
e-ISSN 2806-5972
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REVISTA PSIDIAL: PSICOLOGÍA Y DIÁLOGO DE SABERES
DOI: 10.33936/psidial.v3i2.6663Vol. 3 Núm. 2 (157-172) julio - diciembre de 2024
En la misma línea, buena parte de la muestra seleccionada pertenecía a estratos
socioeconómicos 1 y 2, lo cual es coherente con estudios previos en los que se ha
reconocido que la depresión está asociada a la situación socioeconómica que afrontan
las personas y por ello consideran que es un factor relevante en la comprensión de
la salud mental en la población (CEPAL, 2022; DANE, 2021; Instituto Nacional de
Salud Pública de México, 2023). Incluso se reconoce la depresión como una pandemia
silenciosa, debido a que es un trastorno que implica síntomas más reportados (Méndez,
2021).
Cabe anotar que respecto al funcionamiento familiar al parecer ambos sexos cuentan
con un nivel medio de apoyo de los suyos, condición previamente reconocida como
un factor protector en los casos en los que la persona expresa su emoción y solicita
ayuda. En la misma línea Guerrero-Muñoz et al. (2021), Reyes-Rojas et al. (2023)
y Vélez (2016) arman que, en gran parte, la relación familiar es la principal fuente
de apoyo social, considerada positiva. Tal como evidencian Bjørndal et al. (2023) la
percepción de soporte social en las relaciones sociales se asocia con menores niveles
de depresión, mientras que el aislamiento social se asocia con depresión.
Una vez comparadas las medias estadísticas obtenidas en hombres y mujeres en aspectos
psicológicos como depresión, riesgo suicida y funcionamiento familiar, fue posible
evidenciar un alto riesgo suicida en general, que cada vez se relaciona menos con el
sexo (Cáceres-González et al., 2023). En aspectos como el funcionamiento familiar
y las dimensiones de riesgo suicida como sentimiento de inutilidad, desesperanza y
factores sociales, no se encontraron diferencias estadísticamente signicativas entre
hombres y mujeres; estos resultados denotan el reporte típico de síntomas asociados a
la aparición de ideas de muerte que tienden a mantenerse a lo largo del tiempo (OMS,
2022), y constituyen un evento sanitario que aumenta anualmente, condición que ya
la han reconocido autores como Álvarez-Callejas y Guerra-López (2020) y Urdiales
Claros y Sánchez Álvarez (2021).
En oposición, se encontraron diferencias estadísticamente signicativas entre hombres
y mujeres en depresión e ideación suicida, siendo la media estadística de depresión más
alta en mujeres y, por el contrario, la ideación suicida mayor en hombres. Cabe anotar
que depresión y suicidio son dos problemas que clásicamente han sido asociados en
estudios como los realizados por Lovero et al. (2023), Mayo Clinic (2023) y Olie et
al. (2019), entre otros, en los que se reconoce un mayor riesgo suicida en hombres que
en mujeres, así como una relación estrecha entre depresión y suicidio; es decir, que,
aunque al parecer hay menos hombres deprimidos, son ellos quienes presentan mayor
riesgo suicida y ejecutan de forma efectiva la acción de quitarse la vida (Instituto
Nacional de Salud, 2022; Londoño et al., 2017; Ministerio de Salud y Protección
Social, 2018; Rueda, 2018).