Jacqueline Coromoto Guillén de Romero. El Trabajo Social y la Psicología: un binomio cooperativo en las relaciones
humanas
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Introducción
Cuando la persona está en la capacidad de seleccionar la profesión que le servirá para demostrar
sus conocimientos, habilidades, destrezas, en su futuro, es influenciada por varios factores,
entre los cuales se encuentran lo social, cultural, económico, político, las tendencias del
mercado, además, que puede estar motivada por la familia para continuar la línea de los padres,
y estudiar la misma profesión de ellos. Sin embargo, lo más sobresaliente en esto es el perfil,
el cual enmarca un conjunto de características físicas, emocionales, cognitivas y sociales, con
las cuales la persona siente satisfacción y gusto porque puede hacer un buen trabajo, de allí,
que la selección de la carrera profesional está dirigida directamente con lo que quiere ser y
hacer en el futuro, el tipo de trabajo que deberá ejecutar, entre otras aristas.
En este sentido, el perfil personal identifica las características y rasgos intrínsecos de un
individuo y le sirve para diferenciarse de otros al poseer las aptitudes y conocimientos
necesarios para desenvolverse en determinadas acciones, así como ocupar un cargo laboral. Es
este perfil, el que le ayuda a seleccionar las actividades que le gustan y en las cuales sabe va a
tener éxito, por ejemplo, si le gusta la música, tiene ritmo, sigue la melodía, controla sus
movimientos, es muy posible que esta persona elija bailar, y según su estilo, se preparará para
ser bailarín/a de música clásica, bailar jazz, tango, o flamenco y si tiene buena voz, puede que
sea cantante. De igual forma, se irán desarrollando en la medida que crece y se forma, las
habilidades para bailar o cantar, así como demostrará habilidad para actividades afines.
Igual situación, es para quienes tienen habilidades para los números, son organizados, poseen
un pensamiento abstracto, y siguen fórmulas, posiblemente puedan ser buenos ingenieros,
arquitectos, profesores de matemáticas, en fin, según esas competencias personales, podrá
formarse en un futuro y desarrollar su perfil profesional, descrito por Moreno y Marcaccio
(2014, p. 129) como “el conjunto de rasgos y capacidades que pueden estar presentes en
personas que no poseen educación formal en un campo del saber, pero sí cuentan con
competencias y con conocimientos que las habilitan a desempeñarse en una tarea”.
Por lo cual, el perfil profesional resulta del producto de una experiencia educativa, en cuanto a
las características que posee un sujeto y hace hincapié en la formación de profesionales y en el
diseño curricular, también pueden encontrarse definiciones que direccionan el foco en el tipo
de tareas que un sujeto potencialmente pueda realizar con las competencias y habilidades que
posee. En ese sentido, las instituciones formadoras, las universidades, ofrecen a su población
como mercado meta, unas carreras que se adecuan a cada persona, por lo cual, se puede escoger
la profesión según las competencias que posee la persona de manera individual, lo cual, dentro
de sus estudios, desarrollará y fortalecerá para cumplir con el trabajo, las funciones y objetivos
que cada profesión determina.
No obstante, en el área de las carreras sociales, puede suceder que existan algunas similitudes
en cuanto al perfil personal, de ingreso del estudiante, y esto genere algunas veces confusión
al no estar seguro de lo que desea estudiar, situación que puede darse en las carreras de Trabajo
Social y Psicología, porque ambas exigen que la persona tengan unas características específicas
como ser empático, buen comunicador (saber escuchar y expresarse), tener tendencia a orientar,
mediar, conciliar, intervenir para la solución de problemas individuales, grupales y
comunitarios, de allí que estas dos profesiones conformen a veces un binomio cooperativo para
trabajar las relaciones humanas, al brindarle un servicio personal y social. Por consiguiente, se
trae a colación los postulados de Fantova (2018):