver con la producción, circulación
y consumo de bienes simbólicos, sin importar su origen o
destinación estamental.