Gonzales Robin. Entre Política y Justicia:
Lawfare y la Preservación del Principio de Presunción de Inocencia en el Perú
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sea de manera intencional o no, en la desmoralización, criminalización e incluso eliminación
de opositores políticos. Además, genera preocupación el papel de las embajadas
estadounidenses, que llevan a cabo acciones encubiertas que violan la legislación vigente y
tienen un impacto significativo en la política local.
Casado y Sánchez (2020) destacan que tanto el Estado como los propietarios de los
medios de comunicación predominantes tienen la capacidad de construir discursos que
influyen en la opinión pública y establecen los límites entre lo legal e ilegal. Son ellos
quienes determinan quiénes son considerados los "buenos" y los "malos" en esta narrativa,
lo que implica la facultad de moldear la opinión pública y afectar la percepción de la sociedad
sobre ciertos actores y eventos.
Si bien los medios de comunicación tienen el derecho a la libertad de expresión para
informar sobre eventos noticiosos, las personas también cuentan con derechos relacionados
con su vida privada, familiar, domicilio, correspondencia y reputación. Estos derechos están
respaldados por instrumentos internacionales de derechos humanos, como tratados y
declaraciones reconocidas a nivel global (Bravo-Zamora, 2022). Resulta crucial que la
Relatoría Especial para la Libertad de Expresión reconozca que, aunque los tribunales y los
procesos judiciales deben ser transparentes y divulgar información, en ciertos casos se puede
justificar restringir la información cuando existe un riesgo significativo para la imparcialidad
o la presunción de inocencia.
En un informe del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG),
Vollenweider y Romano (2017) identifican tres dinámicas y el actor clave que se coadyuvan
en la construcción del fenómeno en estudio. La primera dinámica, denominada "timing
político", implica que los casos judiciales, utilizados como herramientas estratégicas, se
divulgan en momentos estratégicos y de alto costo político para las personas o grupos objeto
de desprestigio. El propósito de esto es desacreditarlos y debilitarlos en el ámbito político.
La segunda dinámica se relaciona con la reorganización del sistema judicial, donde
las élites en el poder colocando a individuos afines en posiciones clave dentro del sistema
judicial. Estos "especialistas" incluyen abogados, jueces y fiscales vinculados al poder
vigente, utilizados para atacar al adversario político y evitar situaciones adversas. La tercera
dinámica se refiere al uso de un doble rasero en la aplicación de la ley. A pesar de la
existencia de varios casos de corrupción, se seleccionan estratégicamente aquellos que se
ajustan a los intereses del poder, mientras que otros son ignorados o minimizados, creando
una percepción de parcialidad y selectividad en el ejercicio de la justicia.
Un actor central en este contexto es el rol desempeñado por los medios de
comunicación hegemónicos. Estos medios actúan como una forma de "periodismo de
guerra", influyendo de manera general en las dinámicas mencionadas anteriormente. Su
participación se da a través de la manipulación de la opinión pública al resaltar ciertos casos
y ocultar otros, contribuyendo al mismo tiempo a la construcción de un consenso en torno a
ciertas narrativas y actores políticos.
En relación con los casos emblemáticos, Wagner (2020) admite que en América
Latina, el lawfare se manifiesta a través de la construcción y validación de casos bajo el
pretexto de combatir la corrupción. Ejemplos notables incluyen a líderes políticos como
Cristina Fernández de Kirchner, Lula da Silva, Dilma Rousseff y Rafael Correa, quienes han
sido objeto de procesos judiciales cuestionados por su presunta instrumentalización con
multas políticas, utilizando el discurso anticorrupción como justificación.