
Jessica Tatiana Mendoza Briones, Yudith Pupo Pupo
7
DOI: 10.33936/cognosis.
e-ISNN 2588-0578 Vol. 9, Núm. 4 (370-381): Octubre - Diciembre, 2024
Importancia de las habilidades ortográficas en el proceso de enseñanza-aprendizaje
asociadas a la arbitrariedad del sistema ortográco, el aprendizaje racional trata de compensar esta arbitrariedad
centrándose en las regularidades morfológicas y los paréntesis semánticos que el sistema ortográco acompaña
o revela.
La incorporación de otros campos como la lingüística, la sociolingüística, la pragmática, el análisis del
discurso, etc. está abriendo nuevas perspectivas en el estudio de la gramática y la ortografía al aportarnos
datos de estudios cientícos sobre la importancia de las teorías del aprendizaje, las teorías del aprendizaje, y al
darnos pautas sobre hilos metodológicos que nos ayudan en el proceso de enseñanza (Cassany, 1990).
La mayoría de los autores y manuales de instrucción comparten un enfoque convencional de la enseñanza de
la ortografía, y algunos creen que este enfoque es al que más se exponen los alumnos. Este enfoque se basa
en la transmisión verbal de reglas, la corrección-sanción de errores, las repeticiones, la automatización de la
escritura y la práctica mediante ejercicios fono técnicos utilizando un libro de texto y, en ciertos casos, hojas
de trabajo o de prácticas que apoyan la automatización (Fis-Díaz & González-Domínguez, 2015).
Es por esta razón que la repetición de actividades aisladas y descontextualizadas del entorno inmediato del
alumno no ha conducido a una adquisición signicativa de la gramática o la ortografía; al contrario, con
frecuencia resulta en desánimo y falta de interés por parte del alumno. Los ejercicios repetitivos y monolíticos
que implican actividades de identicación sin ninguna reexión o aplicación sobre cómo utilizar la lengua
suelen provocar el abandono y la falta de interés del alumno (Navas-Pérez, 2016).
El estudio de otros aspectos que ayudan a mejorar la escritura de los alumnos es una de las tendencias actuales,
que facilita el aprendizaje global de la lengua por parte de los estudiantes. Conocer las normas de la lengua
no garantiza una producción ecaz a la hora de elaborar un texto. Las normas y reglas se van formando en la
mente del alumno a medida que las utiliza, las usa a menudo y las observa críticamente en sus propios escritos
o en los de otros (Mondragón et al.).
Estos modelos de enseñanza centrados en la escritura presentan la escritura como una actividad compleja y
polifacética que exige el desarrollo de varios procesos cognitivos (planicación, organización, textualización
y revisión), todos los cuales desempeñan un papel en el proceso de composición en su conjunto. Se hace
hincapié en la enseñanza de diversas estrategias cognitivas y metacognitivas destinadas a desarrollar estos
procesos, ya que es aquí donde se integran los contenidos gramaticales y ortográcos y su instrucción de
forma cohesionada y reexiva (Maqueo, 2006; Navas-Pérez, 2016).
La enseñanza correcta de la escritura a través del uso de letras y símbolos es el enfoque del componente de
ortografía del curso de español. Para ello es necesario que cada alumno desarrolle una actitud consciente hacia
la escritura, por lo que su tratamiento es uno de los principales objetivos educativos del programa fundacional
de lengua preescolar, llamado a transformar y enseñar a escribir a los niños (Valdés, 2016). Es obvio que el
tratamiento de la educación ortográca es muy útil en la preparación de los maestros de primaria porque estos
profesionales son los encargados de enseñar el código de la lectoescritura, son los encargados de presentar las
primeras líneas, son los encargados de formar actitudes, hábitos y habilidades ortográcas y son también los
encargados de iniciar el proceso escolar (Bermejo Morato & Duerto Riva, 2018).
La enseñanza de la ortografía debe centrarse en su conexión con los procesos de comprensión y producción
textual a la luz de la perspectiva cognitiva, comunicativa y sociocultural que revela la relación entre las
dimensiones semántica, práctica y pragmática del discurso. Esta enseñanza debe centrarse en el descubrimiento
de regularidades en la escritura de palabras en contexto, y debe conducir a la comprensión y construcción
de textos coherentes y estilísticamente diferenciados que puedan ser utilizados en diversas situaciones
comunicativas, en función de la intención comunicativa del autor (Mondragón et al.; Mullor, 2014).
Partimos de la convicción de que es necesario enseñar a nuestros alumnos técnicos de escritura que les permitan
elaborar un documento organizado, que respete las normas gramaticales y ortográcas y que tenga un tipo
de letra legible. El enfoque gramatical hace hincapié sobre todo en la ortografía y la sintaxis, asociando la
expresión escrita a la gramática. Se asocia con los estudios gramaticales normativos y estructuralistas y tiene
una larga historia en la educación (Alvarado, 2002; Cassany, 1990).
El enfoque funcional es comunicativo y está dirigido a la creación de trabajos prácticos. El alumno debe
aprender a utilizar los textos como herramientas de comunicación. El proceso de composición se pone de
375