
Yovany Salazar Estrada, Rita Jáimez Esteves
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DOI: 10.33936/cognosis.
e-ISNN 2588-0578 Vol. 9, Núm. 4 (421-436): Octubre - Diciembre, 2024
Migrantes ecuatorianos: problemáticas que notician las crónicas
50 dólares por hora como salario, a personas que harían la limpieza de los escombros, en el área denominada
cero: “Pero las compañías privadas les ofrecían cuatro dólares con cincuenta centavos por hora y a pesar de
esto terminaron sin pagarles” (Paredes Morales, 2014, p. 137). Es decir, que la explotación se materializó de
diversas maneras. Esto también deja en evidencia la vulnerabilidad y soledad del migrante indocumentado.
¿Ante quién denunciar de este hurto?, ¿es hurto o robo implícito? El miedo rodea al migrante sin papeles, hay
un tipo de coacción implícita por parte de quien no paga la jornada laboral. ¿Es esclavitud postmoderna? Tal
vez la respuesta ha sido dada:
La migrante no tiene la posibilidad de elección por lo que se ve obligada a aceptar trabajos crueles en
condiciones paupérrimas dado su carácter indocumentado que, además, limita sus posibilidades de denuncia
ante la neo esclavitud de la que acaba siendo protagonista” (Basáñez Barrio, 2021, p. 141).
Sin embargo, lo más preocupante no son las dicultades provenientes del trabajo, sino la permanente amenaza
del desempleo que ronda la vida de los ecuatorianos en Nueva York, sobre todo a raíz de la pandemia, siendo
los sectores de la construcción y los servicios (particularmente restaurantes, cuidado de belleza, limpieza,
entre otros) los más impactados por la pandemia pues han tenido que reducir drásticamente sus actividades,
todxs lxs entrevistadxs experimentaron la paralización parcial de labores, reducción de horas de trabajo, o la
pérdida total de su empleo (Álvarez Velasco et al., 2020, p. 42).
Este escenario es una amenaza constante y seguramente genera estrés, ansiedad frente al porvenir. Es
imprescindible contar con ingresos económicos para cubrir las necesidades básicas (v.g. abrigo y alimentación),
pero sin trabajo esto es imposible… Nace la incertidumbre que golpea sin piedad al padre, a la madre, al hijo,
etc.
Los duros trabajos de las emigrantes ecuatorianas emigrantes en España
Respecto de las actividades laborales de los emigrantes ecuatorianos en España, las investigaciones realizadas
concluyen que, aunque estos tengan títulos académicos obtenidos en las universidades del país de origen, así
como estatus legal, solo obtienen empleo en unas pocas actividades, preferentemente del sector secundario de
la economía: construcción, servicio doméstico y cuidados personales (ancianos, niños, enfermos), agricultura,
hostelería (bares, restaurantes, etc.). Estas acciones corresponden a las categorías inferiores en la escala
jerárquica de distribución de los puestos de trabajo (Palazuelos Manso y Palazuelos Diego, 2009).
Esta realidad ha variado muy poco con el paso de los años, puesto que recientes investigaciones revelan que
“las mujeres ecuatorianas en España encontraron nichos de trabajo principalmente en el cuidado de infantes y
ancianos, y en labores domésticas” (Álvarez Velasco et al., 2020, p. 58). Con respecto a los hombres “ocupan
nichos laborales esenciales, en el cuidado, por un lado, pero también como transportistas, en supermercados,
como obreros en fábricas y en la agricultura” (Álvarez Velasco et al., 2020, p. 61).
Debido a lo antes expuesto y frente a la necesidad de sobrevivencia de sí mismos y de cumplir con los familiares
que se quedaron en el Ecuador, se desempeñan en los trabajos más duros: “Al comienzo, para sostenerse y
enviar dinero a su pequeño hijo, se dedicó a limpiar casas, restaurantes, cuidar ancianos, en n, labores mal
pagadas pero fáciles de encontrar” (Chimbo Barros, 2016, p. 26). Y si desean mejorar los raquíticos ingresos
deben ingeniárselas para asumir dos y hasta tres trabajos al mismo tiempo, consecuentemente, también son
escasas sus horas de descanso. En general, padecen frío y hambre, reciben pago insuciente o lo que es peor,
esto viene acompañado de maltrato y soledad como lo evoca Chimbo Barros (2016):
Mi coterránea es huérfana y estuvo acostumbrada a trabajar desde pequeña. Por lo que cada día a las siete de la
mañana empezaba su faena limpiando y fregando platos en un restaurante hasta las cuatro de la tarde de lunes
a viernes. Luego, a las ocho de la noche iniciaba otro empleo de cinco horas (p. 28).
El sueldo devengado es la fuente de casi todas las complicaciones por varios motivos. Porque no representa
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