la correlación de fuerza fue notoria y aunque las fuerzas gubernamentales lograron ciertos avances,
el 22 de agosto los rebeldes entraron a Trípoli y ocuparon el Palacio de Gobierno (El País, 2011).
Otros países que participaron en esta coalición internacional fueron España, Italia Canadá,
Dinamarca, Bélgica, Noruega, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Turquía (Añaños, 2013). La
actuación de Qatar, tanto en el ámbito diplomático como en la acción directa, fue decisiva para
lograr el desenlace. Igualmente, estos y otros países lograron darle mayor fortaleza al CNT al
aceptar su reconocimiento. Con Francia, a la cabeza, la siguió Qatar, China, Rusia y finalmente
organismos internacionales como la ONU y la Unión Africana.
El gobierno de Gadafi fue acusado de incurrir en violaciones serias y sistemáticas de los
Derechos Humanos, motivo por el cual la narrativa de la intervención quedó ampliamente
justificada. Según la Resolución 1970 (2011), aprobada por el Consejo de Seguridad en su 6491a
sesión, celebrada el 26 de febrero de 2011, este ente expresa la grave preocupación por la situación
en la Jamahiriya Árabe Libia, condenando la violencia y el empleo de la fuerza contra civiles,
deplorando la grave y sistemática violación de los Derechos Humanos, incluida la represión de
manifestantes pacíficos; expresando así su profunda preocupación por la muerte de civiles, al
tiempo que rechazó la incitación a la hostilidad y la violencia contra la población civil formulada
desde el Gobierno libio (Consejo de Seguridad de la ONU, 2011).
En suma, la convergencia de todos estos elementos dio paso a la caída de Gadafi el 21 de octubre
de 2011, quien interceptado y emboscado fue capturado y ejecutado. De esta forma, las fuerzas de
la OTAN habían cumplido sus funciones, y el conflicto de Libia desapareció para dar paso a la
“transición”. No obstante, las agendas internacionales siguen esperando por una mayor estabilidad
en el país, ya que, a casi una década de aquellos hechos, la intervención política y militar extranjera
en Libia no ha dado los frutos que se esperaban.
En todo caso, la crisis de Libia evidenció el alcance de las organizaciones internacionales como
la Liga Árabe, la Organización para la Conferencia Islámica y la Unión Africana. Su actuación
precipitada y condenatoria facilitó la entrada de Occidente al norte de África, lo que puso en
entredicho la seguridad colectiva regional en sus objetivos por alcanzar una mayor unidad entre
los países africanos y defender su integridad territorial y su soberanía.
4. La intervención política y militar extranjera en Libia
Durante el siglo XX, la promoción del sistema democrático, entendido como un sistema de
gobierno que se basa en la concepción liberal occidental aparejada de la economía de libre
mercado, se presentó como modelo para el resto del mundo. Pero fue al cierre de la Guerra Fría,
cuando la democracia liberal se impuso como política a escala global; tanto a nivel discursivo
como pragmático. Así, la democratización fue ocupando de manera definitiva un lugar
preponderante en los organismos internacionales. Por ende, su contraparte: los regímenes no
democráticos, han tenido que hacer frente a un derecho internacional que reclama de los actores y
líderes mundiales mayor responsabilidad a la hora de dirigir a sus pueblos.