Nullius: Revista de pensamiento crítico en el ámbito del Derecho
e-ISSN 2737-6125
Gladys Portilla, Josue Cale & Denisse Dután
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Educación, 2015). Pero, pese a todas las UEM en funcionamiento y en construcción, para el año 2018
las UEM cubren apenas al 3,6% de la población estudiantil del sistema público (García, 2018).
4.2.
Calidad
La
condición el acceso. Si la educación no es de calidad el acceso no es suficiente para garantizar el
derecho a la educación. Muchos se quedan al margen a pesar de haber accedido y estar dentro del
sistema
aprovechamiento y disfrute del pleno del derecho a la educación.
En
explícita. Sin embargo, el sentido de calidad educativa puede ser deducido de elementos clave de su
política educativa. Entre las atribuciones y deberes del poder ejecutivo estaban el “Supervigilar el
ramo
sosteniendo lo establecido en la primera Constitución Alfarista, se prevé “Decretar leyes generales
de enseñanza para los establecimientos de educación e instrucción pública; Promover y fomentar el
progreso
establecer en la República” (Asamblea Nacional, 1906, p. 12). De la relación entre estrategias, metas
de la política educativa pública y el valor y cuidado de la misma, desde el Estado, se puede hacer una
lectura de lo que se espera de la educación. De lo que se puede concluir que la educación deseada era
aquella capaz de responder a necesidades de la sociedad liberal.
En la Revolución Juliana, la conciencia social de las maestras y maestros normalistas, uno de los
principales legados del liberalismo, fue un elemento clave para su participación en las luchas políticas
que
mujeres y los niños se visibilizan en lo público como sujetos sociales. “La necesidad de prepararse
para la maternidad adquiriendo conocimiento biológicos, éticos y económicos, se convirtió en un
imperativo que colocaba al hogar en manos de la escuela (Goetschel, 2007, p. 116). La educación de
las mujeres incluía la puericultura.
Este rol social de la escuela implicó una gran inversión en el
incremento del número de escuelas y de estudiantes. Se incursionó en tendencias pedagógicas de
avanzada como la educación activa (Goetschel, 2007), a fin de responder a los desafíos del rol social
de la educación en el desarrollo de una sociedad más justa. En la política educativa de la Revolución
Juliana tampoco es explicita la concepción de calidad. Entonces, la concepción implícita de calidad
está vinculada a fines sociales, que involucran la productividad, como estrategia para la construcción
de sociedades más justas.
En
garantizará su desarrollo holístico, en el marco del respeto a los derechos humanos, al medio ambiente
sustentable y a la democracia; será participativa, obligatoria, intercultural, democrática, incluyente y
diversa, de calidad y calidez” (Asamblea Constituyente, 2008, p. 16). La concepción de calidad está
vinculada a la dimensión humana de la educación en un marco ético de derechos e integralidad del
ser humano como condición para el Buen Vivir. Para alcanzar una educación con ese nivel de desafío
se emprende reformas y trasformaciones, que van desde lo curricular hasta la formación docente.
Como parte de un proceso de reforma curricular emprendida desde 2009 se construyen estándares
de
representación de un ideal de sociedad, y en tal sentido el propósito principal de la educación, “no se
trata de un concepto neutro, sino que tiene una fuerte carga social, económica, cultural y política”
(Ministerio de Educación, 2012, p. 5). En la Constitución se establece la creación de la institución
dedicada a la evaluación de la calidad, y en 2012 se crea el Instituto Nacional de Evaluación Educativa
(INEVAL), cuya principal tarea será la de evaluación del Sistema Nacional de Educación del país.
En los rankings de calidad de la educación se reconoce las mejoras alcanzadas, entre 2006 y 2016
(Restrepo,