
Montes et al., 2024
Terapia racional emotivo-conductual en sintomatología de ansiedad no clínica: diferenciación por sexo
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REVISTA PSIDIAL: PSICOLOGÍA Y DIÁLOGO DE SABERES
e-ISSN 2806-5972
DOI: 10.33936/psidial.v1iEspecial.6378
Vol. 3 Edición Especial (58-73)
Introducción
Para contextualizar, el término ansiedad proviene del latín anxietas, que signica
estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo (Real Academia Española,
2014). Dicha denición se solapa con el término angustia, con el cual comparte su
raíz etimológica (Pichot, 1999). Según estudios de revisión (Ansorena et al., 1983;
Cattell, 1983; González, 1993), tal imprecisión terminológica se originó a partir de la
traducción del vocablo alemán angst, incorporado por Freud en 1894.
Para un mejor entendimiento, es necesario diferenciar los términos ansiedad y miedo;
en la literatura podemos encontrar que históricamente, se han utilizado tres criterios
para hacer este contraste. El primero alude a la presencia o ausencia de un estímulo
concreto, caracterizándose al miedo por la presencia de un objeto real amenazante,
y a la ansiedad por la anticipación del peligro en ausencia de este. El segundo
criterio se basa en el predominio sintomático, atribuyéndole al miedo síntomas
motores de lucha o huida, y a la ansiedad, síntomas de paralización y sentimiento de
incapacidad (Ansorena et al., Cobo & Romero, 1983; Cattell, 1983; González, 1993).
El tercer criterio y en donde encontramos parte importante de la diferenciación es la
proporcionalidad entre el estímulo y la respuesta, el miedo sería una reacción adecuada
a la magnitud del peligro, mientras que en la ansiedad resultaría desproporcionada a
este (Kielholz, 1987).
Respecto a las diferencias de sexo que pueden cambiar la respuesta frente a las
esferas emocionales se sugieren en algunas investigaciones la comorbilidad previa,
la predisposición genética, los rasgos de la personalidad, las hormonas sexuales,
la reactividad endocrina frente al estrés, los sistemas de neurotransmisión y los
determinantes neuropsicológicos (Grant & Weissman, 2009).
Las investigaciones existentes también conrman las diferencias de género en materia
de salud mental. Por ejemplo, Smith, D. T., & Mouzon, D. M. (2018). Las mujeres
tienen predominantemente síntomas internalizantes, a menudo debido a depresión y
ansiedad, mientras que los hombres tienden a experimentar síntomas externalizantes
(es decir, violencia o abuso de sustancias) (p. 78). Además, las mujeres buscan apoyo
emocional para afrontar el estrés más que los hombres (Kelly, M. M., & Tyrka, A. R.,
2018, p. 89). En cuanto a las diferencias de género en relación con la salud mental
durante la pandemia de COVID-19, se encontraron pocos informes, ya que el período
es demasiado limitado para acumular evidencia adecuada.
La terapia racional emotivo-conductual (TREC), se dene como un sistema de terapia
que ayuda a las personas a vivir mejor, a través del cual, puede minimizar sus problemas
emocionales y sus conductas desadaptadas, lo que le permite autorrealizarse para
tener una vida más plena y feliz. (Ellis y Bernard, 1990) La losofía descrita por Ellis
(1955) fue publicada inicialmente bajo el nombre de terapia racional (Ellis, 1958), sin
embargo, ha ido evolucionando a través de los años, convirtiéndose posteriormente
en terapia racional emotiva (TRE), hasta nuestros días en que se le conoce con el
nombre de terapia racional emotivo- conductual (TREC). (Ellis y Bernard, 1994).
Así podemos indicar que se enfoca en identicar y cambiar patrones de pensamiento
irracionales que pueden causar emociones negativas y comportamientos disfuncionales.