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ReHuSo: Revista de Ciencias Humanísticas y Sociales
e-ISSN 2550-6587
https://revistas.utm.edu.ec/index.php/Rehuso/index
Vol. 6 Núm. 3 (52-67): Septiembre - Diciembre 2021
rehuso@utm.edu.ec
Universidad Técnica de Manabí
DOI: 10.5281/zenodo.5512948
diferencias en inteligencia, estilo de aprendizaje, potencialidades y limitaciones. Entre las
estrategias podemos citar las siguientes: aprendizaje cooperativo, tutoría entre iguales,
actividades manuales, aprendizaje fuera de la clase y el uso de tecnología instructiva. Adicional
a ello también debe consolidarse una legislación y normativa jurídica que, además de constar
en el papel, sea realmente puesta en práctica.
Un aspecto clave de la inclusión es conseguir la plena participación de todas las personas en
las diferentes esferas de la vida humana. Actualmente, existe cierto consenso respecto a que la
exclusión va más allá de la pobreza, ya que tiene que ver con la dificultad de desarrollarse
como persona, la falta de un proyecto de vida, la ausencia de participación en la sociedad y de
acceso a sistemas de protección y de bienestar. Según Blanco (2016), una mayor inclusión
social pasa necesariamente, aunque no únicamente, por asegurar la plena participación en la
educación, para lo cual los niños y niñas no deben ser objeto de ningún tipo de discriminación
por razones de origen social, étnico, religioso u otros.
En este contexto, Arnaiz (2019) señala que la educación contemporánea debe hacer énfasis en
criterios como el de la integración. Al respecto añade que la integración escolar se plantea
ofrecer, en un mismo marco educativo, una serie de servicios a todos los alumnos sobre la base
de sus necesidades de aprendizaje. No pretende la eliminación de la Educación Especial, sino
evitar la identificación de ésta con los centros especiales de educación, “defendiendo la
atención a las características y necesidades de cada alumno de forma individualizada,
adaptando los programas, los métodos y los recursos en cada caso concreto en el marco de la
educación regular” (p. 23).
Sobre este aspecto, Juárez y Comboni (2016) sostienen que educar para la inclusión requiere
identificar características, posibilidades y obstáculos, tanto de las personas, grupo social en
general y de sus ámbitos. Es decir, el profesional de la educación, requiere reconstruir los
ambientes naturales, y con su intervención, transformarlos en ambientes de aprendizaje que
permitan una educación inclusiva. "Los retos a enfrentar en el mediano y largo plazos consisten
en superar la concepción de la escuela de integración para transitar a la escuela inclusiva" (p.
59). La inclusión educativa es el grado en que una comunidad o una escuela acepta a todos
como miembros de pleno derecho del grupo y les valora por su contribución, enfatizando así
el derecho que toda persona tiene a participar en la sociedad.
Conclusiones
La educación inclusiva parte del supuesto básico de que hay que modificar el sistema escolar
de tal forma que su diseño responda a las necesidades de todos los sujetos que aprenden y que
no tengan estos que adaptarse a él e integrarse. No se trata únicamente que la educación llegue
a todos, sino que esta responda a las características de la población a la va dirigida. La
materialización en la escuela regular de la inclusión de los niños con necesidades educativas
especiales, exige de preparación continua de los docentes para la atención educativa para
accionar desde las perspectivas que propone la educación inclusiva y así los dota de las
herramientas teóricas y metodológicas esenciales para su labor de atención diferenciada.
Los procesos de inclusión tienen que entenderse de forma multidimensional, es decir, hay que
considerar el contexto social, político, económico y cultural para diseñar, desarrollar y poner
en práctica la educación inclusiva, que trasciende la propia dimensión educativa. En gran
medida, la práctica de la educación inclusiva está supeditada al contexto en el que se
desenvuelve. Por ello, la legislación vigente analizada es fundamental para concretar la