
Diana Victoria Moreira Vera
(Koppen, 2012), al ser uno de los pocos relatos mitológicos con
final feliz y triunfo ante la adversidad.
Cuenta la leyenda que Psique, hija del rey de Anatolia, era
gratamente admirada por su belleza, a tal punto que le rendían
mayor homenaje a ella que a Afrodita; por tal razón, la diosa,
envió a su hijo Cupido para que le lanzase una flecha que la
hiciera amar al hombre más feo del mundo, como venganza. No
obstante, el joven dios, se enamoró perdidamente de ella y sin
decirle quien era, la tomó como esposa en la oscuridad de una
cueva dentro de su palacio, a la que acudía sólo al anochecer,
con la única regla de que nunca encendiera la luz y le viera la
cara, para prevenir la ira de su madre. Ante la persuasión de sus
envidiosas hermanas, Psique desobedeció a su amante, por lo cual
el joven Eros la abandonó. Afrodita, aprovechando aquello, se
vengó de Psique al punto de enviarla al Inframundo con Perséfone,
donde fue rescatada por Cupido y finalmente, con la aprobación de
Zeus, fueron aceptados en el Olimpo, con la postrera
transformación de Psique a diosa inmortal.
“En el principio, creó Dios el cielo y la tierra” (Génesis 1:1
Reina Valera Gómez). Así comienza la historia del mundo, de
acuerdo con las religiones abrahámicas y quizá, desde aquel
momento, queda marcada, una de las más recordadas y, hasta el día
de hoy, más fuertes, manifestación de amor: un ser omnipotente,
omnisapiente, omnisciente, decide que no quiere estar solo y que,
a su imagen y semejanza, se dedica a crear seres que lo acompañen
en su eternidad y sean felices en su obediencia.
La Biblia contiene diversas manifestaciones de amor, desde el
romántico como contemplamos con Jacob hasta el sublime y
altruista, revolucionario que hallamos con Jesús, “Ámense los
unos a los otros como yo los amé” (Juan 13: 34 Palabra de Dios
para todos).
Cuando Jacob, hijo de Isaac, fue a Harán, huyendo de su hermano
Esaú, a quien había robado su bendición de primogénito, terminó
por enamorarse de Raquel, su prima “Cuando Jacob vio a Raquel, se
acercó y removió la piedra de la boca del pozo y dio de beber al
rebaño, luego besó a Raquel y, sin más, se echó a llorar.”
(Génesis 29:10,11 Reina Valera Contemporánea)
Por quien, a cambio, serviría a Labán, su tío, “Jacob se enamoró
de Raquel y dijo: Por Raquel, tu hija menor, yo te serviré siete
años” (Génesis 29:18 Reina Valera Contemporánea) lo cual hizo con
placer y sin queja “Así fue como Jacob trabajó siete años por
Raquel; pero la parecieron unos cuantos días, porque la amaba.”
(Génesis 29:20 Reina Valera Contemporánea)
© Facultad de Ciencias Humanísticas y Sociales. Universidad Técnica de Manabí. Portoviejo, Ecuador.
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