melódicos del bajo electrónico tuvieron un carácter sincopado tal como se puede evidenciar en
los composiciones como: Vida (1978), Perdón amor (1978) del Grupo Celeste; Ven mi amor
(1977), Soy provinciano (1978), Ese amargo amor (1979) y La paz y la dicha (1979) de
Chacalón y La Nueva Crema (Alvarado, 2014).
En cuanto al teclado y/o sintetizador electrónico, las agrupaciones representativas como: el
Grupo Celeste, el Súper Grupo, La Mermelada, Chacal y sus Estrellas, Chacalón y La Nueva
Crema, el Grupo Melodía, el Grupo Guinda, el Grupo Alegría, Los Shapis, el Grupo Maravilla,
Vico y su Grupo Karicia, Cielo Gris, Pintura Roja, Pascualillo Coronado y La Nueva Estrella
Azul, entre otros, promovieron su utilización con mayor frecuencia, programado como órgano
con el sonido lend analógico para emular el acompañamiento y la atmósfera que el arpa
ejecutaba en el huayno de los Andes centrales, simulando las líneas melódicas en escalas
pentatónicas mayores y menores. De esta forma, se afirmaba una mayor presencia de elementos
musicales andinos en la cumbia peruana (Tantaleán, 2016).
En papel de la guitarra puso un toque moderno y diferente a la cumbia andina peruana, ya que
se popularizó el uso de pedales como delay, el tremolo, el chorus, el wa-wa, el overdrive y el
fuzztone, estos siendo utilizados casi por todos los guitarristas de la época, ya que esta
incorporación de efectos se produjo por la presencia de expresiones musicales foráneas como
es el caso del Rock, el Disco y el Pop (Segura, 2017).
La interpretación vocal, se alejó del soneo salsero para acercarse a la música andina; la mayoría
de vocalistas de ese entonces (Lorenzo Palacios Quispe Chacalón, Alejandro Pacheco el
Cachetón Alín, Ismael Aliaga Mael, Julio Edmundo Simeón Salguerán Chapulín El Dulce,
entre otros) comenzaron adoptar la emisión vocal tensa y nasal, la melancolía y el sufrimiento
propios del huayno de los Andes centrales.
La cumbia peruana, no tiene el propósito de divertir, pero tampoco es importuna, ni mucho
menos desapacible, sino cumple con propósito de expresar el día a día de los nuevos migrantes
en la capital. En este género de la chicha, la música y la letra están ligadas estrechamente como
un todo que interpreta algo que anhelan expresar quienes los practican.
El ropaje literario de las canciones, se identifican por su sencillez y aunque es menos poética y
elaborada que la de los huaynos, mantiene su emotividad y le añada el énfasis de las referencias
al contexto social. Generalmente las canciones constan de una entrada hablada, de un cuerpo
de algunas pocas estrofas que suelen repetirse y de una fuga (Díaz, 2020).
Para analizar el contenido de la cumbia peruana, tenemos cinco rubros tal como se enfocan en
(Díaz, 2020):
De las raíces andinas
a) Campo, canción, y nostalgia
Nuestra cultura andina está profundamente ligada al campo, a la agricultura y a la tierra, un
mundo que se torna difícil para lograr reproducirlo en el contexto urbano; así pues a diferencia
de los actos festivos y la música en general, que resultan más trasmisibles, en la música chicha
o cumbia andina, se puede evidenciar que el compositor quiere exponer el respeto por la