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ReHuSo: Revista de Ciencias Humanísticas y Sociales
e-ISSN 2550-6587
https://revistas.utm.edu.ec/index.php/Rehuso/index
Vol. 6 Núm. 1 (25-42): Enero - Abril 2021
rehuso@utm.edu.ec
Universidad Técnica de Manabí
DOI: 10.5281/zenodo.5512717
El maltrato en la familia como factor de riesgo de
conducta antisocial en adolescentes
Abuse in the family as a risk factor for antisocial behavior in adolescents
1
Ludys Johanna Vera Sánchez
Universidad Técnica de Manabí.
lujovesa532@gmail.com
ORCID 0000-0003-1763-2840
2
Alba Alay Giler
Universidad Técnica de Manabí
alba.alay@utm.edu.ec
ORCID 0000-0002-5436-9706
Recepción: 20 de octubre de 2020 / Aceptación: 12 de diciembre de 2020 / Publicación: 1 de marzo de 2021
Resumen
El maltrato familiar constituye un factor de riesgo que puede generar actitudes negativas y
antisociales en adolescentes, pese a los cambios de paradigmas de convivencia familiar que se
promueven mediante a la aprobación de leyes y políticas sociales, es un fenómeno presente, en
mayor o menor medida, en todas las sociedades. En países de Latinoamérica específicamente
en Ecuador, existe un ficit de literatura científica dedicada a identificar la incidencia del
maltrato familiar en la conducta de los adolescentes, por tal razón, esta investigación tuvo como
propósito, examinar los factores de riesgo que surgen en el contexto familiar y su influencia en
la conducta antisocial de los adolescentes del segundo año de bachillerato de la Unidad
Educativa Informática en Portoviejo, Manabí, Ecuador. El estudio se desarrolló bajo un
enfoque mixto cuantitativo y cualitativo apoyada en una metodología observacional
descriptiva. Para la obtención de resultados se utilizaron técnicas e instrumentos como la
encuesta, observación psicológica, entrevista psicológica y test de percepción de las relaciones
familiares, Se analizó estadísticamente la información arrojada por cada variable estableciendo
diferenciaciones de género en el análisis de resultados. Como principales conclusiones se
establecieron que no existe una diferencia significativa entre mujeres y hombres atendiendo a
los antecedentes de estructura, convivencia y constitución del núcleo familiar. La repercusión
del trastorno de la conducta se debe a cuestiones de carácter multifactorial y se manifiesta a
través de: violación los derechos de otros, engaño, violación de las normas o reglas sociales,
agresiones a personas, e incumplimiento grave de las normas y reglas de disciplinas.
Palabras Clave: Adolescente, Familia, Conducta antisocial, Factor de riesgo,
Comportamiento.
Abstract
Family abuse constitutes a risk factor that can generate negative and antisocial attitudes in
adolescents, despite the changes in family coexistence paradigms that are promoted through
the approval of laws and social policies, it is a present phenomenon, to a greater or lesser extent
,in all societies. In Latin American countries specifically in Ecuador, there is a deficit of
scientific literature dedicated to identifying the incidence of family abuse in the behavior of
adolescents, for this reason, this research aimed to examine the risk factors that arise in the
family context and its influence on the antisocial behavior of adolescents in the second year of
high school at the Informative Educational Unit in Portoviejo, Manabí, Ecuador. The study was
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developed under a mixed quantitative and qualitative approach supported by a descriptive
observational methodology. To obtain results, techniques and instruments were used such as
the survey, psychological observation, psychological interview and test of perception of family
relationships. The information obtained for each variable was statistically analyzed,
establishing gender differences in the analysis of results. As main conclusions, it was
established that there is no significant difference between women and men according to the
background of structure, coexistence and constitution of the family nucleus. The impact of
conduct disorder is due to multifactorial issues and is manifested through: violation of the rights
of others, deception, violation of social norms or rules, assaults on people, and serious breach
of the rules and regulations of disciplines.
Keywords: Adolescent, Family, Antisocial behavior, Risk factor, Behavior.
Introducción
La familia es el principal agente de socialización para niñas, niños y adolescentes. Cumple con
cuatro tareas fundamentales: 1) asegurar la satisfacción de las necesidades biológicas de los
miembros que integran la familia, 2) crear las condiciones adecuadas para que estos puedan
alcanzar la maduración de sus capacidades de acuerdo a cada momento de su crecimiento, 3)
proporcionar la gratificación afectiva y emocional a sus integrantes y 4) transmitir la
importancia de ciertos valores tales como el respeto y el buen comportamiento (Hernández y
Paz, 2016). La familia a través de su historia, pasa por diferentes situaciones o etapas críticas
que la ponen frente a la posibilidad de crecer o la pueden llevar a un desequilibrio dependiendo
de los factores económicos, socioculturales y psico emocionales con que cuenten. Si se
evidencia desequilibrio en la familia, este da lugar a la violencia como principal mecanismo de
resolución de conflictos. Se produce un ciclo de intensidad creciente y que ésta va adquiriendo
un papel más notorio siendo los afectados los niños, niñas y adolescentes.
El maltrato familiar está constituido por una serie de manifestaciones que tiene en común
generar un daño, lesionar o simplemente amenazar la integridad física o psicológica. Se ha
señalado que se presentan diversas formas de maltrato contra los niños niñas y adolescentes.
El maltrato físico se constituye como cualquier acto intencional o no producido por el adulto o
adulta, o por ambos, responsables del niño, niña o adolescente. Lo anterior provoca lesiones
físicas repercutiendo en su desarrollo (Urchaga, Guevara, y González, 2020).
El maltrato psicológico es el acto que daña la autoestima y está relacionado a los hechos activos
de rechazo, aislamiento, humillación, insultos entre otros. Influye en el auto concepto. Las
personas que sufren este tipo de maltrato se sienten poco deseables indignos de recibir amor a
diferencia de un adolescente que es tratado con afecto y aceptación. El maltrato psicológico
figura de forma invariable en todas las clasificaciones sobre la desprotección familiar (Zych,
Ortega y Marín, 2018). A esta categoría por lo general se asocian otras como el maltrato físico,
verbal, negligencia y abuso sexual (Romero, Cuevas, Ferney y Sierra, 2018).
La asociación internacional Save the Children (2016) define el maltrato psicológico como:
El fracaso en proporcionar al niño un entorno evolutivamente apropiado y de
apoyo. No disponiendo de una figura primaria de apego, de forma que pueda
desarrollar un conjunto estable y completo de competencias emocionales y
sociales que corresponden con sus potencialidades personales en el contexto de la
sociedad en la que vive. Puede consistir también en actos hacia el niño que le
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provocan o tienen una alta probabilidad de provocarle daño en su salud o en su
desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social (p. 38).
Estos actos deben estar razonablemente bajo el control de los padres o personas que mantengan
con él una relación de responsabilidad, confianza o poder. Incluyen restricción del movimiento,
patrones de rechazo, denigración, culpabilización, amenazas, inducción de miedo,
discriminación, ridiculización u otras formas no físicas de tratamiento hostil o rechazante. Los
casos de maltrato en la familia suelen tener algunas características comunes: en general es más
frecuente en hijos varones (excepto cuando se trata de abuso sexual) y la víctima suele sufrir
más de un tipo de maltrato (Paz, Hernández, Izquierdo y Brito). Vega (2017) establece un
entorno familiar conflictivo es potencialmente donde se forman individuos que en el futuro
reproducirán la agresión a su cónyuge e hijos.
La presente investigación retoma de esos factores del maltrato familiar para analizar su relación
con las conductas antisociales, conocer cómo se comportan los individuos que viven con estos
dos aspectos, los mismo que están apoyadas en el ítems (test) del estudio psicosomático que se
toma de la conducta antisociales de la propuesta de la Dra. Patricia Díaz, Erika Estrada y P
Díaz.
Se plantean como objetivos del estudio: 1) examinar los factores de riesgo que influyen en la
conducta antisocial de niños, niñas y adolescentes y 2) caracterizar la conducta antisocial en
adolescentes del segundo año de bachillerato de la Unidad Educativa Informática en Portoviejo,
Manabí.
Existe en el orden teórico y metodológico un déficit de literatura científica publicada en torno
a la influencia del maltrato familiar como factor de riesgo de conductas antisociales de niños,
niñas y adolescentes. En la República del Ecuador se han desarrollado escasos estudios
dedicados a identificar la incidencia del maltrato familiar en adolescentes. Los resultados
favorecen la labor diagnóstica, preventiva y promocional para fortalecer el apoyo social de
adolescentes con conducta antisocial. Lo anterior incentiva la búsqueda de estrategias
interventivas que fortalezcan el apoyo al a los adolescentes que sufren violencia familiar.
La Organización Panamericana de la Salud (2003) define la violencia familiar como todo acto
de violencia que tiene como resultado posible o real un daño sico, sexual o psicológico,
incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en
la vida pública o en la vida privada. Se propicia a partir de conductas hegemónicas patriarcales
que ostentan el control económico del hogar. Mientras que otros miembros dependientes ya
sean niños o adolescentes, ancianos o mujeres estadísticamente constituyen las víctimas de las
agresiones.
Entre las principales agresiones pueden mencionarse de tipo físico (puñetazos, patadas,
quemaduras), de tipo psicológico o emocional (desprecios, críticas, insultos, burla, autoestima,
amenazas, humillaciones, inseguridad, indiferencia), de tipo sexual (abuso, violación,
exhibición). En el contexto generado por la violencia familiar se identifica mayor
vulnerabilidad hacia los niños y adolescentes, lo que ocasiona espacios para el abuso o maltrato
infantil. Según Garaigordobil (2017) se propicia por:
cualquier forma de daño físico y/o emocional, abuso sexual, negligencia o
cualquier forma de trato negligente, comercial u explotación, que resulta en el daño
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actual o potencial a la salud, sobrevivencia o desarrollo de la dignidad, en el
contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder (p. 48).
Es válido mencionar que otro método correctivo con incidencia en la educación de niños y
adolescentes se basa en el castigo físico. La violencia familiar incide en la conducta de los
adolescentes que reproducen en otros espacios sociales el daño psicológico. Según Eisenberg,
Cumberland, Spinrad, Fabes, Shepard, Reiser, Murphy, Losoya, Guthrie (2001) la literatura
indica que esas conductas se manifiestan como hiperactividad, conducta disruptiva y
agresividad.
Los resultados de la violencia familiar se traducen en conducta antisocial en los adolescentes.
Según Garaigordobil (2017) se concreta en “infracción a las reglas sociales y/o sea una acción
contra los demás” (p. 48). En algunas ocasiones, estos problemas se agudizan y pueden
convertirse en conducta criminal, alcoholismo y/o afectación psiquiátrica grave.
Las conductas antisociales pueden expresar de diferentes modos, desde la trasgresión de las
normas sociales a partir de romper objetos, golpear, fumar, beber, falsificar notas, ausentismo
a la escuela hasta agredir a otras personas física o emocionalmente. Se corrobora a partir del
estudio de los autores Vilarino, Amado y Alves (2013) que altos porcientos de adolescentes
infractores presentan problemas de socialización, déficits en inteligencia emocional y tienden
a emplear estrategias de afrontamiento improductivas.
Puede afirmarse que existe una estrecha relación entre la familia y el ámbito escolar. Son
escenarios de socialización conectados con repercusiones recíprocas en cuanto a los conflictos
que se generen. Los niños o adolescentes que experimentan la violencia en sus hogares quedan
marcados con secuelas a largo plazo. Por tanto, se coincide con Devaney (2015) al considerar
intrascendente la edad del afectado o el sexo, dado que emocionalmente todos están sujetos a
padecer trastornos del comportamiento.
Contradictoriamente se reconoce vulnerabilidades en los adolescentes para resultar víctimas de
agresiones. En este grupo etario se desarrollan comportamientos rebeldes ante la hegemonía de
los padres. Lo cual inhibe la aplicación de castigos físicos sistemáticos. Lo anteriormente
expuesto se corresponde a hechos de tipos multicausal la cantidad de hermanos, la ausencia del
padre o madre, o la descomposición de las relaciones interfamiliares. Las prácticas
disciplinarias mediante el castigo físico, las amenazas y las órdenes injustificadas están
relacionadas con la conducta hostil (Quiroz, Villatoro, Juárez, Gutiérrez, Amador, Medina-
Mora, 2007).
Para Arnett (2008) la adolescencia es una construcción cultural, variable y definida por la forma
en que las culturas define el estatus adulto y el contenido de las funciones y responsabilidades
adultas que los adolescentes aprenden a cumplir. Por lo que el adolescente con conducta
antisocial se caracteriza por una alta inconformidad con su medio y rechazo a las normas
impuestas por la sociedad, así como a la disciplina familiar y todo aquello que para él significa
cumplimiento (Ochoa, Hernández, Yépiz, Mercado, Félix, 2016).
La funcionalidad familiar favorece la conducta de los adolescentes. En tanto carencias
socioemocionales se expresan en conductas antisociales y delictivas observadas en su contexto
social de desarrollo. Según Berkowitz (1996) suele distinguirse entre agresión directa, cuyo
ataque puede llevarse a cabo pegando, insultando o mofándose de otro, y agresión indirecta
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que se produce de forma mucho s sutil. El hecho que una persona sea violenta, posee una
doble connotación desde aspectos de tipo psicológico y social.
En los espacios escolares se desarrollan múltiples expresiones de conductas antisociales. Con
antesala en alteraciones en el rendimiento académico o en el ajuste psíquico individual, se
protagonizan escenas de acoso, la agresión física o el asesinato. Se debe tener en cuenta que la
gravedad de la conducta antisocial se relaciona estrechamente al aprendizaje del individuo,
resultante a su vez, de las condiciones únicas, tanto ambientales como biológicas, a las cuales
el individuo ha estado expuesto (Rey, 2010). De igual modo se establece una proporcionalidad
entre el nivel de violencia familiar y el acoso que reproduce el adolescente.
Debe apuntarse que existe una divergencia de interpretaciones (sociológicas, psicológicas,
jurídico-normativas) sobre la conducta antisocial que pueden disociar las respuestas que
aportan las sociedades en su tratamiento metodológico y práctico. Por solo mencionar algunas
clasificaciones se encuentra la conducta problemática (expresiones emocionales persistentes),
problemas de conducta (reproducción de patrones incoherentes con las normas sociales),
trastornos de conducta (conductas antisociales clínicamente significativas) y conductas
delictivas (que pueden considerarse de tipo penal si los ejecuta un adulto, tales como robo o
homicidio).
El espacio físico legisla lo que puede considerarse una conducta antisocial con tendencia
delictiva. En este caso es válido mencionar regiones o países donde la tenencia de sustancias
psicotrópicas constituye un delito que vaa desde grave, aceptación del consumo con fines
clínicos, hasta donde es totalmente despenalizado. Por tanto, la clasificación como delincuente
juvenil tiene fronteras territoriales, en tanto se considera una construcción social equiparada a
la sociedad que la legitima.
Se identifica incluso en el mismo espacio territorial diversas interpretaciones de las
regulaciones a los efectos de las conductas antisociales en adolescentes. Las asociaciones
civiles multidisciplinarias deben posibilitar la implementación de sistemas de acciones
coherentes con las expresiones evidentes de problemáticas de conductas latentes en los
territorios. Huertas (2018) reconoce que debe diseñarse cualquier iniciativa al respecto desde
un enfoque multidisciplinario, sistemático y coherente.
La reincidencia de los adolescentes en hechos de carácter delictivo luego de procesos de
intervención especializada, se ataña a la “falta de autoridad parental, malas relaciones
familiares, deficiente situación económica, amistades nocivas, o al contexto donde convive el
adolescente” (Vega, 2017, p.132). Se evidencia frecuentemente que los adolescentes no se auto
reconocen como víctimas de un contexto familiar. Por lo que en múltiples terapias se incluye
como actores fundamentales a los padres o parientes que intervienen en la tutoría y procesos
formativos del adolescente.
El autor Encalada (2016) reconoce que la terapia debe extenderse a los espacios educativos, lo
que favorece amplificar el aprendizaje mediante acciones concretas, demostrar habilidades de
relación, toma de decisiones, y modificación de conductas. Además, permite negociar el
conflicto de forma grupal y se trascienden disgustos, estrés, tensiones que inciden en el
comportamiento, las metas y las apreciaciones del adolescente (Calderón y Perea, 2018).
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En este contexto la presente investigación tuvo como propósito examinar los factores de riesgo
que surgen en el contexto familiar y su influencia en la conducta antisocial de los adolescentes
del segundo año de bachillerato de la Unidad Educativa Informática en Portoviejo, Manabí,
Ecuador.
Metodología (Materiales y métodos)
El estudio se desarrolló bajo un enfoque mixto cuantitativo y cualitativo apoyada en una
metodología observacional descriptiva. Para la obtención de resultados se emplean métodos en
los niveles teórico y empírico. En el nivel teórico se emplea el analítico-sintético, histórico-
lógico, sistémico-estructural e inductivo-deductivo. En el nivel empírico se emplea el análisis
documental clásico, la encuesta, observación psicológica, método estadístico matemático.
Como cnicas se emplearon la observación psicológica, la entrevista psicológica, test de
percepción de las relaciones familiares, tomados como referentes de un estudio sobre estas
variables, realizado por Ana Isabel Martínez Iglesias (2016). La triangulación de información
y el análisis porcentual con el apoyo del software SPSS y el auxilio de la estadística descriptiva.
El procesamiento estadístico permite establecer analogías entre los resultados obtenidos y la
literatura científica publicada. A partir de los resultados obtenidos de los datos estadísticos
pueden identificarse aspectos que influyen en la conducta antisocial de adolescentes
escolarizados.
La unidad de análisis sobre la cual se obtuvo información la constituyeron estudiantes de la
Unidad Educativa Informática ubicada en Portoviejo, Manabí, Ecuador. La población fue de
un total de 111 estudiantes de segundo de bachillerato, de los cuales se tomó una muestra
representativa y proporcional de 72 estudiantes: 40 mujeres y 32 varones. Las variables e
indicadores aplicados se observan en la Tabla 1.
Tabla 1
Variable e indicadores aplicados para diagnosticar la violencia familiar y actitud antisocial de
adolescentes del segundo año de la Unidad Educativa Informática ubicada en Portoviejo,
Manabí, Ecuador
Variables
Indicadores
Convivencia de los
adolescentes
- Hermanos
- Abuelas
- Padres
- Tíos
Estructura familiar
- Familia nuclear
- Familia monoparental
- Familia biparental
- Familia ampliada
Ambiente familiar
- Discusiones y peleas entre los padres
- Constantes regaños y castigo físico de parte mamá y/o papá
- Peleas entre hermanos
- Peleas y agresión verbal entre los miembros de la familia
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Frecuencia del maltrato
familiar
- Siempre
- Frecuentemente
- A veces
- Nunca
Razones del maltrato
familiar
- Por salir sin permiso de casa
- Ir o entrar a un sitio prohibido
- Responder de mal modo o decir groserías
- Pelearse entre hermanos
- Desobedecer e incumplir con las tareas en casa
- No soy maltratado(a)
Aspectos conductuales
- Miente con mucha frecuencia
- Con frecuencia reacciona impulsivamente
- Carácter arrogante
- Comportamiento agresivo y temerario
- Hace trampa en los exámenes
- Presenta resistencia a los docentes y autoridades
Aspectos cognitivos
- No temen al castigo
- Gran confianza en sí mismo, así estén equivocados(as)
- Vulnerables al aburrimiento
- No les importa las consecuencias de los actos negativos
- Ausencia o poca empatía y remordimiento
- Desprecian las normas sociales y reglas de disciplina
Relaciones interpersonales
- Actitud peleonera y a la defensiva
- Falta de consideración con sus compañeros
- Falta de consideración con sus compañeros
- Busca siempre liderar e influir en sus compañeros
- Actitud egoísta, sola piensan en su satisfacción
Fuente: elaboración propia
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
A partir de las variables e indicadores planteados se realizó un cuestionario aplicado a
estudiantes del segundo año de la Unidad Educativa Informática ubicada en Portoviejo,
Manabí, Ecuador. Los resultados atendiendo a la convivencia familiar se observan en la Tabla
2.
Tabla 2
Convivencia familiar de los adolescentes (fuente: elaboración propia).
Convivencia
familiar
Hombres
Frecuencia
%
Frecuencia
%
Hermanos
15
37
6
19
Abuelas
5
13
10
31
Padres
17
42
12
38
Tíos
3
8
4
12
Total
40
100
32
100
32
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Fuente: elaboración propia
Los resultados obtenidos muestran un predominio de convivencia familiar de los adolescentes
con sus progenitores. Existe en la literatura científica publicada un predominio de adolescentes
que presentan conductas antisociales y conviven con sus dos padres. Sánchez, Xóchitl, Moyeda
y Robles (2018) es su estudio identificaron un predominio de adolescentes (66.7%) que vivían
con sus dos padres, aspecto que a criterio de los autores no mostraba diferencias a los que
convivían con otros miembros de la familia o con un solo progenitor. Sobre el aspecto anterior
la investigación de Estrada, Rodríguez, Cerros y Solano (2015) establece que aunque no hay
una diferencia en cuanto a número de adolescentes con este tipo de conductas, si se evidencia
que aquellos que no estuvieron bajo la crianza de ambos padres, manifestaban conductas
antisociales a muy temprana edad.
La convivencia familiar tiene una gran influencia en la conducta antisocial de los adolescentes.
La falta de recursos económicos, un bajo coeficiente intelectual, antecedentes de violencia y
una crianza de poca calidad serán los factores de mayor riesgo (Vargas, Villoría, y López,
2018). Padres, hermanos antisociales y amigos delincuentes, tendrán una gran influencia en la
continuidad de esas actividades antisociales (Araujo, Ucedo y Bueno, 2018). El principal factor
de riesgo para una futura conducta antisocial de los hijos es la violencia y maltrato infantil
(Rivera y Cahuana, 2016).
La familia y los modos de crianza tienen un papel determinante en la prevención de actividades
antisociales. En la etapa adolescente es fundamental el acompañamiento familiar para su
desarrollo como persona, los cuales a su vez configura el ambiente de acciones en los que se
desenvuelve el joven (Ochoa, Hernández, Yépiz, Mercado y Félix, 2016). Estas conductas en
los adolescentes se pueden disminuir si se lleva a cabo un proceso formativo entre educadores,
padres de familia, autoridades y profesionales de áreas afines, que orienten soluciones
integrales viables para disminuir los factores de riesgo.
El estudio de los factores que promueven el comportamiento antisocial en adolescentes ha sido
recurrente en los últimos años, siendo el ambiente familiar de vital importancia para el
desarrollo de los menores y de su comportamiento en la sociedad. Aunque la prevención de
conductas antisociales puede partir de la educación que se imparta en las escuelas, esta tiene
que verse reforzada en las familias. El núcleo familiar es la primera y más fuerte educación y
formación de hábitos (Ochoa, Hernández, Yépiz, Mercado y Félix, 2016). Los resultados
obtenidos atendiendo a la estructura familiar se observan en la Tabla 3.
Tabla 3
Estructura familiar de los adolescentes
Fuente: elaboración propia
Estructura familiar
Mujeres
Hombres
Frecuencia
%
Frecuencia
%
Familia nuclear
16
40
18
56
Familia monoparental
13
33
7
22
Familia biparental
7
18
5
16
Familia ampliada
4
10
2
6
Total
40
100
32
100
33
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La familia nuclear es el prototipo del grupo en la sociedad occidental. Se forma a partir de los
vínculos conyugales y con una división de tareas basada en el género. Entre sus funciones está
el cuidado y la satisfacción de las necesidades básicas de sus miembros, la procreación, el
desarrollo de potencialidades de cada uno de los miembros, el establecimiento de vínculos
afectivos, así como el proveer modelos socialmente aceptados (Ruíz, Reid y Gallegos, 2017).
Los datos obtenidos se corresponden con los resultados anteriores. Existe un predominio de
estructura familiar nuclear donde los adolescentes conviven con sus dos padres. Lo anterior no
constituye una atenuante al comportamiento violento ante los hijos. Las diversas sociedades
latinoamericanas se caracterizan por ser conservadoras y la preservación de la familia en
muchas ocasiones se realiza aun cuando los cónyuges no sienten afecto el uno por el otro
(Fusté, Pérez y Paz, 2018). Consecuentemente la familia se caracteriza por la baja cohesión, el
conflicto, las pobres interacciones entre padres e hijos, un estilo de socialización negligente y
la disciplina coercitiva, se favorece la incidencia de conductas violentas y conductas
antisociales (Solis, 2015).
A criterio de Uribe, Sanabria, Orcasita y Castellanos (2016): no es determinante la presencia
de dos padres, o la de sólo uno de ellos como factor que favorezca y/o impida el incremento de
conductas antisociales de los adolescentes que se encuentran escolarizados. En familias
nucleares pueden tener lugar conductas negativas por parte de uno o de ambos padres propicias
para la presencia de conductas antisociales y/o violencia escolar. Entre algunos aspectos se
encuentran el consumo de alcohol por parte de los padres, la adversidad familiar y las
transiciones familiares (Garaigordobil y Maganto, 2016). Resultan relevantes los factores de
maltrato infantil y violencia entre los padres (Rivera y Cahuana, 2016). Independientemente a
la estructura, lo más importante es el adecuado funcionamiento de la familia y su capacidad
para proteger y brindad afecto al menor que tiene a su cuidado. Los resultados atendiendo al
ambiente familiar se muestran en la Tabla 4.
Tabla 4
Ambiente familiar de los adolescentes
Ambiente familiar
Mujeres
Hombres
Frecuencia
%
Frecuencia
%
Discusiones y peleas entre los padres
11
28
10
31
Constantes regaños y castigo físico de
parte mamá y/o papá
15
38
11
34
Peleas entre hermanos
9
23
8
25
Peleas y agresión verbal entre los
miembros de la familia
5
13
3
9
Total
40
100
32
100
Fuente: elaboración propia
Los resultados obtenidos muestran un predominio de constantes regaños y castigo sico de
parte mamá y/o papá, siendo estos más frecuentes en mujeres que en hombres. La familia
constituye la primera red de apoyo social que posee el individuo a través de toda su vida y por
lo tanto se reconoce que esta instancia ejerce función protectora ante las funciones que genera
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la vida cotidiana. Es para el individuo fuente de amor, satisfacción, bienestar y apoyo, pero
también puede representar insatisfacción, malestar y estrés. Las alteraciones de la vida familiar
son capaces de provocar alteración emocional, desequilibrio y descompensación del estado de
salud.
La calidad de las relaciones familiares regula el desarrollo del grupo familiar. Las relaciones
familiares estrechas y cooperativas pueden conducir al fortalecimiento de los miembros. En la
familia como grupo primario, la relación debe apoyarse no solo en contactos personales sino
también en una gran atracción emocional y en el alto grado de identificación con cada miembro
(Calosso, 2015). Las condiciones individuales, familiares, escolares y sociales, entre otras,
dadas en el contexto del adolescente, tienen una fuerte influencia en la conducta del individuo,
protegiendo o actuando de forma desfavorable en la consecución de conductas antisociales
(Quitian, Uribe, y Pachón, 2020).
Es considerable los resultados obtenidos atendiendo a las discusiones, peleas entre padres, este
indicador ocupó el segundo lugar. Lo anterior constituye un factor de riesgo de peso en la
conducta antisocial en adolescentes, al respecto Madriz (2017) en su estudio evidencia que en
el comportamiento antisocial de un grupo de alumnos para el 74% de los encuestados la
violencia fue el camino para solucionar sus desavenencias. El comportamiento agresivo y
antisocial de la población juvenil dentro de las instituciones escolares tiene su motivación en
el hecho de estar inmerso dentro de su ambiente social y familiar, en situaciones donde la
violencia es el referente o el medio utilizado para resolver problemas o conflictos.
Las estrategias de resolución de conflictos disfuncionales empleadas por los padres como la
amenaza, el insulto, la hostilidad verbal, la presencia de actitudes defensivas, el retraimiento y
la violencia física, se han asociado con un aumento de la emocionalidad negativa en los hijos.
En consecuencia existe una tendencia de éstos a utilizar la violencia y conductas antisociales
como un medio para resolver conflictos y con el rechazo escolar (Alonso, Vergara, Gutiérrez
y Vozmediano, 2017). Los hijos reflejan el comportamiento de sus padres en el ambiente
escolar no solo como reproductores de su educación, sino para canalizar sus frustraciones y
malestar (Fusté, Pérez y Paz, 2020). Los resultados atendiendo a la frecuencia de maltrato
familiar de los adolescentes se muestran en la Tabla 5.
Tabla 5
Frecuencia de maltrato familiar de los adolescentes
Frecuencia de
maltrato familiar
Mujeres
Hombres
Frecuencia
%
Frecuencia
%
Siempre
12
30
8
25
Frecuentemente
14
35
7
22
A veces
8
20
9
28
Nunca
6
15
8
25
Total
40
100
32
100
Fuente: elaboración propia
Atendiendo a la frecuencia de maltrato familiar se evidencian diferencias significativas entre
ambos sexos. El cuestionario aplicado arrojó que los varones son menos violentados que las
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mujeres en el ambiente familiar. Los datos concuerdan con la literatura científica publicada a
nivel internacional donde las chicas son más violentadas por otros miembros de su familia en
comparación con los varones (Carrillo, Juárez, González, Martínez y Medina, 2016). Solo 14
estudiantes afirmaron que nunca reciben maltrato familiar. El dato obtenido se corresponde con
los altos índices de maltrato registrados en Latinoamérica donde más del 70% de los infantes
sufren de abusos por parte de la familia (Calderón, Santana, Riveros y Borbón, 2019).
Existe un crecimiento directamente exponencial con la incidencia o frecuencia del maltrato en
los niños y su posterior comportamiento antisocial. La investigación realizada por Valencia
(2016) mostró como los niños más abusados y maltratados por sus padres o familiares
desarrollaron luego actitudes antisociales en s de un 80%. Otro de los factores que son
analizados como violencia es el abandono y el otorgamiento de tareas de peso para el menor
como el cuidado de sus hermanos, aspecto generador de estrés por la responsabilidad que
conlleva dicha actividad (Paz, Romero y Hernández, 2015).
La familia tiene un gran peso en el desarrollo infantil y la calidad de la relación padres e hijos
es de las primeras experiencias que influyen positiva o negativamente en el niño. Cualquiera
que sea la organización familiar, los contactos entre sus miembros o su relación con la
comunidad, la disminución de la autoridad familiar, tanto moral como emocional en la vida del
adolescente; “implica una baja en la supervisión parental, lo que aumenta la probabilidad de
conductas antisociales y delincuencia” (Palacios y Coveñas, 2019, p. 328). Un fuerte apoyo
parental y un alto nivel de supervisión son los factores clave en la prevención del abuso de
alcohol y de otras conductas problemáticas o antisociales en adolescentes, entendiéndose
“apoyo” como conductas que muestran los padres hacia los hijos, como elogiar, animar y dar
afecto (físico), lo que indica al adolescente que es aceptado y amado (Garaigordobil, 2017).
Los resultados atendiendo a las razones del maltrato familiar se muestran en la Tabla 6.
Tabla 6
Razones de maltrato familiar en los adolescentes
Fuente: elaboración propia
Respecto a las razones del maltrato familiar se identifica una mayor frecuencia el sexo
femenino. Contradictoriamente se ha reconocido tradicionalmente “que los varones tienen
mayor nivel de conducta antisocial” (Arias, 2013, p. 29). El aspecto que más destaca resulta
“por salir sin permiso de casa”, lo que coincide con el desconocimiento de la autoridad filial
producto de un esquema disfuncional. En cuanto a la diferenciación entre agresión verbal y
agresión física existe una marcada diferencia. En el caso de los varones biológicamente existe
Razones del maltrato familiar
Mujeres
Hombres
Frecuencia
%
Frecuencia
%
Por salir sin permiso de casa
12
30
7
22
Ir o entrar a un sitio prohibido
6
15
4
13
Responder de mal modo o decir groserías
4
10
4
13
Pelearse entre hermanos
5
12,5
5
16
Desobedecer e incumplir con las tareas en
casa
7
17,5
4
13
No soy maltratado(a)
6
15
8
25
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una predisposición a la violencia, tienen mayor cantidad de testosterona, estos evidencian
mayor agresividad que las mujeres (Rivera y Cahuana, 2016). No obstante, en las mujeres se
evidencia una mayor tendencia a la agresión verbal, ya que son quienes presentaron mayores
niveles de hostilidad y rechazo.
En cuanto al cumplimiento de actividades en casa, los hombres presentan mayor obediencia.
Mientras que las mujeres apoyan en menor medida a sus padres y de forma recíproca sus padres
hacia ellas, por lo que se restringe las posibilidades de comunicación de ambas partes. Aunque
no se consideran maltratadas se afirma que existe correspondencia entre los niveles de maltrato
y el “ambiente con estructura familiar patriarcal, división sexual del trabajo y los roles sociales”
(Martínez, 2016, p. 67). Los resultados conductuales se muestran en la Tabla 7.
Tabla 7
Aspectos conductuales en adolescentes (fuente: elaboración propia).
Fuente: Elaboración propia
Las expresiones de los aspectos conductuales presentan mayor frecuencia en los hombres.
Socialmente instituido se ve con una mayor aceptación a los hombres envueltos en violencia,
y debido a los estereotipos de género el papel de la mujer se presenta como un ser sometido y
victimizado (Fernandez, García, Hernández y López, 2018). En cuanto al comportamiento
agresivo o temerario se demuestra un mayor porcentaje a las mujeres, como consecuencia que
deben imponerse mediante la hostilidad hacia otros miembros del colegio.
Debe reconocerse en cuanto al comportamiento agresivo o temerario que constituye la base de
acoso escolar, dado que un grupo de estudiantes pueden aplicar miedo hacia otros. La agresión
verbal constituye la vía para practicar el acoso desde insultos, apodos, entre otros. Se refiere
fundamentalmente a agresiones de tipo no física que se corresponden con la parte emocional
(Solis, 2015).
Las conductas antisociales obstaculizan el proceso de enseñanza aprendizaje. En primer lugar,
resalta el fraude escolar, con primacía por el sexo femenino, como un quebrantamiento de las
regulaciones y normas del colegio. Mientras que la resistencia a las autoridades escolares
presenta una preponderancia en los varones, en ambos casos se muestra un rechazo hacia la
institucionalidad escolar. El insuficiente control parental forma parte de las variables que
configuran el patrón conductual junto a la escuela y el entorno social” (Uribe, Sanabria,
Orcasita y Castellanos, 2016). En la Tabla 8 se muestra los aspectos cognitivos que inciden
como factor de riesgo hacia tendencias antisociales.
Aspectos conductuales
Mujeres
Hombres
Frecuencia
%
Frecuencia
%
Miente con mucha frecuencia
9
23
7
22
Con frecuencia reacciona impulsivamente
7
18
4
13
Carácter arrogante
3
8
4
13
Comportamiento agresivo y temerario
8
20
5
16
Hace trampa en los exámenes
7
18
4
13
Presenta resistencia a los docentes y
autoridades
6
15
8
25
Total
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Tabla 8
Aspectos cognitivos en adolescentes (fuente: elaboración propia).
Aspectos cognitivos
Mujeres
Hombres
Frecuencia
%
Frecuencia
%
No temen al castigo
9
23
8
25
Gran confianza en sí mismo, así estén
equivocados(as)
8
20
5
16
Vulnerables al aburrimiento
5
13
6
19
No les importa las consecuencias de los
actos negativos
6
15
5
16
Ausencia o poca empatía y remordimiento
5
13
3
9
Desprecian las normas sociales y reglas de
disciplina
7
18
5
16
Total
40
100
32
100
Fuente: Elaboración propia
El desprecio hacia las normas y reglas de disciplinas presentan una mayor frecuencia en las
mujeres, las cuales fuman en espacios escolares, garabatean el mobiliario escolar y presentan
mayor proporción de absentismo escolar. Se les reconoce a ambos sexos una conducta
antisocial en cuanto no les importan las consecuencias de sus actos al infringir las normas
socialmente establecidas en el colegio. Íntimamente relacionado a este aspecto se reconoce la
vulnerabilidad al aburrimiento, fomentado por la incapacidad de los educadores de establecer
resortes motivacionales, atención diferenciada en cuanto a tareas extra clases, o vinculación de
los contenidos a la resolución de problemáticas de la sociedad.
Existe una preocupación hacia las tendencias descritas porque en los adolescentes están más
predispuestos a desarrollar conductas delincuenciales. En tanto no solo incumbe al respeto de
normas formales sino otras de tipo informal, orientadas a la incapacidad de relacionarse en
diversos grupos sociales. No se trata de imponer castigos que reproduzcan estilos verticalistas
entre los adolescentes sino de crear espacios que fomenten la receptividad.
En correspondencia al agravamiento de la conducta antisocial en adolescentes en el Ecuador
de forma general, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (2018) ha exigido generar
investigaciones y publicaciones analíticas en materia de violencia contra la niñez y la
adolescencia. La preocupación emana del aumento de muertes violentas intencionales en el
último grupo etario que se menciona. La especificidad requerida por la institución internacional
incide en aspectos tales como: razones y circunstancias de los hechos, los factores de riesgo y
las condiciones de vulnerabilidad de las víctimas. En la tabla 9 se muestra los indicadores
referidos a las relaciones interpersonales.
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Tabla 9
Relaciones interpersonales en adolescentes (fuente: elaboración propia).
Relaciones interpersonales
Mujeres
Hombres
Frecuencia
%
Frecuencia
%
Actitud peleonera y a la defensiva
11
28
9
28
Falta de consideración con sus
compañeros
9
23
4
13
Falta de consideración con sus
compañeros
8
20
7
22
Busca siempre liderar e influir en sus
compañeros
7
18
9
28
Actitud egoísta, sola piensan en su
satisfacción
5
13
3
9
Total
40
100
32
100
Fuente: elaboración propia
Las relaciones interpersonales constituyen el eje fundamental de una correcta comunicación, y
por tanto es la expresión de la conducta. Se detecta que los estudiantes mantienen una actitud
defensiva que imposibilita alcanzar mayores niveles de socialización en el ambiente escolar.
Las mujeres alegan que se debe al maltrato que han sido sometidas por parte de los profesores
y los estudiantes hombres.
En correspondencia con las vulneraciones que se producen en todo el territorio ecuatoriano en
contra de las mujeres, dado que “las cifras indican que 7 de cada 10 niñas adolescentes entre
15 y 19 años, sufrieron violencia física y/o sexual” (Organización de las Naciones Unidas para
los Derechos de la Niñez y la Adolescencia: UNICEF, 2018, párr. 7). Por tanto, no se trata
únicamente de reconocer/criticar esas conductas supuestamente antisociales, sino de reconocer
las causas que las originan persistentes en la sociedad ecuatoriana. Por otra parte, se debe
reconocer el apoyo necesario para concienciar a toda la sociedad ecuatoriana de que en las
niñas es mayor la posibilidad de no ir a la escuela, mayor la dedicación al trabajo doméstico y
las tareas de cuidado, y mayores también las posibilidades de embarazo adolescente (Gobierno
de la República del Ecuador, 2015).
El ambiente familiar incide en que los estudiantes adolescentes presenten problemas
emocionales, como angustia, ansiedad y depresión, desvalorización hacia ellos mismos,
conductas agresivas e impulsividad (Cabrera, 2019). También que reproduzcan los mismos
niveles de atención que sus padres han expresado, manifiesten patrones de conducta que no se
ajustan a valores socialmente compartidos como la solidaridad, la laboriosidad, el trabajo en
equipos, entre otros.
Conclusiones
La violencia familiar incide en la conducta de los adolescentes que reproducen en otros
espacios sociales el daño psicológico. La familia constituye el ente principal en la formación
de ciudadanos que no presenten conductas antisociales dado el peligro que constituye para los
adolescentes y la comunidad en que se desarrollan. De igual modo cada adolescente que sea
víctima de un ambiente familiar disfuncional es proclive a desarrollar tempranamente diversos
trastornos de la conducta.
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Atendiendo a los antecedentes familiares de los adolescentes no se observó una diferencia
significativa entre mujeres y hombres. Los adolescentes conviven generalmente con sus
progenitores en una familia nuclear. El aspecto mencionado no constituye una determinante
para una conducta correcta, sino que dependerá del adecuado funcionamiento del núcleo
familiar, la convivencia armónica de sus miembros y la ausencia de actitudes violentes de los
padres hacia sus hijos.
La repercusión del trastorno de la conducta se debe a cuestiones de carácter multifactorial y se
manifiesta a través de: violación los derechos de otros, el irrespeto hacia sus padres, profesores
y compañeros; las agresiones verbales y físicas a sus compañeros y personas de su entono
social, e incumplimiento de las normas y reglas de disciplinas en el contexto educativo y social
en el que conviven. Estas conductas generan malestar y afectan el desempeño del adolescente
en sus esferas de actuación.
A la luz del análisis de los resultados de la investigación, es indispensable la implicación de
toda la comunidad educativa en la articulación de acciones que permitan a los adolescentes
desarrollar una conducta social que lo va a conducir a su propio autocontrol y a la autodirección
en su proyecto de vida.
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Autor
Contribución
1
Ludys Vera Sánchez
2
Alba Alay Giler
1
Concepción y diseño, investigación; metodología,
redacción y revisión del artículo.
2
Investigación; análisis e interpretación
Citación/como citar este artículo: Vera, L. y Alay, A. (2021). El maltrato en la familia como
factor de riesgo de conducta antisocial en adolescentes. ReHuSo, 6(1), 21-29. DOI:
10.5281/zenodo.5512717