Justine Olvera, Emma Triviño, Cecilia Bastidas. Tecnoestrés y satisfacción laboral en colaboradores de una empresa de
alimentos durante la pandemia por COVID-19
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Introducción
El mundo organizacional y laboral ha tenido que enfrentarse a un escenario impredecible y de
vertiginosos cambios para adaptarse al entorno digital, cuestión que se ha acrecentado en las
condiciones de la pandemia por COVID-19. Según Maturama (2003) “el organismo es un
sistema determinado por sus configuraciones y, por lo tanto, en la interacción del organismo
con el entorno, es el organismo el que determina cuál es la configuración del medio que gatilla
en él un cambio configuracional” (como se citó en Ortiz, 2015), es decir, las organizaciones
tienen como característica ser autopoiéticas, pues tienen la capacidad de coevolucionar con su
medio ambiente con el fin de adaptarse al mismo. En consecuencia, esto ha llevado a que
muchas empresas a través de los años implementen nuevas modalidades de trabajo. Al respecto
se considera que:
El uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) ha tenido un impacto en
todos los aspectos de la vida para los seres humanos, que van desde la manera de comunicarse,
organizarse, producir, convivir, informarse y hacer más confortable las actividades que
realizan, lo cual se ha facilitado gracias al uso del internet, los teléfonos móviles y las
computadoras personales (Bosamia, 2013)
.
La inclusión de las nuevas tecnologías ha traído cambios en las formas de hacer las actividades
cotidianas, se han cambiado los hábitos y la organización del trabajo, generando nuevas vías
de producir y, por lo tanto, creando una serie de riesgos emergentes tanto ergonómicos como
psicosociales, Cuervo Carabel (2017). El uso de la tecnología ha proporcionado una serie de
ventajas a los trabajadores y a las organizaciones, en cuanto al nivel de eficiencia en los
procesos, innovándolos, reduciendo sus costes, agilizando las estrategias.
Otro aspecto a considerar respecto a los cambios estructurales del mundo laboral y
organizacional es propiamente la naturaleza misma de la actividad laboral y sus efectos en la
subjetividad, dado que “es un factor de relevancia para la salud física y mental de las personas,
afectándolas tanto de forma positiva como negativa, dependiendo de la importancia y las
estrategias que se desarrollen al respecto” (Ortega, 2020). Por un lado, el trabajo puede ser un
factor que genere bienestar y buena salud, pero también puede ser causante de enfermedades y
afectaciones tanto físicas como mentales. El uso excesivo de las tecnologías de la información
y la comunicación (TIC) puede ocasionar efectos negativos o una mala adaptación por parte
del individuo o quien las maneja. “La Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo
(European Agency for Safety and Health at Work, EU-OSHA), en uno de sus últimos informes
identifica dentro de los principales riesgos nuevos y emergentes (New and Emerging Riscks,
NER), los asociados al creciente uso de las TIC” Cuervo Carabel (2017).
Como parte de los riesgos psicosociales vinculados a la actividad laboral y específicamente al
uso de las TIC se encuentra el estrés. Se ha considerado una problemática con bastante demanda
debido a los efectos negativos que causa en el trabajador. Al momento de hablar del estrés,
muchos lo relacionan con un trastorno de la salud; sin embargo, este es una respuesta a un daño
físico y emocional, es decir que, nace como respuesta ante un estímulo y, por otra parte, es una
forma de afrontar y adaptarse a las situaciones que se presenten. La Organización Internacional
del Trabajo (OIT) propone que el estrés:
Es la respuesta física y emocional a un daño causado por un desequilibrio entre las exigencias
percibidas y los recursos y capacidades percibidos de un individuo para hacer frente a esas