
Mariscal et al., 2024
Pacientes en proceso de recuperación por consumo de sustancias psicoactivas y el apoyo familiar
50
revista.psidial@utm.edu.ec REVISTA PSIDIAL: PSICOLOGÍA Y DIÁLOGO DE SABERES
e-ISSN 2806-5972 DOI: 10.33936/psidial.v1iEspecial.6370
Vol. 3 Edición Especial (46-58)
signicativas que inuyen sobre los miembros familiares” (p. 96). Dado que los
miembros de la familia se suelen considerar como una unidad, más no como parte de
una estructura familiar, sin embargo, conocen su inuencia sobre la conducta de los
demás y que estos van a inuir sobre la suya (Minuchin & Fishman, 2004).
La familia debe de conocer y respetar los límites impuestos por el seno familiar,
debido a lo cual, si un miembro de la familia incumple con aquello, tropezará con
algún mecanismo de regulación, lo que conllevará a consecuencias del máximo valor
afectivo: culpa, angustia, aislamiento. Por lo tanto, “los miembros de cada familia
conocen lo que está permitido, de las fuerzas que se oponen a las conductas atípicas,
así como la índole y ecacia del sistema de control” (Minuchin & Fishman, 2004).
El sistema familiar cumple con algunos objetivos para un mejor funcionamiento,
como lo son: seguridad afectiva, seguridad económica, modelo sexual; rme y
vivenciado, así como modelos de comportamiento; apropiados para el contexto social
y que contengan los valores propios de la familia (Forselledo & Sbárbaro, 1994).
No obstante, la familia puede llegar a desequilibrarse debido a una cantidad de
mecanismos, puesto que es un sistema abierto que se ve inuido por el medio interno
familiar y el medio ambiental. Debido a lo cual, el nivel comunicacional es sustancial
para la regulación de la homeostasis, la instauración de reglas y límites claros, la
transmisión de valores, normas, creencias y mitos (Forselledo & Sbárbaro, 1994).
García (2002) reere “las conversaciones que fomentan la reexión permiten la
formación y claricación de valores”. De tal modo, es fundamental que la familia
abarque el tema del consumo de sustancias psicoactivas, puesto que ayudará al
individuo a tener un conocimiento claro acerca de la problemática y, por ende,
reexionar respecto a ello (García, 2002).
Se encontró en muchos estudios que varias formas de comportamientos adictivos y
consumo de sustancias son mayores entre las familias con miembros que consumen
sustancias. El papel de la familia en esto se puede evaluar desde muchas perspectivas.
En primer lugar, el papel de la genética propuesto por el modelo biológico de la
adicción puede ser importante, la misma vulnerabilidad genética de los individuos
puede causar un aumento en la tasa de iniciación de sustancias entre los miembros. Y,
por otro lado, está el modelo de herencia multifactorial, que hace referencia a todos
aquellos factores que no son estrictamente heredables, incluyendo posibles factores
biológicos prenatales o postnatales, así como todas las experiencias psicosociales
desde las primeras etapas del desarrollo (Ibáñez, 2008).
La familia juega un papel complejo en la recuperación de la adicción en forma de
valores, sentimientos y emociones, como parte de un sistema de desarrollo y cambio
continuo, adaptación y transformación bajo la presión del entorno en el que se
desarrollan las relaciones. En la familia, esto se considera una intervención legítima