Pérez Gabriela, Sánchez Moraymha, Estrada Sinuhe. Violencia psicológica y conductas autolesivas en parejas
jóvenes de Campeche, México.
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los daños ocasionados por estar en un entorno de violencia se encuentran las lesiones físicas,
la depresión, ansiedad, embarazos no planeados o prematuros, enfermedades de transmisión
sexual, entre otros (ONU, 2021).
Estas cifras representan el claro ejemplo de que el impacto que genera la violencia es una
problemática de género a nivel internacional. En México no hay muchos datos relevantes
respecto a la violencia contra los hombres, sin embargo, Fernández et al. (2016) menciona que
los últimos resultados publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)
destacan a la población de 15 a 24 años como la más vulnerable a los distintos tipos de
violencia, ya que muestra los porcentajes más altos, sobre todo la de tipo emocional (31%).
Del mismo modo, la Encuesta de Salud Reproductiva en la Adolescencia de Baja California
(ENSABARAC) encontró que el 47.6% de los hombres jóvenes reconocía haber sido víctima
de algún tipo de violencia (exceptuando la extrema) por parte de su pareja, cifra solo 6%
inferior a la revelada por las jóvenes que se encontraban en igual situación (Fernández et al.,
citado en Colegio de la Frontera Norte, 2006). Aunque la violencia de género se puede
manifestar de diversas maneras, la violencia que más se declara, según la referida encuesta, fue
la psicológica, con una incidencia de más de 70%, sobre todo hacia los varones (Fernández et
al., citado en González y Fernández, 2014).
En el estado de Campeche, según el documento de Violencia en las Relaciones de Pareja,
publicado por Inmujeres, establece que, la principal característica de la violencia de género es
que se trata de violencia ejercida por hombres hacia las mujeres ante situaciones de desigualdad
o subordinación femenina. La violencia que padecen los hombres proviene generalmente de
otros hombres; por lo que ésta no tiene una acepción de género (Casanova et al., 2010). Por
otra parte, cifras indican que 26% de las mujeres solteras padecen violencia, 35% de las casadas
o unidas son víctimas de violencia de pareja. 4 de cada 5 mujeres divorciadas vivió violencia
en su relación 30% continuó padeciendo violencia por parte de sus exparejas. Es importante
reconocer que la violencia no conoce género, y aunque las cifras indiquen una mayoría de casos
en mujeres, también hay hombres que están en situación de vulnerabilidad.
Marco Referencial
La violencia puede ser un factor desencadenante de riesgos secundarios, las conductas de riesgo
implican que el individuo esté expuesto o exponga a otros, a situaciones que lo ponen en peligro
y provocar daño a sí mismo o a los demás, afectando su integridad física, psicoemocional y/o
social (García Uribe & González Marquez, 2022). Aunque no hay muchos datos que justifiquen
la influencia entre ambas variables, con lo que respecta a las conductas autolesivas, Silva &
Van (2014) señalan que las causas por las que se ha encontrado poca información respecto a
las autolesiones no suicidas (NSSI) en América Latina son: la brecha entre académicos
profesionales, clínicos y habitantes en general; el idioma de las publicaciones y la confusión
en la terminología y tradiciones de investigación concernientes a la NSSI. Lo cual podría
justificar el hecho de que no existan muchos estudios que respalden su relación con la violencia.