Nullius: Revista de pensamiento crítico en el ámbito del Derecho
e-ISSN 2737-6125
Publicación semestral. Edición continua. Año 2021, Vol. 2, No 1. pp. 15-27. (enero-junio, 2021).
En las revoluciones Alfarista y Juliana las becas no fueron una estrategia de acceso e inclusión
relevantes, de la Juliana no hay ningún dato al respecto. Es en la Revolución Ciudadana en la que se
hizo una inédita inversión en becas para educación, ciencia, investigación y tecnología, promoviendo
una
sociedad

generadora

de

conocimiento

para

superar

las

brechas

de

pobreza.

Se

incorporó

un
sistema de becas de formación en el exterior, se otorgó más de 20.000. Sin embargo, la inversión más
representativa en cuanto a inclusión social ha sido en becas nacionales orientadas a la inclusión y
equidad
social

de

grupos

prioritarios,

histórica

e

injustamente

excluidos.

Se

pasó

de

237

becas
internacionales entre 1995 y 2006 a 15,703 en 2015 (Restrepo et al., 2017).
Como
parte

de

un

programa

de

becas

para

estudiar

en

universidades

del

país,

las

carreras

de
educación
fueron

concebidas

como áreas

de

interés

público,

y

quienes

optaran

por

estas

carreras
fueron becados. Esto fue determinante para pudieran dedicarse a estudiar a tiempo completo y de
forma
presencial.

Lamentablemente,

desde

2018

empezó

el

desmantelamiento

de

la

educación
pública, que ha terminado con la eliminación de las becas para estudiar docencia. Las becas hicieron
posible la equidad en acceso y retención de estudiantes en el sistema educativo (Tur y Valdiviezo,
2017).
El

programa

de

becas

de

la

Revolución

Ciudadana

es,

por

mucho,

una

de

las

mayores
inversiones en la historia de la educación de Ecuador.
Las
becas

nacionales

orientadas

a

sectores

estratégicos

fueron

determinantes

para

construir
proyectos trascendentales de educación superior, como las cuatro universidades en áreas estratégicas:
1) Universidad Nacional de Educación – UNAE, 2) Universidad de las Artes – UARTES, 3) Yachay
y 4) Universidad Regional Amazónica – IKIAM. Fueron pensadas para transformar la universidad
ecuatoriana fortaleciendo la educación, ciencia
y tecnología del país, para desarrollar y potenciar
competencias
y capacidades para la investigación científica orientada a superar las estructuras de
desigualdad. Estos proyectos se orientan al fin de alcanzar la transformación de la universidad para
transformar la sociedad (Ramírez, 2012).
En
la

tarea

de

transformación

de

la

universidad

ecuatoriana,

el

pensamiento,

obra

y

acciones
específicas
de

Elizabeth

Larrea

han

sido

de

trascendental

importancia.

Como

colaboradora

en

la
SENESCYT
y

el

CES

contribuyó

con

importantes

cambios

en

la

política

educativa

pública,

lo
curricular, los modelos educativos, los aprendizajes, la investigación y organización académica, en
general. Larrea creía en la necesidad de un pacto educativo para aportar desde la educación superior
a la construcción de la cohesión social y la democracia (SENESCYT, 2020).
Pese a que la gratuidad de la educación se ha mantenido en las constituciones posteriores a la de
1897, en 2007 las familias tenían que hacer contribuciones “voluntarias” de 25 dólares (Ministerio de
Educación, 2020) por cada estudiante de educación básica o bachillerato, que en realidad, no eran
voluntarias,
si

no

se

las

hacía

los

estudiantes

no

podían

matricular.

A

esto

se

sumaban

otras
contribuciones económicas del mismo tipo durante el año lectivo para el pago de servicios básicos y
salarios de profesores contratados, que en ese entonces eran la mayoría de los docentes del sistema
educativo. A estos costos se sumaban los de los libros de texto y uniformes.
En
el

gobierno

de

la

Revolución

Ciudadana

se

eliminaron

los

aportes

“voluntarios”,

la
contratación
de

docentes

fue

asumida

por

el

Ministerio

de

Educación,

los

textos

de

las

áreas
curriculares
básicas

se

entregaban

de

forma

gratuita

a

todos

los

estudiantes.

En

sectores

rurales
también se entregaban uniformes gratuitos. Además, se proveyó de desayuno escolar para combatir
la desnutrición de niñas y niños.
En el marco del Plan Decenal de Educación, el Presidente Correa declaró en 2007 el estado de
emergencia
del

sector

educativo,

lo

que

permitió

destinar

los

recursos

necesarios

y

de

forma
inmediata para atender necesidades de infraestructura escolar (Ministerio de Educación, 2020). La
construcción
de

Unidades

Educativas

del

Milenio

(UEM)

fue

una

estrategia

de

ampliación

de

la
cobertura y calidad de la educación con el propósito de “erradicar el déficit de cobertura educativa
del sistema nacional de educación fiscal” (Ministerio de Educación, 2020, p. 5). Están ubicadas en
los sectores más pobres del país, donde la brecha de acceso era más aguda, cuentan con infraestructura
de vanguardia educativa (Ministerio de Educación, 2020). La construcción de las UEM empezó en
2008 y para el año 2015 se contó con 97 en funcionamiento y 38 en construcción (Ministerio de